Casi 800 millones de personas en todo el mundo no saben leer ni escribir. En su mayoría, son mujeres y niñas que pierden los beneficios de la educación. Esta supone una herramienta de gran valor contra la pobreza y los conflictos, pero además, contribuye a mejorar la salud y la independencia económica. En este artículo se explica cómo combatir el analfabetismo a través del acceso a la educación obligatoria, el reto de la enseñanza primaria y secundaria universal y la situación de las mujeres y niñas, las más afectadas por la falta de acceso a la educación.
Combatir el analfabetismo: acceso a la educación obligatoria
Benín, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Gambia, Guinea, Haití, Mali, Níger, Senegal y Sierra Leona. Más del 50% de las personas adultas de estos países son analfabetas. La educación obligatoria pierde su apellido cuando se mira a diferentes puntos del planeta. A menudo, en el Sur, la educación se queda en buenas intenciones y en falta de acceso a la enseñanza. La cifra es elevada: 793 millones de personas en todo el mundo son analfabetas. Esto significa que no saben leer ni escribir. Carecen de las facultades para entender un contrato de empleo, las facturas que pagan, los documentos legales que deben firmar… En ocasiones, ni siquiera saben firmar.
Más del 50% de los adultos de once países de África no saben leer ni escribir, mientras que el sur y el oeste de Asia reúnen al 51,8% de la población analfabeta mundial
Hay que fijarse en África Subsahariana para toparse con la peor de las realidades: dos de cada tres niños africanos están excluidos de la educación secundaria. El Compendio Mundial de la Educación 2011, publicado por el Instituto de Estadística de la UNESCO, recoge que en África Subsahariana «solo hay plazas para el 36% de los niños y adolescentes en edad de cursar estudios secundarios».
Las estadísticas del Banco Mundial son más benévolas con América Latina, donde persisten situaciones graves de exclusión, si bien se han conseguido avances significativos en la reducción de las tasas de analfabetismo. En el sur y el oeste de Asia, sin embargo, reside el 51,8% de la población analfabeta de todo el mundo. Más de la mitad.
El reto de la enseñanza primaria y secundaria universal
Hasta 67 millones de niños no asisten a la escuela primaria, pese a tener la edad suficiente para ello. Otros 72 millones de adolescentes no acceden al primer ciclo de la enseñanza secundaria. El Objetivo 2 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) pretende lograr la enseñanza primaria universal. La meta: asegurar que en 2015 los niños y las niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria. Este propósito ha mejorado las estadísticas y el número de alumnos matriculados en estos cursos, ¿pero qué sucede cuando terminan este ciclo?
Una vez conseguido que la mayoría de los niños tengan acceso a la educación primaria, el sistema no garantiza que continúen sus estudios de secundaria
El informe de UNESCO revela que no hay plazas suficientes para todos los estudiantes que terminan este ciclo, por lo que se ven obligados a interrumpir sus estudios. «En unos 20 países -pertenecientes en su gran mayoría a la región de África Subsahariana-, los niños que están en el último grado de primaria solo tienen, en el mejor de los casos, un 75% de probabilidades de ingresar en el primer ciclo de la enseñanza secundaria», detalla UNESCO.
Sin embargo, urge una solución. «No se puede salir de la pobreza sin un vasto desarrollo de la educación secundaria», subrayó la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, durante la presentación de estos datos. La falta de acceso a la educación, no tener la oportunidad de estudiar o de continuar los estudios, impide prosperar y mantiene el círculo de la pobreza activo. La educación es imprescindible para un futuro próspero, para conseguir un empleo de calidad, para que las mujeres conozcan sus derechos y tomen sus propias decisiones o para que los niños ejerzan como tales, sin necesidad de trabajar para mantener a sus familias.
Mujeres y niñas, las más afectadas por la falta de acceso a la educación
En los índices de alfabetización se echa de menos el género femenino. Los peores porcentajes se agrupan en torno a las mujeres y las niñas. El anuncio de 36 universidades iraníes que dejarán de impartir estudios a mujeres en un total de 77 carreras ha devuelto a la actualidad esta realidad, en la que los hombres tienen clara ventaja.
Un mayor nivel educativo mejora la salud de las mujeres y de sus hijos, retrasa la edad del matrimonio, reduce los matrimonios infantiles y aumenta la independencia económica de las mujeres y su participación en las comunidades donde viven. Les permite, en definitiva, ser conscientes de la desigualdad que les rodea y ayudar a superarla.
