La implantación de un sistema de calidad en la gestión de las ONG ayuda a atender mejor las necesidades de las personas beneficiarias de su acción. Permite que se evalúe el trabajo diario, se detecten los puntos débiles y se encuentre la manera de atajarlos. Sin embargo, hasta ahora, la mayoría de las organizaciones se han ocupado más del “qué” que del “cómo”. Han invertido sus esfuerzos en ofrecer una cartera de servicios que satisfaga las expectativas, en lugar de buscar la manera de superarlas.
Formación e información
Las ONG han mejorado el nivel de transparencia en su gestión. La Guía 2008 de la Transparencia y las Buenas Prácticas editada por la Fundación Lealtad asegura que este valor alcanza el 88,7%, frente al 88,3% del año pasado. En total, 122 organizaciones han solicitado ser analizadas por esta entidad, que se fija en el cumplimiento de los nueve principios de transparencia y buenas prácticas definidos por ella misma.
Los resultados de la Guía significan que todas las ONG estudiadas informan sobre el origen de sus recursos, lo que supone un esfuerzo muy valorado por parte de los donantes. “Quien diga que las ONG no son fiables, miente”, afirma el presidente de la Plataforma de ONG de Acción Social, Juan Lara. Según el Trust Barometer (Barómetro de la Confianza), que mide la fiabilidad social a través de las opiniones de 3.100 líderes de opinión de todo el mundo, un 49% de las personas entrevistadas en España asegura confiar en las empresas, un 46% en los medios de comunicación, un 37% en las instituciones políticas y un 51%, en las ONG. “En definitiva, nuestra apuesta por sistemas de gestión para la calidad no tiene que ver con una supuesta crisis de confianza en las ONG, sino con la responsabilidad”, subraya Lara.
Según el Trust Barometer, un 51% de los ciudadanos confía en las ONG
La Plataforma puso en marcha hace varios años un programa para el fomento de la calidad en las ONG, que nació en el seno del Consejo Estatal de ONG de acción social. Este programa busca la participación activa de todas las organizaciones no gubernamentales que deseen compartir conocimientos y recursos, “con flexibilidad y libertad para que cada una lo desarrolle según sus propios objetivos”. La formación es una herramienta imprescindible. De hecho, el programa contempla actividades de difusión y formativas para cualificar a quienes, dentro de las organizaciones, tienen responsabilidad en alguna fase de la implantación del sistema de calidad. Entre los fines del programa, destacan: crear conciencia, ampliar conocimientos y fortalecer habilidades.
Norma de calidad
El pasado mes de abril se formalizó la constitución del Instituto para la Calidad en las ONG (ICONG). Su principal aspiración es consolidar la norma “ONGconCalidad” para convertirse en el organismo certificador de las organizaciones sociales. “La norma intenta acoplar sistemas de calidad más o menos estandarizados al particular mundo de las ONG”, explica el presidente del Comité Ejecutivo del ICONG, Paulino Azúa. Se trata de equiparar esta norma a otras certificaciones oficiales, como las del sistema ISO. “Las particularidades de este sector hacían necesaria la creación de una norma hecha a medida”, insiste el presidente de la Plataforma de ONG de Acción Social, una de las entidades impulsoras de este proyecto.
“Las particularidades de este sector hacían necesaria la creación de una norma hecha a medida”
Esta norma se fundamenta en los valores propios de una ONG, orientados más hacia las personas y la organización que hacia valores de rentabilidad, eficacia y control de costes, “típicos de la empresa privada”, recuerda Lara. Se pretende que el sector cuente con su propia marca de calidad y que las organizaciones la implanten en el trabajo diario para, entre otras cosas, mejorar la respuesta a las necesidades de las personas y generar una mayor confianza entre la sociedad.
¿Qué se entiende por calidad?
El programa para el fomento de la calidad en las ONG define este término “de muchas maneras”. Identifica calidad con “hacer las cosas bien”, ofrecer lo que se promete, satisfacer y superar las expectativas, cumplir los requisitos de los clientes y de otras partes interesadas, y realizar una buena gestión. Para cumplir cada uno de estos puntos, se han de superar una serie de etapas que comienzan en la fase de control de calidad: técnicas de inspección aplicadas a la producción. “Posteriormente, nace el aseguramiento de la calidad y, finalmente, se llega a lo que se conoce como calidad total”, especifica el contenido del programa.