Los electrodomésticos son habituales en todos los hogares. Sin embargo, no siempre están diseñados para un uso sencillo y las personas con discapacidad visual, auditiva, física o intelectual pueden tener dificultades en el momento de emplearlos. Este artículo detalla las principales dificultades que entrañan los electrodomésticos para las personas con discapacidad y explica qué características deberían reunir para ser accesibles.
Cómo ha de ser un electrodoméstico accesible
Levantarse y encender la cafetera, calentar leche en el microondas, secarse el pelo después de la ducha, cocinar la comida del mediodía, poner la lavadora al regresar a casa… Estas tareas cotidianas apenas encierran dificultad para la mayoría de las personas, pero pueden resultar complejas cuando se tiene una discapacidad, temporal o permanente.
La autonomía en el hogar es una de las principales perjudicadas de la falta de accesibilidad. Tener obstáculos para llevar a cabo estas tareas impide la normalidad de una vida cotidiana. La pone a prueba cada día. Por ello las personas con discapacidad reclaman medidas para que el uso de estos aparatos sea sencillo.
Personas ciegas y con deficiencia visual.
Principales dificultades. La ONCE detalla varios handicap: mandos sin posición de principio y fin, pantallas táctiles, botones sin diferenciación, ruedas de control sin saltos para seleccionar la opción deseada, señales luminosas para indicar diferentes funciones e informaciones que solo pueden leerse en una pantalla y son necesarias para usar los electrodomésticos.
Medidas accesibles. «Mensajes de voz y otras referencias táctiles» son, según la ONCE, dos de las medidas más sencillas para conseguir que las personas con discapacidad visual superen las barreras de la accesibilidad en electrodomésticos.
Personas sordas y con deficiencia auditiva.
Principales dificultades. Sus obstáculos están claros: las señales acústicas. Sistemas de alarma sonoros o timbres son de poca ayuda.
Medidas accesibles. Al contrario que las personas ciegas, quienes tienen una discapacidad auditiva agradecen las señales luminosas, los mensajes escritos, las imágenes o los sistemas vibratorios. Los videoporteros son un ejemplo de accesibilidad en su caso, puesto que permiten ver e identificar a la persona que llama a la puerta. Se deben buscar sistemas que llamen su atención o se activen de manera automática para garantizar la seguridad, como ante un escape de gas o un cortocircuito.
Personas con discapacidad física.
Principales dificultades. Los obstáculos para una persona con discapacidad física dependen de su propia condición. Estos pasan por la altura de los electrodomésticos, el sistema de apertura o los mandos de control, la facilidad para manipular estos últimos, perfiles cortantes o aparatos de colores poco contrastados donde no destaquen los mandos.
Medidas accesibles. Ayudan a estas personas los mandos de fácil acceso, electrodomésticos de tamaño pequeño en lugar de grandes aparatos o las ayudas técnicas dirigidas a las personas con discapacidad física.
Personas con discapacidad cognitiva o intelectual.
Principales dificultades. Electrodomésticos de uso complejo o sofisticados exigen a las personas con discapacidad cognitiva o intelectual un esfuerzo extra para entenderlos y utilizarlos.
Medidas accesibles. Desde FEAPS se destaca un concepto, el de accesibilidad cognitiva, para referirse a la eliminación de las barreras que hacen difícil el uso de los electrodomésticos por parte de las personas con discapacidad intelectual. Los electrodomésticos han de ser de uso sencillo.
Cada persona se topa con unas dificultades en el uso de los electrodomésticos. Son obstáculos en los que no se piensa cuando no se tiene una discapacidad, pero que deberían tenerse en cuenta al diseñar estos dispositivos. Y no solo por ellas, sino por las personas mayores y quienes en algún momento de su vida, por una u otra circunstancia, tengan una discapacidad: una pierna o un brazo roto, inmovilización temporal por una caída o accidente… Diseñar los electrodomésticos desde el principio con criterios de accesibilidad supondría un ahorro de costes y facilitaría su uso a cualquier persona.
Las personas con discapacidad reclaman medidas para vivir en su hogar de manera confortable. Aseguran que la escasez de electrodomésticos accesibles les obliga, en muchos casos, a realizar “adaptaciones caseras y con la ayuda de una tercera persona” en lavadoras, secadoras, vitrocerámicas, hornos, microondas o lavavajillas. Otras veces, señala la ONCE, “hay que conformarse con dispositivos de gama baja y con menos prestaciones porque son menos complejos de utilizar”.
La falta de electrodomésticos accesibles obliga a comprar los más sencillos o adaptarlos a las necesidades de cada persona
Pero lejos de entenderse ambas situaciones como soluciones, la ONCE recuerda que estos casos no hacen sino incrementar la brecha tecnológica que separa a las personas con discapacidad. Desde FEAPS, la responsable de proyectos de accesibilidad cognitiva, Silvia Muñoz, señala que el reto está en ver a todas las personas “como clientes y usuarios que son”.
En el caso de las personas ciegas o con discapacidad visual, el Centro de Investigación, Desarrollo y Aplicación Tiflotécnica (CIDAT) de la ONCE trabaja para facilitar a sus afiliados “los medios técnicos necesarios para su desarrollo global y su integración laboral, educativa y social”. Además, recalca la ONCE, “puede asesorar a cuantos fabricantes quieran integrar en sus productos la accesibilidad para deficientes visuales y personas ciegas”.