La cooperación Sur-Sur no es nueva. Se inició a mediados del siglo pasado motivada por la escasez de fondos destinados al desarrollo y la capacidad de los países de una misma región para ayudarse entre ellos. Desde entonces, varias iniciativas bilaterales o triangulares han dado sus frutos en mejores tasas de alfabetización, nutrición o atención sanitaria, por lo que se apuesta por su continuidad e, incluso, se impulsa. En este artículo se explica en qué consiste la cooperación entre países del Sur y algunas de las experiencias puestas en marcha hasta ahora.
Qué es la cooperación Sur-Sur
La cooperación tradicional ha mirado siempre al Norte, a los países industrializados que a mediados de los años cincuenta del siglo pasado comenzaron a prestar ayuda a los países del Sur. Desde entonces, se ha creado un sistema internacional de cooperación que ha sido el dominante y se ha impuesto a otras formas de colaborar que se crearon casi a la par, pero de las que se habla menos.
La cooperación Sur-Sur contempla acciones de cooperación entre países de la misma región
La cooperación Sur-Sur se inició en 1954. Ese año comenzó la primera acción considerada como tal, cuando Tailandia «ejecutó acciones puntuales de cooperación en otros países de la región». recuerda el Programa Iberoamericano para el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur. A esta actuación se unieron las de otros países como India, Corea o Singapur, que hoy en día son considerados potencias emergentes.
Los años setenta fueron los más activos en este tipo de acciones, impulsadas por las colonias que se independizaron y que se percataron de dos aspectos: por un lado, que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) mundial era insuficiente y, por otro, que tenían capacidad individual, pero sobre todo colectiva, para sacar adelante proyectos. En 1974, Naciones Unidas creó la Unidad Especial de Cooperación Sur-Sur y solo cuatro años después se adoptó el Plan para Promover y Realizar la Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (CTPD).
En la actualidad, la crisis económica y el descenso de los fondos destinados a cooperación por parte de algunos países ha favorecido que se coloque el foco en este tipo de colaboración. Los buenos resultados registrados hasta el momento y que en ciertos aspectos resulte más efectiva que la ayuda del Norte ha favorecido que se mire hacia ella. Sobre todo se apunta a América Latina, «la región más activa en términos de cooperación Sur-Sur», según el citado Programa.
Distintos tipos de cooperación Sur-Sur
La cooperación entre países del Sur admite modalidades distintas, en función de los actores que participen y de su origen. Si bien la idea inicial se centraba en países de una misma región y hemisferio, esta evolucionó para captar el apoyo de un país del Norte, eso sí, limitado a la ayuda económica y no al desarrollo o gestión del proyecto de cooperación. De este modo, se distingue entre:
Cooperación Sur-Sur bilateral. Se lleva a cabo entre dos países del Sur, que «intercambian experiencias o recursos (financieros, técnicos y/o humanos) a modo de socios», señala el Programa Iberoamericano para el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur. La característica principal es la horizontalidad entre ambos países. Es el caso de Argentina, que ha compartido con Bolivia su experiencia en la implementación de nuevas tecnologías en el sistema educativo.
Cooperación Sur-Sur regional. En este caso, las acciones recaen en más de dos países de una misma región. Todos ellos toman parte en la creación del proyecto y en su implementación, de manera que se mantiene la horizontalidad anterior.
Cooperación Sur-Sur triangular. Este modo es posterior a los anteriores y contempla la participación de un tercer actor, pero solo como apoyo financiero. Este actor puede ser otro país del Sur, un país del Norte o un organismo internacional. En esta tipología se incluye un proyecto de empleabilidad juvenil desarrollado por República Dominicana y Chile, con el apoyo de Alemania.
La Secretaría General Iberoamericana elabora con carácter anual el Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica. En el último informe de 2012 reserva un espacio para analizar la cooperación Sur-Sur triangular en Iberoamérica y recordar la importancia de que se respete «lo Sur-Sur». Preocupa a la vez el modo en que se distribuyen los roles y funciones entre los países u organismos que toman parte, así como la gestión, procedimientos y financiación.
Iniciativas de cooperación Sur-Sur
La trayectoria de esta modalidad ha favorecido la creación de alianzas entre países, tanto de un tipo de cooperación como de otro. Naciones Unidas reconoce dentro de esta fórmula un total de cuatro colaboraciones distintas.
India, Brasil y Sudáfrica son el soporte del Fondo IBSA para el Alivio de la Pobreza y el Hambre. Estos fondos se destinan a la población más vulnerable de estas regiones mediante el apoyo económico y las experiencias de estas tres regiones. Está considerada una iniciativa pionera, puesto que los países que toman parte pertenecen a continentes diferentes, pero comparten los éxitos obtenidos gracias a distintas acciones de cooperación.
La Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) es en la actualidad el mayor donante de la cooperación Sur-Sur. Esta cooperación se lleva a cabo en países de Asia, América Latina, África y Oriente Medio. Apoya proyectos de salud, nutrición, prevención de desastres naturales, educación y agricultura, entre otros.
Corea cuenta también con un Fondo para la Reducción de la Pobreza y apuesta por la cooperación triangular en educación, ciencia y tecnología.
El Fondo Fiduciario Pérez Guerrero (FFPG) para la Cooperación Sur-Sur fue creado por Naciones Unidas en 1983 para apoyar las actividades de cooperación económica y técnica entre países del Sur. Proporciona capital para la financiación de estudios de consultoría previos a la realización de un proyecto.
El Programa Iberoamericano para el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur cuenta con la participación de 20 países, entre ellos España. En el marco de esta colaborarión se realizan acciones de cooperación industrial y transferencia tecnológica, intervención de espacios urbanos y recuperación de barrios, cooperación en materia hospitalaria o intercambio de conocimientos entre instituciones, entre muchos otros.