Los recuerdos de las personas mayores se pueden almacenar en la memoria pero también, cada vez más, en soportes físicos y virtuales. La misión de estos últimos es dar a conocer una serie de anécdotas que forman parte del pasado o dejar constancia por escrito de la vida de aquellos que supieron aprovecharla.
Imagen: Curtis Foreman
Las «historias de abuelos» cuentan con una buena legión de aliados. En los últimos años han cobrado fuerza diversas iniciativas para recuperar anécdotas y recuerdos del pasado reciente que, además de provocar nostalgia, sirven de homenaje a quienes los vivieron. Entre las propuestas, destacan las recopilaciones en forma de libro. Biografías para regalar en el momento de la jubilación, por ejemplo, que reúnen en sus páginas fotografías y datos aportados por familiares o amigos, además de documentación de la época.
Foros y blogs
Por su parte, Internet es otro magnífico escenario para «rescatar del olvido» este importante legado. Con esta filosofía nació el proyecto Baúl del recuerdo, punto de encuentro de acontecimientos e historias pasadas contadas por sus protagonistas, poesías y refranes que forman parte del saber popular, recetas de cocina ligadas a la historia de los pueblos, remedios caseros para curar enfermedades o tradiciones perdidas que buscan su conservación, al menos, en la memoria.
Internet ha permitido mejorar la comunicación entre jóvenes y mayores
Las personas interesadas pueden contar su experiencia a través de artículos, fotografías o recetas. También pueden participar en foros o destacar la organización de aquellos eventos que contribuyan a resaltar la tradición. El objetivo es doble: «Por un lado, recopilar un conjunto de información valiosa para las generaciones de jóvenes actuales y contribuir a que no se pierda este legado, y, por otro lado, promover el intercambio y enriquecimiento intergeneracional».
En la misma línea, los blogs han acercado las nuevas tecnologías a las personas mayores y les han permitido contactar con una parte importante de la población joven. A modo de cuaderno de bitácora, Abuelo.net narra las experiencias y curiosidades de un abuelo que, superados ya los 80 años, ha sido galardonado por el programa Contigo sí por contribuir a la creación de nuevas formas de comunicación.
Con la misma intención, pero en versión femenina, A mis 95 años recupera la historia de su protagonista, Maria Amelia, que busca «entretenerse» y animar a las personas mayores a perder el miedo a Internet para que tengan la oportunidad de «conocer gente nueva, comunicarse y aprender cosas todos los días».
Las nuevas tecnologías han dado lugar a un nexo de unión fundamental entre generaciones. Un reciente estudio del Imserso, en colaboración con Amigos de los Mayores, insiste en la importancia de que las personas que viven solas encuentren actividades con las que llenar el tiempo, ya que de esta forma no sólo llegan a disfrutar de la soledad, sino que mejoran sus relaciones sociales.
Las actividades en centros intergeneracionales han conseguido crear espacios comunes de encuentro, pero la exigencia de un lugar físico limita las posibilidades de comunicación. Gracias a Internet, estas barreras se han superado.
Al permitirse la participación desde casa, los mayores pueden tomar parte en un número mayor de iniciativas. Además, el hecho de poder dar a conocer sus experiencias a las nuevas generaciones les ayuda a sentirse valorados y, en consecuencia, aumenta su autoestima. Es importante que unos aprendan de otros, pero sobre todo, es básico que se den las circunstancias idóneas para poder aprender.