Unos 100 millones de niños viven y trabajan en las calles de las ciudades del mundo en desarrollo. Algo menos de la mitad, 40 millones, encuentran su hogar en las vías de América Latina. Retratado a menudo como destino turístico, el sur del continente encierra algo más que playas paradisíacas, sol y relax. Más allá del objetivo hay otra realidad y diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) trabajan para equilibrarla. Los programas impulsan el acceso a la enseñanza, el reconocimiento de los derechos de los niños o la formación profesional para mejorar el acceso al mercado laboral.
Destinos turísticos con cara y cruz. República Dominicana, Cuba o India son algunos de los lugares preferidos de quienes buscan sol y playa. Pero detrás de esta imagen se esconden tasas de pobreza, marginación y desigualdad. Algunas ONG respaldan programas en estos destinos para impulsar su desarrollo y también los turistas pueden colaborar en las iniciativas.
República Dominicana
Imagen: Elena A.
Educación Sin Fronteras (ESF) trabaja en uno de los lugares más paradisíacos del planeta: República Dominicana. Además de agua azulada y un sol brillante, este país destaca porque «más de la mitad de los niños viven en la escasez, durmiendo en portales o debajo de puentes, limpiando parabrisas, recogiendo botellas o cartones». La ONG ha constatado que, incluso, los menores roban o «practican la prostitución para subsistir». La mayoría ha roto los lazos familiares y la calle, lamenta, «se ha convertido en su hogar».
El trabajo de Educación Sin Fronteras se centra en facilitar el acceso a la enseñanza de los pequeños y ayudar en la formación de nuevos profesores. Hasta enero de 2010, el programa Atención a los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) plantea, al menos, tres componentes básicos: sensibilización, formación y creación de comités de prevención; atención integral a menores que viven fuera del hogar, la escuela y la comunidad; y formación de educadores.
Educación Sin Fronteras facilita el acceso a la enseñanza y la formación de nuevos profesores
La función de los comités de prevención es detectar casos de vulnerabilidad de derechos. Con esta intención, fomentan la sensibilización entre la población y se organizan acciones a favor de los derechos y deberes de los pequeños. Otro de los objetivos es fortalecer la coordinación entre diversas organizaciones sociales que trabajan en temas de infancia y convertirlas en entidades de referencia para este fin.
República Dominicana se caracteriza por una gran desigualdad entre sus habitantes. La renta per cápita es de 2,100 dólares, recuerda ESF, pero el desarrollo del país en los últimos 50 años, con la mayor tasa de crecimiento de América Latina, «no se ha visto reflejado en un desarrollo humano equivalente para el pueblo dominicano». La desigualdad es patente. El 20% de la población con mayores recursos acapara el 53,3% de los ingresos. «El 20% más pobre recibe sólo el 5,1%».
Cuba
Los más jóvenes son también objetivo de Save the Children. El proyecto «Los chicos del barrio», que se desarrolla en Cuba, atiende a los menores que residen en los barrios menos favorecidos de La Habana. El fin: mejorar sus capacidades de aprendizaje en la escuela, aumentar su participación y su integración social.
El proyecto se lleva a cabo en dos de los barrios (Consejos Populares) con situaciones de mayor vulnerabilidad: Jesús María y Cayo Hueso. Se apuesta por aumentar sus posibilidades de encontrar un trabajo en el futuro. En total, la ONG asegura que más de 5.000 personas participan y se benefician del proyecto.
Save the Children busca la integración y formación de los menores que residen en los barrios menos favorecidos de La Habana
El enfoque es integral. Se implica a los alumnos, directores y maestros de escuela, a las familias, a los grupos infantiles y juveniles y a los miembros del Consejo Popular. Save the Children, en colaboración con la Agencia Española de Cooperación internacional para el Desarrollo (AECID), trabaja en la adecuación de campos de juego al aire libre y zonas de parques.
Además, organiza talleres de formación en mecánica, carpintería, peluquería, manicura, electricidad o cocina, que se encuentran junto al equipamiento necesario «para que los jóvenes pongan en práctica sus conocimientos». Hay accesorios de cocina, equipamiento informático, equipos de música, cámaras de foto y vídeo o servicio de ludoteca.
Colombia
Los viajes solidarios son una alternativa al turismo tradicional. No obstante, quienes eligen este último también pueden colaborar con el desarrollo del país. Un proyecto impulsado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) permitirá que los turistas que visiten los comercios ecológicos de los Parques Naturales de Colombia adquieran productos de artesanía elaborados por comunidades vulnerables.
En los Parques Naturales de Colombia se venderán productos de artesanía elaborados por comunidades vulnerables
Estos objetos se fabrican de manera «tradicional y sostenible» gracias al trabajo de las comunidades que viven en los alrededores de estos parques: «desplazados, víctimas de los grupos armados ilegales, de las minas antipersonas y de la trata, y personas en vías de reintegración a la vida civil», detalla la OIM.
El Parque Natural Tayrona será el primero en poner a la venta estos productos. Está considerado «uno de los cinco destinos más atractivos del turismo ecológico» y hasta finales de año espera la visita de unos 250.000 turistas.
Survival, una de las principales ONG que trabaja por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, ha editado un folleto titulado “Cuidado turistas”, en el que defiende el respeto a los pueblos indígenas y, en especial, a la reserva de los jarawa, en India, a los bosquimanos de la Reserva de Caza del Kalahari Central y a los pueblos aislados de Papúa Occidental.
Survival defiende el respeto a los indígenas y reclama protección para los pueblos aislados
En la India, reclama la protección de los jarawa, “recientemente contactados”, para evitar que contraigan la gripe A y otras enfermedades, ya que su inmunidad “parece ser escasa”. En Kalahari, lamenta que se construyan apartamentos turísticos mientras, asegura, “se niega el permiso a los bosquimanos para utilizar un único pozo de agua dentro de la reserva”. En Papúa Occidental, pide también el fin de “las rutas de senderismo para conocer a pueblos indígenas aislados”.
“No hay nada malo en que los turistas visiten a pueblos indígenas que han mantenido un contacto frecuente con foráneos desde hace tiempo”, señala la organización, “pero sólo si el pueblo indígena quiere”. No obstante, en su opinión, sería necesario que estos recibieran “un porcentaje justo del beneficio” de las visitas.