El síndrome premenstrual altera la vida diaria de un total de 772.487 mujeres en España. Sin embargo, incluso en las formas más severas, hasta un 75% de las afectadas no se plantea acudir a la consulta del médico porque lo considera algo normal. Respecto a las consecuencias a lo largo de la vida, se estima que la sintomatología asociada al síndrome premenstrual afecta en mayor o menor medida a un 80% de las mujeres.
En la forma moderada o severa de esta afección, casi 800.000 afectadas revelan un impacto significativo en su vida cotidiana. Los síntomas más comunes son la sensibilidad mamaria, dolor de cabeza o muscular, retención de líquidos o aumento de peso, que se dan en un 45,7% de las mujeres, señaló la presidenta de la Federación de Planificación Familiar de España, la doctora Isabel Serrano.
También se siente irritabilidad (29,2%), ganas de llorar, sensibilidad al rechazo (24,7%), apetito excesivo y antojo de comida (21,6%), fatiga o falta de energía (21%), además de la pérdida de interés en casa (7,1%), en el trabajo (6%) y en la vida social (5,6%), según destaca un estudio realizado por el Equipo Daphne, en colaboración con Bayer HealthCare.
El grado de afectación de estos síntomas se considera de moderado a severo cuando impacta de forma directa en la calidad de vida de la mujer. En estos casos, los síntomas tienen una duración media de unos tres días al mes y las encuestadas reconocen que afecta a sus relaciones familiares en el 7,1% de los casos, a su vida social en el 5,6% y conlleva una pérdida de interés en el trabajo en el 6%. La sintomatología en las formas moderadas a severas incapacita a la mujer para una actividad física, laboral, familiar, profesional o social normales. La forma más leve se da cuando las mujeres tan sólo experimentan algunos de los síntomas y de forma poco acusada. La más grave, el denominado Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM), se caracteriza por un predominio de síntomas psicológicos y se encuentra incluido en la clasificación internacional de las enfermedades mentales.
Estos síntomas se han asumido «como algo normal por parte de la mujer y con escaso interés por parte de la comunidad científica, que durante mucho tiempo ha abordado la salud de forma generalista», aseguró el profesor titular de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Sevilla, el doctor José Luis Dueñas. A pesar del impacto en la vida social y personal de la mujer, por lo general no acuden al médico. Incluso en las formas más severas de la patología, «hasta un 75% de las mujeres no consultan a su médico porque consideran que es normal, íntimo o por no haber pensado que pudiera tener solución», recordó. Entre quienes acuden, según la encuesta, los tratamientos más utilizados para aliviar esta sintomatología son los anticonceptivos hormonales en el 57% de los casos, seguidos de analgésicos en un 53,3% y de remedios caseros o naturales en un 4,1%.