La educación intercultural va unida a la tolerancia. Cuando se conocen otras realidades, comienzan a comprenderse, se pierde el miedo a lo desconocido y se aprecian diferentes formas y modos de vivir. Con este fin se plantea la acogida voluntaria de estudiantes extranjeros, una experiencia puesta en marcha por AFS Intercultura para eliminar cualquier distinción por motivos de “raza, sexo, lengua, religión o extracto social”.
Imagen: AFS
Estudiar en el extranjero no sólo permite aprender o perfeccionar un idioma, sino zambullirse en otra cultura. Conocer las tradiciones y peculiaridades de un país ayuda a comprender los comportamientos y actitudes de sus habitantes. La organización internacional de voluntariado AFS Intercultura promueve, por ello, oportunidades de aprendizaje intercultural a través de intercambios juveniles y programas de acogida de estudiantes de Europa Occidental y del Este, África, Asia, Latinoamérica y Oceanía. «El racismo, la xenofobia y la intolerancia son síntomas que indican que es preciso trabajar en una educación que favorezca el respeto hacia las diferencias», señalan desde la entidad.
Se intenta enseñar a los jóvenes «a valorar lo propio sin rechazar lo ajeno»
AFS Intercultura pertenece al Consejo de la Juventud de España y es miembro de la Federación Europea para el Aprendizaje Intercultural (EFIL). Además, tiene estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de Naciones Unidas, UNESCO y el Consejo de Europa, gracias a su experiencia en los cinco continentes para enseñar «a valorar lo propio sin rechazar lo ajeno». La finalidad es que los más jóvenes adopten valores y actitudes que les lleven a aceptar la diversidad como un hecho constructivo. «La persona se convierte en su propio formador a través del contacto con otras formas culturales», subraya la organización.
Detalles del programa
El programa de acogida voluntaria de estudiantes extranjeros se dirige a todo tipo de familias. La iniciativa está abierta a personas solteras, matrimonios con o sin hijos y familias monoparentales dispuestas a convivir con un joven de entre 15 y 18 años de otra nacionalidad. La idea es que estas familias puedan conocer otra cultura sin moverse de su lugar de residencia, a la vez que los jóvenes disfrutan de unas tradiciones diferentes a las suyas. Un intercambio que, en palabras de AFS, «es una experiencia corta, pero tiene unos efectos que duran toda la vida».
La iniciativa está abierta a personas solteras, matrimonios con o sin hijos y familias monoparentales
De los estudiantes, por su parte, se espera que se integren como un miembro más, participen de los mismos derechos y obligaciones que el resto y acepten la autoridad que sobre ellos puedan tener los padres anfitriones -que será la misma que sobre sus propios hijos o hijas-.
En cuanto al proceso de acogida, comienza con la selección del estudiante por parte de AFS Intercultura. Para ello, se tienen en cuenta las características e intereses de las familias, así como sus afinidades culturales y educativas con el joven. No obstante, cuando se inicia la convivencia, AFS ofrece apoyo continuo y organiza actividades periódicas para fomentar una buena relación entre ambos. «En cualquier caso -matiza-, las familias no adquieren un compromiso irreversible». La organización mantiene contacto con la familia, con el estudiante y con el centro escolar para que la experiencia sea satisfactoria y enriquecedora para todos.
Compromisos de la familia
La acogida voluntaria de estudiantes extranjeros puede tener una duración de dos, tres u once meses. No está remunerada, pero es una forma económica de familiarizarse con un entorno cultural y un idioma diferentes. En concreto, la entidad afronta los gastos y trámites de matriculación en el instituto más cercano a la residencia de la familia anfitriona, los gastos médicos del estudiante por enfermedad o accidente y los gastos de transporte, libros, comida escolar (si fuera necesario), trámites de residencia en España y actividades organizadas por AFS. «La familia sólo debe aportar comida, cama y, sobre todo, cariño», añade la organización.
«La familia sólo debe aportar comida, cama y, sobre todo, cariño»
Tampoco es necesario que el estudiante tenga su propia habitación, sino que lo habitual es compartirla, y, ante cualquier inconveniente, se contempla la posibilidad de cambiar de familia o alojar al joven en la vivienda de otros voluntarios de apoyo. El interés es que las familias, especialmente los hijos (si los hay), se muestren «más generosos, tolerantes e interesados en aprender cosas nuevas y distintas a las que ya conocen».
- Teléfono: 915 234 595
- Mail: info-spain@afs.org
- Persona de contacto: Elena Cryns