El envejecimiento de España se ha convertido en una realidad creciente. La población mayor de 65 años en nuestro país es siete veces mayor que la registrada a comienzos del siglo XX. En concreto, más de siete millones de españoles se hallan dentro de la denominada tercera edad y más de un millón, el 20%, vive solo todo el año, una cifra que se multiplica durante los meses de verano. Para ellos, la soledad se ha convertido en uno de los problemas más graves al que se enfrentan, tanto es así que según las estadísticas les preocupa más que otras cuestiones como la salud y las pensiones tan ajustadas que reciben muchos de ellos.
El papel que en la actualidad ocupan nuestros mayores poco tiene que ver con el de generaciones anteriores. Diluido el concepto de ‘barrio’, sobre todo en las grandes ciudades, donde incluso se les trataba de ‘Don’, las relaciones humanas en los núcleos urbanos se han modificado y ha dejado de ser habitual que, por ejemplo, los vecinos se dirijan a ellos para preguntarles si necesitan algo.
La ONG Solidarios, consciente de esta necesidad de compañía tan demandada por los mayores, trabaja desde el año 1995 con más de 600 voluntarios en el programa ‘Acompañamiento de ancianos’, del que se benefician cerca de 1.000 ancianos en todo el país. Su iniciativa consiste en poner en contacto a la persona que ofrece la compañía y al anciano que demanda un acompañante. Ana Muñoz, una de las fundadoras de la ONG, explica que no todos los voluntarios sirven para acompañar a todos los mayores. «En principio un voluntario puede ser cualquier persona que solicite participar en este proyecto concreto, se evalúa su carácter y recibe un curso sobre formación del voluntario, donde se le deja claro que la labor que va a realizar no tiene que ver con la voluntad ni con el voluntarismo, no se trata de dar caridad ni pena, sino de realizar una función específica, un servicio digno», explica.
A esta preparación se suman los ‘cursos de cuidados’, centrados en las tareas prácticas que deben llevar a cabo en su compañía; cómo promover actividades de ocio, conocimientos básicos para los más enfermos, minusválidos o personas con discapacidad física y mental. Incluso se les imparte ‘cursos de duelo’ orientados a tratar el tema de la muerte, tan recurrente en los mayores, desde un punto de vista psicológico. «Explicamos cómo un voluntario debe enfrentarse al tema y se le orienta sobre las posibles discusiones en las que puede ser protagonista», añade Muñoz.
Una vez seleccionada la pareja, el programa fija en dos horas el tiempo que deben pasar juntos. En ese tiempo el voluntario se adapta a los deseos o necesidades de la persona mayor: puede acompañarle al médico, realizar trámites administrativos, llevarle a una cafetería con sus amigos o quedarse en casa charlando con él. La ONG advierte de que no se puede superar este tiempo de compañía. No obstante, el voluntario suele hacer un seguimiento de su pareja por teléfono, le pregunta sobre su salud, si ha tomado la medicación, etc. «En ningún momento tratan de sustituir a los familiares, sólo de ayudar en lo que puedan», aclaran desde la ONG.
Respecto a la financiación del proyecto, éste cuenta con la colaboración de Iberdrola para promocionar la campaña de ayuda a los mayores 2005 y cubrir los gastos mínimos de transporte de los voluntarios y las necesidades más urgentes de los ancianos: taxis adaptados, sus traslados en metros y autobuses, etc.Para ser voluntario en este proyecto puede ponerse en contacto con la ONG Solidarios en los teléfonos 91 394 16 52 y 619 57 76 97