Las normas para la adopción en China sufrirán una serie de cambios a partir del 1 de mayo. Los procesos se ralentizarán. Los plazos pasarán de 18 a 24 meses a dos años y medio; se establecerán unos requisitos de solvencia económica más estrictos, y las familias monoparentales no tendrán posibilidad de adoptar.
José Vicente Castelló, coordinador de PIAO, entidad colaboradora de adopción internacional, afirma que estos cambios no anticipan el definitivo cierre de fronteras a los padres que buscan hijos en el país asiático.
Este periodista residente en China también despeja cualquier duda sobre las condiciones de salud de las huérfanas, bien atendidas por las instituciones públicas locales y, a menudo, en manos de familias de acogida que les proporcionan atenciones y afecto.
Castelló resalta además la eficacia y transparencia demostradas por el Gobierno chino en esta materia. «El procedimiento burocrático se halla perfectamente regulado, lo que genera todo tipo de garantías». La fase final, aquella en la que se realiza la entrega, exige una estancia de dos semanas y, según el experto, culmina una larga operación que supone un desembolso medio en torno a los 8.000 euros.
Actualmente, 14 países adoptan en China. España, con unos 4.500 expedientes al año, es el segundo país receptor, tras Estados Unidos. Esta predilección por el país oriental se debe, según Castelló, a su eficacia y transparencia en la tramitación, el interés de los solicitantes españoles por las niñas -sólo existe una posibilidad entre cien de hacerse con un varón-, y el paulatino declive de la adopción en los países del Este.