La ONG Acción contra el Hambre ha iniciado en Sahel acciones de dinero por trabajo, entrega de cupones alimentarios y transferencias monetarias directas para paliar la crisis nutricional que afecta a esta región.
El responsable de seguridad alimentaria de la organización, Julien Jacob, ha explicado cómo, «a medida que las crisis alimentarias han dejado de estar ligadas a problemas de disponibilidad de alimentos para ser causadas por problemas de acceso económico a los alimentos disponibles en los mercados, las intervenciones monetarias se han afianzado con éxito en el sector humanitario, sobre todo en los últimos cinco años». Por este motivo, los equipos de esta ONG han comenzado a entregar jornales de 1.300 francos CFA (unos dos euros) a miles de familias en los países del Sahel -Níger, Malí, Mauritania, Burkina Faso y Chad-.
Acción contra el Hambre explica que las intervenciones basadas en dinero constituyen un enfoque relativamente nuevo en la acción humanitaria. Este tipo de ayuda parte de la base de que los beneficiarios son quienes están mejor situados para decidir qué necesitan en sus hogares y poder elegir según sus necesidades y prioridades. «No se trata solo de eficacia, también tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con un acercamiento menos paternalista a la acción humanitaria», añadió Jacob.
Otra de las ventajas de las ayudas monetarias es que «si se prioriza estas intervenciones sobre la ayuda alimentaria se favorece al mismo tiempo la economía local y se reactivan los mercados que estarían deprimidos si no hay demanda», aseguró Jacob. «Eso sí -puntualizó- es necesario estudiar estratégicamente cada contexto para poner en marcha la modalidad más adecuada y tomar algunas precauciones como el establecimiento previo de precios máximos con los comerciantes para que no se distorsionen los mercados». También que hay que elegir de manera cuidadosa a las personas que reciben, en cualquiera de sus modalidades, la transferencia monetaria. «Normalmente es más efectivo entregárselo a las mujeres, porque así aseguramos que el dinero será invertido en la alimentación y nutrición de sus hijos», dijo Jacob.
Emergencia alimentaria en la región de Casamance
Las deficientes cosechas de la campaña agrícola de 2011 provocadas por la sequía del Sahel «afectan de manera dramática a la población de la subregión natural la Casamance (Senegal)», alerta Solidaridad Internacional. La ONG explicó que la ausencia casi total de lluvias de junio a septiembre y la disminución notable de lluvias a partir del 15 de septiembre han provocado el retraso en la germinación de semillas y la disminución drástica de la producción. Como consecuencia, en enero de este año la población se ha visto obligada a vender una parte de su producción para satisfacer las necesidades más urgentes y las reservas post-cosecha se han visto reducidas de seis a tres meses.
Un sondeo realizado entre noviembre y diciembre de 2011 en varias regiones de Senegal mostraba en ese momento una prevalencia de malnutrición aguda de niños entre 6 y 59 meses. Esta situación se ha visto agravada por la fuerte caída de la producción de la campaña agrícola 2011-2012.
En Gambia, fuentes oficiales estiman que más de 936.000 personas se encuentran en extrema vulnerabilidad por culpa de la sequía. La situación es tan grave que fuentes no gubernamentales señalan que las mujeres de las regiones más afectadas han dejado de desayunar y de cenar para poder alimentar a sus hijos.
En Guinea Bissau, la población ha tenido que recurrir a las reservas de semillas para la alimentación ante la imposibilidad adquirirlas en el mercado por el aumento exponencial de su precio. Esta situación se ve agravada por la violencia que se registra en el norte de Mali y que ya ha desplazado a más de 150.000 personas dentro y fuera del país.
Las Fundaciones Solidaridad Internacional, Habitáfrica e IPADE, a través de la Agrupación Temporal de Organizaciones (ATO-SAGE), han ejecutado el Convenio «Contribución a la seguridad alimentaria y la gobernanza medioambiental (SAGE) en Senegal, Gambia y Guinea Bissau», ha informado Solidaridad Internacional.