Pescado de acuicultura para reducir las elevadas tasas de desnutrición. Esta es la apuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que prevé explotaciones de cría de pescado en lugares aquejados por escasez de alimentos. El proyecto se pondrá en marcha en África, Asia y América Latina, donde se pretende mejorar la dieta de millones de personas. Precisamente, se ha elegido el pescado por su importante aporte de proteínas a la dieta. A continuación se explican las claves de esta iniciativa y el impacto de la acuicultura en la seguridad alimentaria de los países beneficiarios.
Pescado de acuicultura para erradicar el hambre
Países de África, Asia y América Latina son los objetivos de esta nueva iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), denominada «Acuicultura para la seguridad alimentaria, reducción de la pobreza y nutrición» (AFSPAN). Su fin es fomentar las explotaciones de cría de pescado para ayudar a los países a desarrollar políticas sostenibles que garanticen que la población tenga acceso a una dieta con las proteínas necesarias.
Se analizará si la acuicultura es útil para erradicar el hambre y mejorar la dieta de los habitantes
Las zonas beneficiarias serán países de bajos ingresos con déficit de alimentos, que implica importantes tasas de pobreza y desnutrición. De ahí que la finalidad, según la FAO, sea ambiciosa: «erradicar el hambre y mejorar la dieta de los habitantes«. Esta institución señala que en la actualidad el pescado es «la fuente principal de proteínas para el 17% de la población mundial y para el 25% de los habitantes de países con bajos ingresos y déficit de alimentos». Sus beneficios parecen probados.
Se estima que la mitad del pescado que se consume en todo el mundo procede ya de la acuicultura. Se ha optado por este alimento por ser de cría fácil y excelentes propiedades nutritivas. Las especies que se pueden criar con este sistema son: mejillones, ostras, rodaballos, tilapias, truchas, pulpos y espirulinas, entre otras muchas. Una de sus principales ventajas es la posibilidad de atender las demandas alimentarias, con métodos respetuosos con el medio ambiente.
Impacto de la acuicultura
Todavía se desconoce el impacto real que la acuicultura tendrá en el fin que se persigue. Uno de los aspectos clave del proyecto es precisamente determinar «el impacto exacto de la acuicultura» en la seguridad alimentaria, así como su poder para mitigar el hambre y reducir la pobreza en los países en desarrollo.
Se pretende comprobar si esta forma de producción puede atender las necesidades de la población, que aumenta a un ritmo mayor que la producción de alimentos. El proyecto se plantea en un plazo de tres años, un tiempo suficiente para obtener resultados. El informe de la FAO «El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2010» desveló que todavía hay recursos no explotados en ciertas regiones y estimaba el «considerable potencial» de estos. De ahí que se apueste por este modo de producción.
Para mejorar el impacto de este proyecto, se ha creado una alianza de agencias de desarrollo, gobiernos, universidades e instituciones especializadas en investigación, ejecución de proyectos de desarrollo y difusión. Este grupo de expertos forman parte de regiones donde la acuicultura es un sector fundamental, de manera que su aportación al proyecto será valiosa y se espera que permita optimizar los resultados.
Los acuicultores serán la pieza principal del proyecto. Por este motivo, se trabajará de manera estrecha con ellos. Se les enseñarán modos y estrategias para mejorar este sistema, a la vez que se conseguirán avances en seguridad alimentaria y nutricional y en la reducción de la pobreza, consideran los impulsores de la iniciativa.
Beneficiarios potenciales: más de 800 millones de personas
El proyecto tendrá especial valor en ciertos países. Un nuevo índice de riesgo para la seguridad alimentaria identifica las regiones más susceptibles de padecer hambrunas y aquejadas por las fluctuaciones en el precio de los alimentos. Este índice analiza 197 países, a partir de la disponibilidad, acceso y estabilidad del suministro de alimentos.
El informe «El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2012», de la FAO, revela que casi 870 millones de personas sufren subnutrición crónica en el mundo. En su mayoría (852 millones), son personas que viven en países en desarrollo, donde se llevará a cabo el nuevo proyecto de la FAO. Por este motivo, del éxito de esta iniciativa dependería la situación de millones de personas.