En España hay más de 2,5 millones de personas con discapacidad física y orgánica por las que organizaciones nacionales como la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) trabajan a diario para favorecer su inclusión social y laboral. Su nuevo presidente, Anxo Queiruga, que tomó el cargo el pasado mes de junio, afronta los próximos cuatro años con una apuesta firme por la modificación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y la Ley de Propiedad Horizontal, a fin de que garantice el derecho universal a la accesibilidad. Queiruga asegura que es “una etapa apasionante y con grandes retos que comparte con su equipo”. Su experiencia en el mundo asociativo desde los años 80 y su paso por COGAMI (Confederación Gallega de Personas con Dispacacidad), CERMI Galicia (Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Galicia) y otras organizaciones le permiten llegar a COCEMFE con la motivación de “recuperar los derechos de las personas con discapacidad que las políticas inadecuadas nos han arrebatado durante la crisis”.
Estar al frente de la principal ONG de discapacidad del país, con más de 1.600 asociaciones, es una enorme responsabilidad. Pero en el nuevo equipo directivo de COCEMFE lo afrontamos con gran ilusión y con muchas ganas de dar un nuevo impulso a la organización. La motivación que me llevó a querer presidir COCEMFE fue la necesidad de que las personas con discapacidad recuperemos los derechos que las políticas inadecuadas nos han arrebatado durante la crisis, la cual no hemos provocado las personas con discapacidad, ni mucho menos, y sí la sufrimos con mayor virulencia.
“COCEMFE tiene más de 1.600 asociaciones dedicadas a la discapacidad física y orgánica”
Tenemos muchos retos y tareas pendientes para que las personas con discapacidad física y orgánica puedan vivir con las mismas oportunidades que tiene el resto de la población, eligiendo con la misma libertad que tiene cualquier persona y participando de una manera normalizada en la sociedad. Algunos de estos retos tienen que ver con la pobreza, el ámbito rural, la accesibilidad universal, la vida independiente, los pacientes crónicos y las enfermedades raras, las mujeres con discapacidad, la formación y el empleo, el catálogo ortoprotésico, quienes dedican su vida a los que necesitan ayuda de terceras personas, el envejecimiento…
Hay más de 2,5 millones de personas con discapacidad física y orgánica en nuestro país. La discapacidad física presenta limitaciones en la realización de movimientos y también puede afectar a otras áreas como el lenguaje o la manipulación de objetos. Algunos ejemplos conocidos pueden ser la esclerosis múltiple, la espina bífida o las amputaciones. Por otra parte, la discapacidad orgánica es una discapacidad que, por lo general, no se ve pero que repercute de forma decisiva en el día a día de quienes la presentan. En la discapacidad orgánica son los órganos internos los que están dañados, por eso muchas veces se asocia a enfermedades que no son perceptibles pero que son crónicas. Algunos ejemplos conocidos son fibrosis quística, mal de Alzheimer y enfermedad de Parkinson, además de las personas que han sido trasplantadas o lo necesitan.
“Hace falta mucha concienciación para normalizar la discapacidad en todos los ámbitos de la vida”
Aquellas que nos impiden o nos dificultan formar parte de la sociedad en igualdad de condiciones y participar de manera activa en ella son las que verdaderamente nos impiden avanzar. Hace falta mucha concienciación para normalizar la discapacidad en todos los ámbitos de la vida, acabar con los prejuicios y estereotipos alejados de la realidad de nuestro colectivo, que la gente sea consciente de que una persona con discapacidad no solo tiene necesidades relacionadas con la salud y los servicios sociales, sino que formamos parte de la misma sociedad y tenemos también las mismas inquietudes que el resto de la población, que también queremos estudiar, formarnos y trabajar, hacer deporte, desconectar y darnos un paseo, salir a tomar algo o irnos de vacaciones, relacionarnos con la gente y hablar de cualquier cosa, tomar las decisiones sobre nuestra propia vida. Y las administraciones también tienen que trabajar para que se aborde la discapacidad a través de unas políticas transversales que de verdad promuevan nuestra inclusión en la sociedad, que sirvan para acabar con todas las barreras existentes y para que podamos ejercer nuestros derechos y vivir en igualdad de oportunidades.
