Alrededor del 3,5% de las personas que ingresan en los hospitales del Sistema Nacional de Salud español lo hace por las exacerbaciones propias de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Además, presentan otras enfermedades asociadas al hábito tabáquico, como hipertensión arterial, diabetes mellitus y enfermedad cardiovascular. Actualmente la EPOC es una de las mayores causas de morbimortalidad en los países industrializados y se prevé que su prevalencia crezca aún más en las próximas décadas.
El tabaquismo es el principal desencadenante en el 30% de los pacientes diagnosticados de EPOC. Lo peor es que el daño causado no se limita a un solo diagnóstico. En aproximadamente el 25% de los casos, el paciente presenta, además, hipertensión arterial y/o diabetes mellitus, arritmias supraventriculares e insuficiencia cardiaca en un 15%, cardiopatía isquémica en un 13,2%, obesidad en un 7,6%, anemia en un 4,1%, alcoholismo en un 4%, alteraciones del sueño en un 3,5%, insuficiencia renal crónica en un 3,1% y en un 2,6%, neumonía.
Datos preocupantes
Estos datos se presentaron el pasado mes de noviembre por el Grupo de Trabajo de EPOC de la Sociedad Española de Medicina Interna, SEMI, en Sitges, a propósito del encuentro anual de la especialidad. Carlos María San Román y Terán, autor del estudio, puntualiza que la situación de comorbilidad que rodea a esta patología pulmonar requiere el abordaje integral de un internista «encargado de llevar a cabo una valoración global del paciente, abordando en profundidad todas las posibles vertientes de la patología y tratando de atajar su evolución sin perder de vista el estado de salud en su conjunto».
Este especialista reconoce que más de la mitad (57%) de los pacientes que ingresan en un hospital a causa de una EPOC son derivados actualmente a medicina interna. Los servicios de neumología, larga estancia, medicina intensiva y cirugía torácica se reparten el 43% restante.
Señales de humo
La EPOC es una de las mayores causas de morbilidad y mortalidad en los países industrializados y se prevé que su prevalencia crezca aún más en las próximas décadas. En España, la enfermedad afecta al 9,1% de la población comprendida en la franja de edad entre 40 y 69 años y es la quinta causa de mortalidad global para ambos géneros (cuarta en hombres). Debido al progresivo envejecimiento de la población, y de acuerdo con las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que en el 2020 la EPOC pase a convertirse en la tercera causa de muerte, sólo superada por la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular, y en la quinta en cuanto a años de vida perdidos y vividos con incapacidad.
En España, la enfermedad afecta al 9,1% de la población comprendida en la franja de edad entre 40 y 69 años y es la quinta causa de mortalidad
En el estudio del equipo de San Román, titulado ‘Comorbilidad en el paciente con EPOC’, se propuso evaluar la comorbilidad asociada a la EPOC en pacientes ingresados en los servicios de medicina interna de hospitales españoles, así como determinar la repercusión que esta asociación de patologías produce sobre el consumo de recursos sanitarios. Tanto la American Thoracic Society, como la European Respiratory Society definen la EPOC como una patología previsible y tratable, caracterizada por una limitación del flujo aéreo progresiva y asociada a una respuesta inflamatoria anormal del pulmón.
La definición, por otra parte, no oculta que aunque se trate de una enfermedad que afecta directamente a los pulmones, también provoca consecuencias sistémicas muy deletéreas. En los pacientes con EPOC identificados en este estudio, el riesgo de mortalidad cardiovascular es entre dos y tres veces mayor que en la población general, y tienen un mayor riesgo de padecer ictus, infecciones, hiperglucemia, enfermedades hepáticas crónicas o determinadas patologías del tejido conectivo y renal (enfermedades autoinmunes). Por si fuera poco, el riesgo de depresión en pacientes con EPOC es también 2,5 veces superior al de la población general.
Infecciones nosocomiales
Josep A. Capdevila, miembro del grupo de trabajo de Enfermedades Infecciosas de la SEMI, recordó en Sitges que «un tercio de los pacientes ingresados en los hospitales presenta una infección». Entre las enfermedades infecciosas más frecuentes que requieren ingreso hospitalario destacan la neumonía comunitaria grave y la infección urinaria complicada. Al igual que el grupo de EPOC, el de Enfermedades Infecciosas está cerrando un estudio sobre los factores pronóstico en la neumonía comunitaria, y está llevando a cabo otro sobre infecciones nosocomiales con el objetivo de conocer la microbiología cambiante de estos contagios y sus posibles factores de riesgo.
De acuerdo con la definición de la OMS, las infecciones nosocomiales abarcan cualquier enfermedad infecciosa que afecte al paciente como consecuencia de un ingreso hospitalario. «Estas infecciones continúan siendo un problema relevante en los hospitales españoles, a pesar de los buenos niveles de control conseguidos y de la elevada concienciación del personal sanitario», según explica Capdevila.
Entre otras causas, se baraja la mayor frecuencia con que pacientes con alta susceptibilidad a las infecciones (como los enfermos de EPOC) ingresan en los centros, el aumento en la complejidad de las intervenciones realizadas, la realización de procedimientos más invasivos y la aparición de microorganismos resistentes a los antibióticos. Se calcula que entre un 10% y un 15% de los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) contrae una infección nosocomial, y que la sepsis es la entidad que presenta mayor incidencia y mortalidad.
Uno de cada tres pacientes atendidos en los hospitales presenta más de una patología asociada, y el 70% de ellos supera los 65 años de edad. La Sociedad Española de Medicina Interna viene advirtiendo desde hace tres años del creciente ingreso en los hospitales de pacientes con varias enfermedades asociadas (pluripatológicos), que requieren una política asistencial especial y que complican considerablemente la organización de los grandes centros. El ingreso medio de un paciente pluripatológico se sitúa entre nueve y catorce días; suelen ser pacientes de edad avanzada con un sistema inmunológico comprometido y un riesgo elevado de contraer infecciones nosocomiales.
Para complicar más las cosas, tras recibir el alta médica, se producen entre dos y tres reingresos de media al año, con la consiguiente necesidad de recursos más sofisticados. Entre las principales causas de ingreso de estos pacientes destaca la descompensación de enfermedades crónicas, cardiopatía isquémica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y deterioro cognitivo. Además, se trata muchas veces de supervivientes de una situación familiar desestructurada, viudas o viudos sin parentesco cercano identificado y con una desatención social importante.