La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró ayer el «Día Mundial de Prevención del Suicidio» llevando a cabo una labor de concienciación social en la que advierte de que el suicidio es un problema que afecta a gente de todas las edades y que, dependiendo de ésta, se debe abordar de una manera u otra.
El «Día Mundial de la Prevención del Suicidio» fue concebido para intentar reducir los casos «en la medida de lo posible» mediante acciones que aseguren que quienes que sufran enfermedades mentales reciban un tratamiento adecuado, al tiempo que se dificulte el acceso de los suicidas potenciales a los posibles métodos para quitarse la vida.
Este problema social está alcanzando cotas «extremadamente altas» ya que todos los días se suicidan cerca de 3.000 personas en el mundo. Además, por cada suicido cometido con éxito, se llevan a cabo otros 20 que no fructifican pero que terminan con graves lesiones, como hospitalizaciones y graves secuelas emocionales, tanto para el suicida como para la familia y amigos de éste.
El suicidio está siendo considerado cada vez más como uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial, pese al «tabú» existente en algunas sociedades. La cantidad de suicidios cometidos en todo el mundo se ha incrementado en un 60% en los últimos 50 años, especialmente en los países en vías de desarrollo. De hecho, el suicidio es una de las tres principales causas de muerte entre los individuos de entre 15 y 34 años, aunque la mayoría de los casos se dan en personas de más de 60 años.