Hasta 100 millones de personas más podrían pasar hambre si España y Europa se comprometen a un aumento del consumo de biocarburantes para cumplir la nueva legislación de la Unión Europea (UE), que establece que el 10% de los combustibles de transporte debe provenir de fuentes renovables para 2020. Tim Rice, autor del informe «Comida o gasolina: el impacto de los biocombustibles industriales en las personas y el hambre en el mundo», presentado por Ayuda en Acción y ActionAid, asegura que el «uso de cultivos para hacer combustible para coches aumenta el hambre y no sirve para ayudar a detener el cambio climático», por lo que la «enorme expansión» en el uso de biocombustibles industriales debe detenerse.
Ayuda en Acción y ActionAid señalan que para hacer frente al objetivo que se plantea la UE del 10 % de biocarburantes sería necesaria una superficie total para cultivar biocombustibles industriales en los países empobrecidos de hasta 17,5 millones de hectáreas, más de la mitad del tamaño de Italia. Las ONG calculan también que en 2020 el consumo de biocarburantes en la UE va a ser cuatro veces mayor y que dos terceras partes de estos serán importados principalmente de países en vías de desarrollo. Este hecho, además de «dejar sin alimentos a la gente que más los necesita, (principalmente mujeres campesinas que producen a pequeña escala) provocará que los precios suban» afirman.
Las organizaciones humanitarias indican también que a pesar de su publicidad y denominación «verde», la mayoría de los biocombustibles industriales no ahorran emisiones de gases de efecto invernadero si se comparan con los combustibles fósiles a los que reemplazan. Advierten de que «el uso de fertilizantes adicionales para cultivar biocombustibles libera óxido nitroso, uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes».
Pérdida de medio de subsistencia
Otra consecuencia de la aplicación de la nueva legislación de la UE es que las empresas europeas ya han adquirido o están en negociaciones para comprar al menos cinco millones de hectáreas de tierras en los países en vías de desarrollo, lo que provocará «el desplazamiento de personas a las que no se les ha consultado ni se les compensará». Las más afectadas, según Ayuda en Acción, son las mujeres, ya que pierden su medio de subsistencia y gastan más tiempo en ir más lejos para llevar a cabo tareas domésticas como la recogida de leña. También «conlleva promesas rotas sobre los salarios y las oportunidades de empleo y, lo que es más grave, escasez de alimentos para la población local y desplazada», asegura la organización.
Por todo ello, Ayuda en Acción y ActionAid piden a los Estados miembros de la UE «que no incluyan o incrementen esos objetivos porcentuales de uso de biocombustibles en sus planes de acción nacionales para 2010». Las asociaciones consideran que los países europeos deben reducir el consumo de energía y proponer objetivos e incentivos financieros para los biocombustibles sostenibles y producidos a pequeña escala en la Unión Europea.