El alcohol es una de las pocas drogas que está legalizada y que es de fácil acceso para todos. Según el estudio “El gasto en tabaco, alcohol y juego 2016”, presentado por la EAE Business School, cada español consume una media de 102 litros de alcohol al año y se gasta alrededor de 73,53 euros. En grandes cantidades y con una frecuencia diaria esta práctica puede conducir a la adicción y, por tanto, a la dificultad para controlar su ingesta. En caso de alcoholismo, el apoyo de los familiares y amigos para conseguir la recuperación de la persona adicta es básico. En este artículo se dan algunas ideas para saber cómo ayudar a una persona alcohólica, acompañar en el tratamiento y buscar la intervención de profesionales.
¿Cómo ayudar a una persona que bebe sin control?
El primer paso es darse cuenta de que la persona empieza a tener signos de alcoholismo y es necesario intervenir por ella. Puede presentar problemas en el trabajo o en la escuela, llegar tarde o ausentarse, dificultad para saber cuándo detener la ingesta de alcohol ante la presencia de bebidas, deseo persistente de consumir… Además, comienza a sufrir insomnio, desmayos después de beber, abandona algunas actividades sociales y tiene desencuentros en las relaciones interpersonales.
El problema del alcohol no se ha de ocultar ni mantener en secreto
Cuando la familia o los amigos se dan cuenta del problema con el alcohol que tiene la persona, hay que intervenir y no tratar de ocultarlo ni mantenerlo en secreto, pues es el momento de generar una red de apoyo.
Conviene hablar con el adicto y hacer que sea consciente de su enfermedad, explicarle las características de la adicción y los síntomas que provoca para ayudarle a que lo reconozca. Es importante hablar con él de manera asertiva y firme, con naturalidad y mostrándole el apoyo que se merece, sin juzgar ni culparle. Conviene mostrar al enfermo que es importante y que se desea su bienestar; esto ayuda a que se sienta querido, pues normalmente detrás del alcoholismo hay una baja autoestima.
Se debe hablar con el alcohólico de manera asertiva, con naturalidad y sin juzgarle ni culparle
El siguiente paso es animarle a que busque ayuda profesional. Es muy difícil para la persona alcohólica acudir a una consulta, por lo que se debe apoyar y reforzar su esfuerzo. Si lo desea, se le puede acompañar en su primera consulta. Esto resultará un buen apoyo para el enfermo y también servirá al psicólogo como una figura más de referencia con la que poder tratar el asunto.
Encontrar un lugar al que acudir es sencillo. Se puede empezar por los centros de salud y servicios sociales o mediante una ONG. A través de Alcohólicos Anónimos se puede hallar el centro más cercano a la localidad del adicto. Además, en España hay muchas organizaciones que trabajan para la prevención y también intervienen en el tratamiento e inserción social de personas alcohólicas y con cualquier otro tipo de adicción; no trabajan solo con el enfermo, sino que hacen asistencia y acompañamiento a los familiares y amigos.
Qué no es conveniente hacer con un adicto al alcohol
La recuperación de un adicto al alcohol es muy dura, pero, con la ayuda incondicional y los apoyos profesionales adecuados, es posible lograr que la persona salga de esa angustia y recupere su estado de ánimo y seguridad. En estos casos no es conveniente:
- Tratar de hablar con la persona cuando haya estado bebiendo. Es importante buscar un momento en el que esté sobria: mejor a primera hora de la mañana y cuando esté lo menos ocupada posible.
- Negar que existe un problema y que no requiere la intervención de un profesional en adicciones.
- Criticar a la persona enferma, culparle por su comportamiento y hacer que se sienta atacada.
- Pensar que solo o con la ayuda familiar podrá salir de ello. Es necesario buscar asesoramiento profesional.
- Discutir, acusar y atosigar constantemente, porque empeorará el problema y no querrá abrirse.
- Aceptar sus comportamientos crueles, manipuladores o abusivos. Es importante poner límites que por lo general la persona no posee y alejarse por momentos si es doloroso.
- Forzar a la persona a que deje de beber pero tampoco ayudarle a conseguir alcohol. A veces no es posible evitar que el otro consuma.