¿Cómo se puede motivar a alguien para que realice un trabajo de manera altruista? ¿Cómo pedirle tiempo, esfuerzo y dedicación a cambio de nada? Al menos, de nada económico. Los voluntarios son una pieza imprescindible en el puzzle de la solidaridad. Sin ellos, la imagen queda incompleta, pero con su aportación se consigue llegar a muchas personas que necesitan ayuda. Este es el mensaje que se debe transmitir a los futuros colaboradores de las ONG. El comienzo del nuevo curso supone nuevas posibilidades de reclutar personal y no se puede dejar escapar la oportunidad.
El trabajo de los voluntarios se valora, se estima y se considera imprescindible, pero no siempre se cuenta con él. Una encuesta realizada a las entidades de la Plataforma del Voluntariado de España, con datos de septiembre a diciembre de 2007 y en un universo de estudio compuesto por 43 entidades, contabilizó un total de 314.682 personas voluntarias. Con esta cifra, la estimación general cifraba en 800.000 el número total, que según datos de este año asciende a 873.171: 322.201 hombres y 550.970 mujeres.
Pero son insuficientes. Las ONG reclutan a nuevos colaboradores cada año para suplir el hueco de quienes se van o extender su ayuda a una mayor parte de la población. La captación de voluntarios es fundamental, pero además se debe conseguir su permanencia en la entidad. ¿De qué manera?
La captación de voluntarios es fundamental, pero además se debe conseguir su permanencia en la entidad
Hay que animarles para que dediquen su tiempo a otros. Incluso puede ocurrir que carezcan de interés en el ámbito de trabajo que se les propone. Es ahí donde los miembros de la organización encuentran el principal obstáculo. Las escuelas de voluntariado, las tareas informativas a pie de calle y diversas iniciativas de sensibilización favorecen el acercamiento a la población que en algún momento se ha planteado colaborar, como a quienes no lo han hecho.
Es habitual que la tarea de captación recaiga siempre en la misma persona o grupo, a menudo, los portavoces de la entidad. El mensaje que transmitan identificará a la ONG en conjunto. Son «la imagen de la organización y del programa en la sociedad, su representante para los posibles voluntarios», señalan Fernando Chacón Fuertes y María Luisa Vecina Jiménez, profesores de la Universidad Complutense de Madrid.
Más adelante, los propios voluntarios podrán ser embajadores de la organización. A través de su experiencia, animan a otras personas a tomar parte en el proyecto que apoyan. Un instrumento eficaz es la reflexión. Puesto que el voluntariado es «una conducta planificada que se espera que se mantenga a lo largo del tiempo, las estrategias que favorecen los cambios reflexionados a largo plazo son, en general, las más adecuadas», aseguran Chacón y Vecina.
Qué mensajes se deben lanzar
¿Cómo transmitir las ideas de manera correcta? El modo en que se hace es casi tan importante como el contenido. Un aspecto básico es contar la realidad para evitar futuras decepciones. Los voluntarios deben saber qué tareas desempeñarán y qué posibles situaciones se encontrarán, sobre todo, si trabajan con grupos más vulnerables, como las personas enfermas o excluidas.
Hay que contar la realidad para que el voluntario no se decepcione en el futuro
La experiencia ha demostrado, no obstante, que «la eficacia depende en gran medida de las características de las personas a quienes se dirige el mensaje». Cuando los receptores son «cultos, analíticos y comprometidos» con el tema de la comunicación serán más influenciables, mientras que la dificultad aumentará con personas «menos instruidas y menos interesadas» en las tareas de la ONG en cuestión.
«El resultado final depende del receptor y sus circunstancias», subrayan Chacón y Vecina. Si el interlocutor no analiza el mensaje, por muy bueno que sea, no se animará a colaborar. Por el contrario, en ocasiones, es él mismo quien acude a las entidades para prestar su apoyo.
El informe «Diagnóstico de la situación del Voluntariado de Acción Social en España» reconoce que la solidaridad es un valor importante para la sociedad española, mientras que para la ciudadanía europea supone «uno de los valores más importantes asociados con la idea de felicidad personal», según el Eurobarómetro publicado en la primavera de 2008. La Coordinadora de ONG de Desarrollo de España (CONGDE) ha analizado en dos estudios la percepción de la sociedad sobre las entidades de cooperación internacional y sus actuaciones, que han concluido cómo, «en general, el voluntariado está unido a la idea de la acción solidaria, desinteresada, y a la preocupación por el bienestar colectivo de la sociedad en la que se vive». Transmitir a los voluntarios potenciales esta visión puede ser también un modo adecuado de motivarles.
Los voluntarios son importantes, pero en su justa medida. Un aspecto fundamental es fijar el número necesario. Hay que marcar objetivos a corto, medio y largo plazo; determinar la preferencia por cualquier persona con buena voluntad o buscar un perfil específico; definir la estrategia para que la colaboración se alargue en el tiempo o desarrollar una alternativa que consiga un flujo continuo de voluntarios.
Cuando se necesita un volumen grande, la elección es menos selectiva. Con ellos se cubren puestos muy dispares, como reparto de folletos, actividades de sensibilización o captación de fondos. Otras veces se atiende a un sector específico, en el que se centran las tareas de captación. Cuando los trabajos por cubrir son muy concretos, es aconsejable centrarse en un grupo que cumpla los requisitos que interesan.
Es preferible que la persona que atraiga a los nuevos colaboradores comparta las inquietudes e ideales de estos. La afinidad actuará como puente de acceso a la organización y será un destacado factor de credibilidad.