En absoluto. Las personas con discapacidad que se benefician de esta ley no llegan al 17%, por lo que la inmensa mayoría no ha mejorado los apoyos que recibe de la Administración. Más bien ha sido al contrario, porque desde que ha llegado a nuestro país la mal llamada Ley de Dependencia, porque debería ser la Ley de Promoción de la Autonomía Personal, se han ido eliminando muchos programas destinados a nuestro colectivo. No tiene sentido que aquellas necesidades que estaban cubiertas hayan quedado fuera y se hayan generado nuevos problemas a las personas con discapacidad y sus familias.
No puede haber 17 modelos distintos, uno por cada comunidad autónoma, ya que supone una discriminación entre los ciudadanos. Además, no debería haber copago en dependencia, porque ninguna persona debería pagar para recibir los servicios y apoyos que necesita para poder decidir qué vida quiere llevar. De forma excepcional, si al final fuera necesario que lo hubiera, solo debería existir el copago para las personas con rentas muy altas. Por eso, vamos a luchar intensamente para que estos programas vuelvan a ponerse en marcha y, también, para que se modifique la Ley de Promoción de la Autonomía Personal.
“No puede haber personas encarceladas en sus viviendas porque no puedan instalar una rampa o un ascensor”
Hay que hacer una modificación profunda de la Ley de Propiedad Horizontal para que se garantice el derecho universal a la accesibilidad y que, de una vez por todas, no haya personas encarceladas en sus viviendas porque no puedan instalar una rampa o un ascensor. Hay que cambiar la Ley de Propiedad Horizontal para toda la sociedad en su conjunto. Tenemos que concebir la accesibilidad como un principio básico que beneficia a todos, porque cuando un lugar o un edificio es accesible significa que es más cómodo para toda la población.
La discriminación de las personas con discapacidad sigue estando a la orden del día, ya sea en el ámbito laboral, educativo, social, sanitario con discriminaciones directas o indirectas. Además, dentro del colectivo de las personas con discapacidad se encuentran grupos en los que concurren factores de severa exclusión, ya sea por cuestión de género, edad o por lugar de residencia. Todas las personas, empresas y administraciones pueden contribuir a la exclusión y, por supuesto, a la inclusión, con pequeños gestos o con políticas responsables y, sobre todo, respetando las leyes de discapacidad y promoviendo el desarrollo de las mismas, que son muchas y muy positivas, pero su cumplimiento deja bastante que desear.
Se pueden hacer muchas cosas. Solo hay que tener unos conocimientos básicos, cierta sensibilidad y concienciación y voluntad para ponerlo en práctica. Cualquiera en su vida diaria puede respetar las plazas reservadas, pasos de cebra o rampas; mirar si al aparcar la moto en una acera no obstaculizas el paso a una silla de ruedas; no dejar cubos de basura o enseres en medio de la acera; ceder los espacios preferentes en el transporte público; no utilizar discapacidades a modo de insulto o para contar chistes o hacer bromas; y tratar con normalidad y naturalidad al colectivo, sin tener miedo a relacionarse con él, hablándole de cualquier tema como a cualquier otra persona y preguntándole sin tapujos y con normalidad si necesita algún tipo de ayuda.
“Cualquiera en su vida diaria puede respetar las plazas reservadas”
Llevamos 36 años trabajando a favor de la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad física y orgánica, defendiendo sus derechos, promoviendo la mejora de su calidad de vida y fortaleciendo el movimiento asociativo. Además de representar al colectivo ante la Administración y participar en la mejora de la normativa en su beneficio, desarrollamos diferentes proyectos y ofrecemos servicios tanto a las personas con discapacidad como a nuestras organizaciones estatales, autonómicas y provinciales. Entre todos, perseguimos que las personas con discapacidad cuenten con todos los apoyos que necesitan y tengan las mismas oportunidades que los demás para desarrollar su vida.
Nuestra labor principal se centra en la propia persona con discapacidad, lo cual repercute también en su familia de forma directa. Por ejemplo, desarrollamos un programa de vacaciones, en el que la persona con discapacidad puede viajar con su familia y disfrutar conjuntamente de su tiempo de ocio; también un programa de descanso familiar e intervención con familias, con el que proporcionamos asesoramiento y apoyo psicológico y desarrollamos actividades de respiro; y con muchos de nuestros proyectos contribuimos a que los cuidadores principales no deterioren su estado de salud y puedan conciliar su vida familiar y laboral. Además, colaboramos con los padres y profesores de los estudiantes con necesidades educativas especiales por motivo de discapacidad, para prevenir el abandono escolar y que la preparación para su futuro profesional sea lo más completa posible; y trabajamos para que nuestro colectivo consiga su emancipación económica y familiar a través de nuestros Servicios de Integración Laboral.