Un estudio del Centro Infantil de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, ha revalidado la eficacia de una droga anticolinérgica, la atropina, en el tratamiento de casos leves de «ojo vago» o ambliopía en niños. Tradicionalmente, los oftalmólogos han recurrido al parche ocular, aplicado durante diferentes horas y todos los días de la semana, para erradicar un problema que suele tener su base en la presencia de un estrabismo o en la diferencia de graduación de un ojo a otro, entre otras cuestiones. Ahora, gracias a la atropina, algunos pacientes podrían recibir el tratamiento sólo durante el fin de semana.
El estudio de Michael Repka que acaba de publicar «Ophtalmology» hace hincapié en el tratamiento de esta dolencia con atropina, depositando unas gotas de esta sustancia en el ojo más fuerte para así entorpecer la visión temporalmente y forzar al niño a utilizar el ojo afectado. Con este sistema, Repka observó que los niveles de mejora de la visión del ojo dañado eran muy similares respecto a los del grupo de menores que habían utilizado el tradicional parche ocular. Los resultados de este estudio que se realizó al mismo tiempo en treinta centros norteamericanos sugieren que se puede reducir la duración del uso del parche sin que implique una disminución en la mejora. El equipo de Repka comprobó también que dosis menores del fármaco, a razón de dos por semana, permitían alcanzar el mismo resultado que las dosis diarias.
El contenido del trabajo fue ratificado por Carlos Laria, oftalmólogo pediátrico del Instituto de Oftalmología de Alicante. Para el especialista, la investigación «aporta la vigencia de la atropina cuando exista un rechazo social o escasa colaboración del niño ante el parche ocular». Pero insiste en que el tratamiento con atropina sólo es eficaz en casos leves, sin que pueda ser aplicado a todos los menores afectados por la dolencia ocular. «No es un sustituto del parche ocular», insistió Laria para quien lo fundamental es «recuperar la visión correcta cuanto antes».
Uno de los fundamentos del «ojo vago» es el diagnóstico precoz, por eso es necesario que los padres atiendan ante cualquier sintomatología sospechosa en sus bebés en los primeros meses de vida, tales como desviaciones, manchas blancas en las pupilas o fotofobia. El oftalmólogo podrá revisar los ojos del menor con pruebas que intentarán valorar la agudeza visual. Si se detecta el problema de la ambliopía el tratamiento más común es la oclusión con parches del ojo más sano durante un tiempo que variará en función de la intensidad de la dolencia.