A partir de 2003, y durante un período de cinco años, la Comisión Europea llevará a cabo un programa de ensayos clínicos que desarrolle fármacos que permitan combatir el sida, la malaria y la tuberculosis, las principales enfermedades que amenazan al Tercer Mundo, según anunció hoy en Barcelona el comisario de Investigación, Philippe Busquin.
El comisario participa, junto con representantes de países desfavorecidos y de organizaciones mundiales de derechos humanos y de desarrollo, en el II Encuentro Ciudadano Internacional, que se celebra desde hoy y hasta el domingo en la ciudad condal.
El programa, que contará con una inversión de 200 millones de euros, permitirá acelerar la creación de vacunas y medicamentos asociados a la pobreza, aseguró Busquin, quien insistió que el sector público «debe cubrir las lagunas que no cubre la industria farmacéutica». Así, el nuevo programa permitirá ensayar con moléculas que ya han sido descubiertas y que no han sido analizadas por la falta de oportunidades comerciales de los países del Tercer Mundo.
En su opinión, este plan deberá favorecer «la unión de esfuerzos en cuestión de investigación entre todos los países del Norte, del Norte con el Sur y de los estados del Sur». En este sentido, Busquin insistió en que continentes como África deberán desarrollar y aportar su propia capacidad de investigación.
Preparación del proyecto
La fase preparatoria de esta iniciativa se iniciará en junio de 2002 y finalizará un año después, señaló su coordinador, el doctor Antoni Trilla, del Hospital Clínic de Barcelona. Durante este período, se fijarán los criterios de selección de los productos con los que se iniciarán los ensayos clínicos.
El primer criterio de selección de estos fármacos será el científico, indicó el responsable de la Escuela de Salud Pública de Ghana, Fred Binka, después se intentará valorar el impacto que el producto a desarrollar pueda tener en la población afectada y por último, tener garantías de su eficacia.
Este plan «respetará de forma estricta los códigos éticos internacionales», por lo que los ensayos clínicos que se realizarán en el continente africano «se harán con todas las garantías éticas», dijo Trilla. En este sentido, puntualizó que una vacuna contra el sida experimentada en otros países puede no servir para África.
Participación Africana
Por su parte, el primer ministro de Mozambique, Pascual Mucumbi, abogó por una participación activa de los países africanos. Mucumbi reclamó un trabajo basado en la equidad, la confianza y la comprensión de las necesidades de todos los países para que «los verdaderos intereses de África sean salvaguardados».
Para el ministro mozambiqueño, este proyecto deberá favorecer un aumento de los equipos de investigación africanos y de su formación para que puedan participar en todas las fases de los ensayos clínicos. Además, reclamó que se tengan en cuenta las consideraciones éticas, y que «se asegure que los beneficios de los resultados de estos ensayos reviertan en las comunidades más desfavorecidas».
En este sentido, el doctor Trilla señaló que los científicos africanos están tan preparados como los europeos, «el problema es que la situación en la que trabajan no es equiparable». Trilla recordó que el 90% de las principales enfermedades del mundo se financian únicamente con el 10% de fondos destinados a la investigación.