Especialistas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona han operado con éxito la espina bífida de un feto, durante la semana 24 de gestación, mediante una operación intrauterina que constituye el primer caso del mundo en el que la reparación de esta malformación congénita del sistema neuronal central se trata con un parche sintético, reabsorbido por la piel del mismo bebé. Los responsables médicos de la operación explicaron que la intervención permitirá a la niña caminar en un futuro, a la vez que verá reducido el deterioro cognitivo que conlleva la hidrocefalia asociada a esta malformación y aumentará la capacidad de controlar los esfínteres -otra de las secuelas de la espina bífida-.
El mielomenincogele o espina bífida afecta a uno de cada 1.000 recién nacidos en el mundo, que la padecen por una predisposición genética mezclada con factores ambientales que todavía se desconocen, y se desencadena cuando el feto en desarrollo no cierra por completo la columna vertebral y la médula espinal, por lo que el líquido amniótico de la placenta daña el sistema nervioso del futuro bebé, a la par que ocurre una fuga del líquido cefaloraquidio.
Esta novedosa técnica consiste en la fijación de un parche, compuesto de colágeno y elastina, en la parte expuesta de la columna del feto, que se fija con un adhesivo, lo que permite que el bebé prosiga su gestación sin tener el sistema neuronal central expuesto a sufrir un deterioro mayor. El feto, tras la operación, prosiguió con su gestación hasta la semana 32. La niña nació el pasado 22 de mayo después de una cesárea, y pese al seguimiento médico que tendrá que hacer de por vida y a la posible afectación futura, los responsables médicos subrayaron que su situación es mucho mejor para poder encarar la vida de forma independiente.
La coordinadora de la Unidad de Espina Bífida del Vall d’Hebron, Ampar Cuixart, relató cómo la novedosa técnica permite «intentar prevenir» las secuelas de la espina bífida, si bien comentó que, actualmente, la mayor parte de los padres optan por una interrupción voluntaria del embarazo. El éxito de la operación ha sido posible tras ocho años de investigación y múltiples experimentos realizados en conejos y ovejas, aunque el alcance real de mejora podrá apreciarse completamente en tres o cuatro años, cuando la niña haya crecido más.
Hasta la fecha se habían realizado en el mundo diversas operaciones intrauterinas de reparación de espina bífida -la primera en España se llevó a cabo en Sevilla hace cuatro años-, si bien mediante un proceso más invasivo que, pese a suponer la mejora del recién nacido, conllevaba más riesgo que el parche utilizado en el Vall d’Hebron.