La automatización inteligente consiste en mecanizar procesos que se realizan de forma manual para clasificar productos alimentarios en diversas categorías, de manera que se pueda obtener un valor añadido de dichos productos al final del proceso. El concepto de automatización inteligente implica dar cierta inteligencia a la tradicional a través de la mecanización de movimientos repetitivos. En este tipo de proceso lo que se consigue es una adaptación a cada producto concreto. La no uniformidad de los productos alimentarios ha requerido este tipo de automatización con el fin de detectar las particularidades de cada alimento y, en función de estas características, realizar las operaciones pertinentes. Para aplicar una automatización inteligente se requieren varias tecnologías como la inteligencia y visión artificial, sensórica y manipulación del producto.
La automatización inteligente, aún en fase de desarrollo, permite desarrollar soluciones innovadoras que optimizan la competitividad de las empresas, según Raquel Rodríguez, investigadora en este campo del Centro Tecnológico Azti-Tecnalia, uno de los centros de investigación pionero en el sector alimentario. La automatización inteligente mejora los procesos en varios sentidos: aumenta la productividad, mejora la higiene, reduce los costes, clasifica los productos, controla la producción, reorienta los productos y cambios en la logística de la producción y reduce las pérdidas ocasionadas por retornos de productos.
Automatización inteligente en la industria alimentaria
Existen varios ejemplos de automatización inteligente dentro de la industria alimentaria, según explica Raquel Rodríguez, como una estación ordeñadora de vacas. En esta estación, las vacas lecheras entran por un canal y unas máquinas ordeñadoras que, antes de la extracción de la leche, descontaminan la ubre mediante radiación ultravioleta y se autocolocan de manera automática. Otros casos de automatización inteligente que se han desarrollado en el sector ganadero son soluciones para el despiece de carcasas de cerdo, en este caso un sensor de visión artificial que detecta la forma de la carcasa para retroalimentar con los datos de las dimensiones la cuchilla de corte que debe hacer las porciones.
La automatización inteligente es una tecnología de gran potencial en el sector alimentario
El futuro de la automatización inteligente, una tecnología de gran potencial en el sector alimentario yace, según Rodríguez, en el desarrollo de los diferentes sensores asociados a la solución automatizada (visión artificial, visible, ultravioleta…). Desde el Centro Tecnológico Azti-Tecnalia, se trabaja en el desarrollo de diferentes sensores con el objetivo de clasificar distintos productos alimentarios en función de diversos parámetros de calidad. Sus investigadores han desarrollado un robot para el sexado de pescado, en concreto del verdel (caballa), basado en un método único, rápido y eficiente de clasificación por sexo del pescado a través de un sensor de color.
Esta metodología de sexado se ha automatizado en una solución robotizada con ayuda de otro centro de la corporación y se ha validado a nivel pre-industrial en la campaña del verdel del 2011. Se ha dado una productividad del proceso de dos peces por segundo sin influir de forma negativa en la calidad. La solución robotizada consta de un sistema de visión que detecta el pescado en una cinta transportadora e indica al robot el lugar donde debe colocarse para la determinación del sexo del pescado, el cual, a su vez, se manipula mediante una garra. De estos trabajos se han presentado dos patentes que se han licenciado a la empresa constructora de la solución robotizada.
Mejora de la producción
La automatización en general, como explican desde Azti-Tecnalia, supone la contribución de la tecnología para mejorar procesos de producción y control que se realizan de forma manual o visual. La utilización de robots en el sector alimentario aporta flexibilidad, seguridad y protección de los trabajadores frente a ambientes hostiles y trabajos desagradables. Otras ventajas son una mayor higiene del proceso, reiteración del tratamiento, efectividad y elevada velocidad de producción. Al eliminar el contacto humano con los productos en la cadena de producción y envasado, los sistemas robotizados ofrecen la posibilidad de reducir el riesgo de contaminación, de ahí que se incremente la seguridad alimentaria.
El potencial de la automatización robótica en el campo de la alimentación es enorme, tanto por la mejora de sus aplicaciones tradicionales (manipulación, empaquetado y paletizado de alimentos carga-descarga), como por las nuevas aplicaciones que ofrece, como el corte de carne o queso, el porcionado de pizzas, el eviscerado de carne, decoración de pasteles, correcta posición de etiquetas o trabajos en el interior de congeladores.
Pero si esta tecnología ha tardado en introducirse en la industria alimentaria es porque los sistemas de robótica y automatización no suelen incluir las características necesarias para las plantas de procesamiento de alimentos, como es la capacidad de lavado y eliminación de residuos. Además, los sistemas robotizados trabajan mejor con productos de tamaños uniformes, y los alimentos no suelen reunir estas características, ya que tienen formas y características muy irregulares. Sin embargo, estos inconvenientes podrían solventarse a través de la automatización inteligente.
Las máquinas automáticas para la apertura de mejillones (AMO) son un buen ejemplo de automatización inteligente en el sector pesquero. Se encuentran en la planta de North Island Mussel Processors (NIMPL), en Nueva Zelanda, y permiten triplicar su capacidad de producción. Cada máquina puede procesar hasta 3.600 mejillones/hora, lo que representa cerca de 1,6 millones de mejillones en un día. Mediante la implantación de este tipo de automatización inteligente, la planta se convertirá en la de mayor capacidad de producción de mejillones en media concha del mundo.
La empresa NIMPL también introducirá otras innovaciones en tecnología, como el proceso de escaldado danés, que permite la recuperación del peso de los mejillones crudos y un sistema de cinta sin fin de movimientos suaves que separa los mejillones antes de pesarlos y empacarlos. Las máquinas AMO de automatización inteligente aumentan la eficiencia y la confiabilidad y disminuyen los costos de producción.