La UNESCO asegura que África Subsahariana es «la única región del mundo donde está empeorando la disparidad entre los géneros, en detrimento de las niñas». Asia Meridional y Occidental son también zonas de atención, «aunque la situación está mejorando», reconoce esta entidad. En Asia Oriental y el Pacífico, la tasa bruta de matriculación de las niñas ha aumentado del 75% al 91% entre 1999 y 2009.
Respecto a las mujeres entre 15 y 24 años que son capaces de leer y escribir, con entendimiento, una proposición simple y breve sobre sus vidas diarias, la tasa de alfabetización en este grupo alcanza o ronda el 100% en algunos países, aunque todavía son muchos los que carecen o no facilitan este dato y en otros apenas se llega a un 60%. Es el caso de Chad, (39%), Benín (43%), Sierra Leona (48%), Senegal (56%) o República Centroafricana (57%). No obstante, en estos casos, las tasas son muy similares a las registradas entre los adultos en general, debido a la propia situación de los países.
En un mundo alfabetizado, sin diferencias, donde todas las personas pudieran acudir a la escuela, la situación sería muy diferente. La educación implica paz, seguridad, empleo, acceso a la salud, igualdad, derechos, prosperidad, futuro. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre el Impacto social y económico del analfabetismo recuerda que este es consecuencia de varios factores simultáneos: pobreza, desnutrición, problemas de salud, trabajo infantil, migración y falta de acceso a entornos de enseñanza y aprendizaje continuado. “Estas desigualdades -afirma- inciden en la vulnerabilidad social de las personas”. Quienes carecen de instrucción tienen más probabilidades de sentir “riesgo, inseguridad e indefensión”.
En América Latina la desigualdad es la nota dominante. La mayor tasa de personas adultas analfabetas se registra en Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, mientras que Argentina, Chile y Uruguay cuentan con las tasas más bajas. En medio se sitúan el resto de países. Las áreas rurales albergan un mayor número de personas analfabetas, en contraposición a lo que sucede en las ciudades, por lo que salir de la situación de pobreza es aún más difícil para quienes no residen en áreas urbanas.
La situación se repite en las diferentes regiones del mundo donde acudir a la escuela es un privilegio. Por este motivo, las bajas tasas de alfabetización de algunos países deberían despertar la curiosidad por conocer sus motivos. Y es que, a menudo, detrás de las cifras de analfabetismo figuran hambrunas, epidemias, conflictos y desigualdad. Basta fijarse en los países antes citados.
Chad. Este país forma parte del denominado cinturón del Sahel. En abril, Médicos Sin Fronteras denunció que la situación había llegado a niveles de emergencia debido a un brote de meningitis, unido a las altas tasas de desnutrición.
Benín. Apenas es noticia, pero eso no significa que las condiciones de vida sean buenas. Cuatro de cada diez menores no son registrados al nacer, lo que implica no existir. Pueden asistir a la escuela, en ocasiones incluso lo hacen, pero no pueden presentarse a los exámenes finales, puesto que carecen de identidad.
Sierra Leona. Once años de guerra civil han puesto en aprietos al país, que afronta en la actualidad una epidemia de cólera. Save The Children ayuda a mejorar las tasas de alfabetización. Más de 20.000 niños asistieron a la escuela el año pasado gracias a su trabajo en áreas donde más del 60% de los profesores no están cualificados para impartir en colegios, pero lo hacen.
Senegal. Según datos de UNICEF, en Senegal, más de cien niños de cada mil mueren antes de cumplir cinco años por causas que se pueden evitar. La agencia de las Naciones Unidas desarrolla programas de protección infantil y acceso a la enseñanza.
República Centroafricana. ACNUR advirtió en febrero de la “crisis humanitaria de bajo perfil en los medios de comunicación” que afecta al país. Además, el pasado año puso de relieve la situación de los desplazados internos, que suponen “una alta incidencia de matrimonios de niñas y adolescentes y un amplio uso del trabajo infantil”.
Todas estas son realidades que podrían superarse con el acceso a la educación. Por ello urge conseguir este logro, para que todas las personas tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida y de contar con los mismos privilegios de los que disfrutan millones de personas en el Norte, aunque no sean conscientes de la ventaja que la educación les concede.