Acceso al saneamiento y al agua, una prioridad
Estas razones hacen que fomentar el acceso universal a WASH, término utilizado para designar las acciones en Agua, Saneamiento e Higiene, sea una prioridad para ACNUR, ya que resulta clave para la supervivencia de la población en situaciones de emergencia, así como para la preservación de la dignidad de las personas y para la prevención de enfermedades.
En concreto, ACNUR trabaja para que el 40 % de la población refugiada tenga acceso a un inodoro seguro. Pero el reto es enorme, ya que se estima que aproximadamente 2.200 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable, según ONU Agua, y otros 5.400 millones carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
Más que un riesgo para la salud
La dificultad de acceso a recursos de agua y saneamiento adecuados atenta directamente a la salud, y, por ende, al desarrollo humano.
El agua contaminada y el saneamiento deficiente se relacionan, directamente, con la transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Los servicios de agua y saneamiento inexistentes, insuficientes o gestionados de forma inapropiada enfrentan a la población a riesgos prevenibles para su salud.
La falta de acceso a agua potable y saneamiento para las personas refugiadas influye, además, en detrimento de otros factores clave para el desarrollo humano, tales como la educación, el desarrollo económico de las familias o su seguridad personal.
Contar con recursos adecuados de agua potable y saneamiento para la población desplazada y refugiada es clave, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de su situación. Uno de los principales ejes para garantizar unas mínimas condiciones sanitarias para la gente que huye de la guerra y conflictos es la gestión del ciclo del agua, tanto para garantizar el abastecimiento de agua como para evitar la proliferación de enfermedades.
Los beneficios de las nuevas tecnologías
En este contexto, la tecnología y la innovación se convierten en piezas clave para avanzar en la consecución del objetivo número seis de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS 6), de las Naciones Unidas: «Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos».
En concreto, la inteligencia artificial, Big Data e Internet de las cosas son las tecnologías que podrían facilitar el acceso al agua potable y saneamiento a todas las personas que en la actualidad carecen de ello. Se prevé, además, que este problema vaya en aumento en el futuro próximo, cuando la demanda de agua dulce y la crisis climática pongan en peligro, no solo la consecución del ODS 6, sino al conjunto de todos los ODS.
Estas tecnologías, por ejemplo, pueden ayudar a los sistemas de alerta temprana para vislumbrar catástrofes naturales antes de que sucedan y poner en marcha protocolos de contingencias que ayuden a reducir el impacto de las mismas. No obstante, como dice Enrique Cabrera, vicepresidente de la Asociación Internacional del Agua y profesor de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en España, «se necesitan soluciones ad hoc para cada situación local, a fin de determinar el mejor uso de las últimas tecnologías y cómo optimizar la utilización de los recursos financieros existentes».
Por otro lado, la colaboración internacional en el intercambio de saberes resulta decisiva para el uso de buenas praxis.
Buenas prácticas en el tratamiento de residuos
Los equipos de WASH de ACNUR en los campos de población refugiada en Bangladesh han puesto en marcha un proyecto innovador para dar salida de forma segura a los litros de aguas fecales que se producen por persona y día.
Para ello han construido una planta depuradora, a través de la cual procesan las heces para obtener agua tratada, fertilizantes y energía. El procedimiento es simple: se introducen los lodos en un gran estanque anaeróbico y, allí, bacterias anaeróbicas se comen las heces convirtiéndolas en biogás, que puede ser utilizado como combustible para cocinar o para producir energía.
Un excelente ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología pueden ayudar a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Sin embargo, y aunque experiencias como la de Bangladesh permiten vislumbrar una mejora de la situación relativa al acceso a agua potable, saneamiento e higiene, todavía queda mucho por hacer. El acceso al agua y saneamiento de calidad es un derecho humano, y ACNUR continuará trabajando para que las personas forzadas a huir tengan garantizado este derecho.