En cualquier parte del mundo, los niños son uno de los grupos más vulnerables. Defender sus derechos es básico. Por ello, en abril de 1991, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Niño, Unicef reunió a personalidades de las artes, la ciencia y la política para buscar soluciones. Fue así como surgió la idea de involucrar a las instituciones locales en la defensa de los derechos de los niños y se creó el Secretariado Internacional de Ciudades Amigas de la Infancia. En funcionamiento desde septiembre de 2000, su empeño es fomentar el trabajo conjunto para mejorar la calidad de vida de los niños y respetar el cumplimiento de sus derechos.
El programa Ciudades Amigas de la Infancia promueve la aplicación de la Convención sobre los Derechos de la Infancia en el ámbito local. Cuando una ciudad obtiene este título, consigue un reconocimiento a su labor en la defensa y promoción de los derechos de los niños y niñas. La iniciativa está respaldada por Unicef, con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS), la Federación Española de Municipios y Provincias y la Red Local a Favor de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia.
El premio se otorga al trabajo «real y efectivo». Se galardonan los planes de infancia municipales que no sólo están pensados para los más pequeños, sino que cuentan también con su aprobación. Cada uno de estos planes, considera los derechos de la infancia como una prioridad y así lo refleja en las asignaciones presupuestarias, el desarrollo de acciones específicas y el impulso de las relaciones entre ayuntamientos «a fin de compartir información, aptitudes y soluciones creativas».
Cómo obtener el título
Para que una entidad local sea reconocida como «Ciudad Amiga de la Infancia» debe cumplir una serie de requisitos previos. El primero es contar con un plan de infancia o encontrarse, al menos, en proceso de creación. Para ello, ha de acreditar las asignaciones presupuestarias del plan, elaborar una breve memoria sobre las acciones que incluye, haber puesto en marcha un Consejo de Infancia o un órgano de participación infantil similar y presentar también sus asignaciones presupuestarias y su memoria.
Cada entidad local interesada en obtener el título debe presentar una petición formal
En la fase de solicitud, cada entidad interesada en obtener el título debe hacer una petición formal a Unicef para participar en el proceso de reconocimiento. Este procedimiento se inicia con el envío a la Secretaría Permanente del Programa de toda la documentación necesaria. Posteriormente, un experto en políticas municipales de infancia -independiente de las organizaciones que respaldan el programa- analiza la documentación, visita los municipios para contrastarla, realiza un informe y lo entrega a un jurado, que toma la decisión final sobre los reconocimientos correspondientes a la convocatoria en curso. Este jurado está formado por dos menores pertenecientes a consejos de infancia municipales y representante de todas las instituciones implicadas.
En la actualidad, acaba de cerrarse el plazo para participar en el III Reconocimiento de Ciudades Amigas de la Infancia 2008-2012. A falta de la resolución, las ciudades que hasta ahora ostentan este título son:
Desde el 16 de noviembre de 2004. Alcázar de San Juan, Alcobendas, Alcorcón, Algete, Alzira, Andújar, Arganda del Rey, Collado Villaba, Coslada, Daimiel, Fuenlabrada, Getafe, Lasarte Oria, Leganés, Lleida, Marmolejo, Mejorada del Campo, Móstoles, Parla, Pinto, Puerto Real, Rivas Vaciamadrid, San Fernando de Henares, San Sebastián de los Reyes, Valdepeñas y Velilla de San Antonio.
Desde el 19 de febrero de 2007. Barcelona, Granada, Palencia y Umbrete.
Los consejos de infancia son una pieza clave del programa, puesto que la participación infantil es “una de las consignas esenciales de la Convención sobre los Derechos de la Infancia”, recuerda Unicef. Estos consejos están pensados como espacios específicos para los menores del municipio y cuentan con un reglamento que regula sus funciones, composición y organización.
En total, cada consejo de infancia puede estar compuesto por entre cuatro y 60 miembros, cuyas edades oscilan entre los 6 y los 16 años. Sus funciones son ejercer de cauce de comunicación entre los niños y las autoridades locales, proponer las medidas oportunas para garantizar el bienestar y el desarrollo de los derechos de la infancia en el ámbito local, participar en la elaboración y seguimiento de los planes de infancia e impulsar la colaboración con otras administraciones públicas y entidades que desarrollen actividades en materia de infancia.
Cuando lo estime oportuno, el Consejo podrá solicitar información a las administraciones públicas y entidades locales precisas. Asimismo, los acuerdos que alcance serán difundidos, especialmente, “entre aquellos servicios municipales que se vean afectados por dichos acuerdos”.