Desde su inicio en 1998 RAIS Fundación ha sido una entidad innovadora que aporta recursos e ideas creativas para mejorar la atención a las personas sin hogar. Como afirma Alejandro López, subdirector técnico de esta organización, su proyecto Hábitat “ofrece una alternativa realista a la persona y una solución al sinhogarismo de mayor exclusión”. Hasta el momento, se han visto beneficiadas 38 personas que vivían en las calles de Madrid, Barcelona y Málaga con importantes dificultades físicas y emocionales, “si bien parece -asegura López- que todas las previsiones son que el programa pueda ir aumentando tanto en número de viviendas en estas ciudades como en otras nuevas que quieren probar esta metodología”.
“Muchas de las personas que han participado en el programa Hábitat han recuperado las relaciones familiares y han disminuido su sensación de soledad”
El programa Hábitat de RAIS Fundación es el primer proyecto que se realiza en España bajo el método Housing First, metodología que está reduciendo notablemente el número de personas que viven en las calles en los países donde se ha desarrollado hasta ahora. El proyecto Hábitat nace en 2014 con la puesta en marcha de 38 casas unipersonales en las ciudades de Madrid (20), Barcelona (10) y Málaga (8). Para realizar el proyecto hemos contado con distinta tipología de vivienda, desde el alquiler en el mercado privado como es el caso de Barcelona, hasta la utilización de vivienda pública en Madrid. El caso de Málaga es un sistema mixto con vivienda pública y del mercado privado. Es requisito que las casas estén ubicadas de manera dispersa en la ciudad, no coincidiendo ninguna en el mismo bloque de vecinos, y que cuenten con el equipamiento básico para hacerla habitable. A partir de aquí es la persona quien personaliza y decora su propio hogar.
La metodología Housing First establece que primero la persona cuente con la vivienda, de manera incondicional y con carácter indefinido, y que a partir de aquí es ella quien va pidiendo los apoyos que necesita para conservarla. El apoyo que recibe cada persona es adecuado a sus necesidades a través de las demandas que establezca. Para los casos donde los avances son más lentos utilizamos una de las visitas semanales (que es uno de los requisitos básicos a los que se comprometen los beneficiarios), para desde aquí ir sugiriendo y/o motivando para que decidan solicitar un apoyo o realizar un cambio. Los profesionales del equipo Hábitat han sido seleccionados por sus competencias y reciben formación y supervisión, tanto en la metodología del modelo como en habilidades que les permitan trabajar en el contexto del domicilio y desde la motivación.
“La persona que participa en Hábitat aporta al programa el 30% de los ingresos que percibe”
Por supuesto que el programa es accesible para todas las personas sin hogar, si bien, aunque parezca lo contrario, los mejores resultados los obtienen quienes cuentan con un mayor grado de desestructuración y mayor estancia en calle. Participar en el programa tiene tres requisitos para la persona: el primero es que tiene que aceptar una visita semanal en el domicilio por parte de su profesional de referencia; el segundo, que tiene que mantener una adecuada convivencia vecinal; y el tercero, que debe aportar al programa el 30% de los ingresos que percibe, si es que tiene ingresos (en la mayoría de los casos las personas que tienen ingresos son derivados de rentas mínimas o de pensiones no contributivas, con importes entre los 300 y 400 euros, aportando el 30%, que es entre 100 y 150 euros al mes). Los costes de Housing First son similares al precio de los albergues de baja exigencia o de media estancia y con resultados mejores a medio y largo plazo.
La metodología Housing First establece que la vivienda tiene que tener un carácter indefinido para la persona. Esto quiere decir que contará con la casa siempre que mantenga sus compromisos y que desee seguir en el programa. En otros países constatamos que la salida del hogar se da por múltiples factores. Bien, porque son capaces de mantener su piso de forma independiente al programa con sus propios ingresos o porque pueden acceder a una inserción laboral a través del mercado normalizado o protegido. En otros casos la salida se ha producido al acceder a un recurso más especializado para su problemática o por fallecimiento de la persona, dado que son personas con graves problemas de salud.
“Son personas que llevan viviendo en la calle más de nueve años”
Acceden al programa personas con algún problema de salud mental, adicción o quienes tienen algún tipo de discapacidad. El 89,3% de las personas atendidas tiene una adicción; el 35,7%, un problema de salud mental; y el 32,1%, algún tipo de discapacidad. La media de edad es de 47,6 años (la mayor tiene 68 años y la más joven 27), siendo el 82% hombres y el 18% mujeres (según el porcentaje de hombres y mujeres en situación de calle). Además, el 60% son españoles y el 40% de origen extranjero (aunque la media de estancia en nuestro país es de 11,6 años). La media de estancia en calle de los participantes es de 9,7 años.
Este programa no supone un esfuerzo extra para las administraciones públicas que lo quieran poner en marcha, pues su coste es similar a los recursos con los que hasta ahora atendían a las personas sin hogar. Poner en funcionamiento estos dispositivos tiene que ver más con una declaración de mejora de la atención que con la financiación. Actualmente, el programa cuenta con una ayuda económica a través de la convocatoria de subvenciones del 0,7 de IRPF del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Tiene financiación de la Obra Social La Caixa para la evaluación y también de la participación de los municipios en los que se realiza: en Barcelona y Málaga mediante convenios y en Madrid con la aportación de las viviendas.
Entre los resultados más significativos después de los seis primeros meses de ejecución, cabe destacar que la calidad de vida de las personas participantes ha mejorado notablemente en poco tiempo, sufren menos agresiones, insultos y vejaciones y su sensación de seguridad ha aumentado de forma considerable. Además, muchas de estas personas han recuperado las relaciones familiares y han disminuido su sensación de soledad. En cuanto a la salud, sobresalen las mejoras con respecto a síntomas frecuentes en las personas sin hogar, como la ansiedad y el insomnio. También ha aumentado el empadronamiento, el acceso a las prestaciones públicas y servicios públicos, en especial los sanitarios. El programa Hábitat aún es un programa innovador en fase experimental. Actualmente contamos con un número de plazas limitado, si bien parece que todas las previsiones son que el programa pueda ir aumentando tanto en número de viviendas en estas ciudades como en nuevas ciudades que quieren probar esta metodología.
Alejandro López asegura que no existe una única razón para que una persona llegue a una situación de sin hogar, pero sí que es común que se den varias circunstancias que deriven en que alguien pueda llegar a estar en situación de calle.
Normalmente se da por la suma de varios sucesos vitales estresantes, tales como la muerte de un familiar, la pérdida del trabajo, una adicción o sufrir una enfermedad física o mental. Algunos de los motivos dependen de cada persona y otros tienen que ver con la sociedad en la que vivimos. Esto, unido a una falta de apoyo familiar y/o afectivo, pone a la persona en una coyuntura de ruptura que sin el apoyo necesario en esos momentos puede acabar en una situación de exclusión.
Por lo tanto, no se trata de algo ajeno, ni siquiera está relacionado de manera exclusiva con la situación económica. Es algo que nos puede pasar a cualquier persona.