En los últimos años se ha detectado un incremento de la resistencia de algunas bacterias a ciertos antimicrobianos. Esto significa que los microorganismos dejan de verse afectados por un antimicrobiano al que antes era sensible, como los antibióticos, y, por tanto, las infecciones persisten porque los tratamientos resultan ineficaces. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un informe donde pone de manifiesto este problema de salud pública y cita, entre las principales bacterias resistentes, a E. coli y Salmonella. El artículo explica la relación entre antimicrobianos y resistencia y qué aconsejan las autoridades sanitarias para minimizar este problema.
Bacterias como E. coli o Salmonella, con capacidad para transmitirse a través de los alimentos, generan cada vez más una mayor resistencia a los agentes antimicrobianos, es decir, pueden sobrevivir incluso cuando se aplica una sustancia destinada a destruirlos o inhibir su crecimiento. Los antimicrobianos se usan para tratar enfermedades infecciosas en forma de antibióticos, a los cuales los microorganismos presentan cada vez más resistencia al principio activo de la sustancia. El estudio de la OMS «Resistencia a los antimicrobianos: informe mundial sobre la vigilancia» señala que la resistencia está afectando a muchos agentes infecciosos distintos, pero se centra en «la resistencia a los antibióticos de siete bacterias responsables de infecciones graves como la diarrea«, entre otras.
Antimicrobianos y resistencia
Uno de los principales retos en seguridad alimentaria para los próximos años es profundizar en el análisis sobre antimicrobianos y resistencia, tal y como anunciaba a principios de año la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA); una tarea que está previsto que desarrollen el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y la Agencia Europea de Medicamentos.
Según un informe de la EFSA y el ECDC, las bacterias más habituales que se transmiten por los alimentos, como Salmonella, muestran una resistencia significativa a los antimicrobianos comunes, una realidad que es motivo de preocupación para las autoridades sanitarias. Si las bacterias se hacen resistentes a varios antibióticos, el tratamiento de las infecciones que causan puede llegar a ser muy difícil e, incluso, imposible.
Las bacterias más habituales que se transmiten por los alimentos muestran una resistencia significativa a los antimicrobianos comunes
Según el informe de la OMS, uno de los principales problemas detectados es la resistencia a las fluoroquinolonas en el tratamiento por infecciones por agua potable.
Es fundamental realizar trabajos y estudios para comprender mejor cómo funcionan los mecanismos de resistencia, si se producen efectos de tipo genético, bioquímico u otros de tipo médico, veterinario y ambiental. También se han desarrollado estrategias alternativas para controlar las enfermedades infecciosas de los animales, como programas de vacunación.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que las poblaciones de bacterias son muy diversas y extensas y que desarrollan cambios importantes. Según un estudio de la EFSA, el genoma de E. coli «muta varias veces al día», lo que implica que las poblaciones bacterianas sean sensibles a los cambios ambientales y, por tanto, aumente la resistencia a los antibióticos.
En los últimos años ha crecido de forma exponencial el desarrollo de antimicrobianos naturales, una alternativa que utiliza extractos de especies con propiedades conservantes naturales. Algunos de los más valorados en este campo son el orégano, el arándano. Estos alimentos poseen compuestos activos eficaces en la lucha contra patógenos como Salmonella o E. coli.