Con casi un mes de retraso y tras semanas de negociación con la industria y colegios de farmacéuticos, el Ministerio de Sanidad firmará mañana el proyecto piloto que permitirá a las farmacias de cinco comunidades autónomas vender la dosis exacta del antibiótico prescrito por los facultativos. La dispensación se realizará en «blisters» especiales que incluirán envases individuales, con una pastilla por lámina; de manera que los pacientes sólo comprarán en la farmacia el número de comprimidos necesarios para cumplir el tratamiento prescrito por el facultativo.
Cinco han sido los antibióticos elegidos para esta experiencia que comenzará el 10 de abril en farmacias de Ceuta y Melilla, Extremadura, Galicia, Madrid y País Vasco. Los principios activos seleccionados -amoxicilina, amoxicilina clavulánico, claritromicina, cefuroxima axetilo y ciprofloxacino- representan el 97% de los antibióticos que se consumen en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Estos antibióticos sólo se podrán adquirir con la receta de un médico del SNS. El facultativo prescribirá por genérico o DOE (Denominación Oficial Española), e indicará en la receta el número de cápsulas necesarias para cada tratamiento. Con esta receta el paciente acudirá a la farmacia concertada, donde recibirá sólo las pastillas que se necesiten para tratar su problema de salud.
Durante seis meses se probará este sistema de dispensación que busca el uso racional del antibiótico «por encima de otros intereses», según Pablo Vázquez, subsecretario de Sanidad. «El objetivo es dar un mejor servicio a los ciudadanos y concienciarles de que el tratamiento con antibióticos tiene que hacerse bajo prescripción facultativa y nunca debe abandonarse antes de tiempo. En definitiva, que el ciudadano asuma que tomarse un antibiótico es un acto serio».
Para el Ministerio de Sanidad, este programa «nace de la calle, de la exigencia de los propios ciudadanos» y tiene muchas ventajas asociadas: proporciona un valor añadido a la profesión farmacéutica, reduce el gasto farmacéutico al ajustar las dosis necesarias y favorece las recetas de medicamentos genéricos, más económicos que las marcas comerciales. Indirectamente, también ayudará a reducir los botiquines de los hogares españoles, repletos de medicamentos inservibles.
El plan implica un volumen de trabajo añadido para los farmacéuticos que deben seleccionar el producto, introducirlo en un envase diseñado para este objetivo y adjuntar una etiqueta con el sello de la farmacia, los datos del paciente, el nombre del producto y la forma de tratamiento que haya prescrito el médico.
Récord en España
El uso inadecuado de antibióticos tiene consecuencias negativas para la salud personal y pública. Aumentan las resistencias bacterianas, el fracaso terapéutico, los efectos secundarios de los tratamientos antibióticos y provoca un gasto sanitario excesivo. España ostenta un récord en el consumo inadecuado de estos fármacos: es el segundo país comunitario en consumo de antibióticos y el que encabeza las resistencias de algunas bacterias tan importantes como el neumococo, responsable de otitis, neumonía y algún tipo de meningitis, según datos de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEEIMC).
La SEEIMC afirma que el consumo indiscriminado es más preocupante entre la población infantil, un segmento de población en el que el 35% de los fármacos que se utilizan son antibióticos. No obstante, el consumo indiscriminado de estos fármacos se detecta en todas las edades.
La Agencia de Evaluación de la Tecnología e Investigación Médica estima que el 25% de los antibióticos que se consumen en España se toman sin receta.