Día contra el trabajo infantil

Esta jornada reclama el fin del trabajo doméstico infantil, que expone a abusos y explotación a más de 15,5 millones de niños en todo el mundo
Por Azucena García 12 de junio de 2013
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Imagen: OIT

El Día mundial contra el trabajo infantil pide este año la erradicación del trabajo infantil doméstico: pequeños al servicio de empleadores que cometen abusos y explotación. ¿Por qué? “El trabajo que realizan a menudo está oculto a los ojos del público”, explica la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ni siquiera sus familias son conscientes porque los niños no siempre tienen contacto con ellas. Están desprotegidos, obligados a realizar tareas peligrosas. Vulnerables. Se estima que son más de 15,5 millones de menores en todo el mundo por quienes este 12 de junio se grita “¡No al trabajo infantil en el trabajo doméstico!”.

¡No al trabajo infantil en el trabajo doméstico!

El 12 de junio se conmemora el Día mundial contra el trabajo infantil, una jornada para recordar una situación que afecta a 215 millones de niños en todo el mundo y reclamar esfuerzos para su erradicación. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo instituyó en 2002 en un intento de que esta realidad no caiga en el olvido y se luche contra ella. Este año, la reivindicación se centra en el trabajo doméstico infantil, después de que en 2011 la OIT adoptara el Convenio núm. 189 y la Recomendación núm. 201 sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos, recuerda esta organización.

Los niños realizan «trabajos ligeros, formas de trabajo no peligroso y trabajos peligrosos» para los cuales se fija una edad mínima, que rara vez alcanzan

«¡No al trabajo infantil en el trabajo doméstico!» es el lema elegido para denunciar que todavía hoy más de 15,5 millones de niños de 5 a 17 años (el 73%, niñas y mujeres) realizan tareas en el hogar de un tercero o empleador con o sin remuneración». Se exige el fin de esta situación que, incluso, les somete a esclavitud y les convierte en víctimas de trata de personas. La OIT estima que dos tercios de estos niños se encuentran en «situaciones inaceptables» que no son iguales en todos los países, ya que dependen «de la edad, el género, los antecedentes étnicos y la situación de migración», así como «del contexto cultural y económico en el que trabajan», recoge la OIT.

Esta organización ha publicado el informe ‘Erradicar el trabajo infantil en el trabajo doméstico‘, que detalla cómo los niños se encargan de tareas de limpieza, planchado, cocina, jardinería, recogida de agua y cuidado de otros niños y ancianos, en ocasiones, prohibidas para su edad. Incluso en el propio hogar desarrollan labores que pueden rozar la explotación, si bien el hecho de que la relación sea familiar y no de empleo favorece que se excluyan de lo que se entiende por trabajo doméstico infantil. Este concepto se reserva para el empleo en la casa de un tercero o empleador, siempre que «las cargas de trabajo interfieran con la educación de los niños o puedan ser excesivas».

¿Cuánto vale un niño? Menos de 50 euros

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Imagen: Misiones Salesianas

Misiones Salesianas calcula que «solo en la región del África Occidental, más de 300.000 niños, niñas y jóvenes son vendidos y caen en manos de mafias que los venden para trabajar en el servicio doméstico, en el campo, en las minas, en los mercados o en burdeles». Esta organización recuerda que Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Gabón, Malí, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo «han firmado los convenios internacionales que protegen a los menores. Sin embargo, los estados no dedican los suficientes recursos». Asegura que es posible comprar a un niño «por 50 euros, incluso menos», y, por ello, ha puesto en marcha la campaña «No estoy en venta» para «denunciar una realidad invisible».

La OIT subraya que, con frecuencia, este es un fenómeno oculto y «difícil de abordar debido a sus vínculos con los modelos sociales y culturales vigentes». Reconoce que el trabajo infantil se acepta «en muchos países», incluso se percibe de manera positiva, ya que se considera más deseable que otras formas laborales. En este contexto, los motivos por los cuales un niño se convierte en trabajador doméstico son varios:

  • «La gran mayoría de niños trabajadores domésticos provienen de familias pobres», alerta la OIT. Las familias les envían a trabajar para complementar los ingresos o aliviar las tensiones financieras del hogar.

  • Las mafias compran a los pequeños a las familias con la promesa de una vida mejor o estas los entregan para saldar deudas.

  • Los propios niños aceptan estos trabajos para escapar de la situación de miseria en la que viven.

  • Los pequeños sin padres a causa de conflictos y/o enfermedades y sin familiares ni redes de protección social son más vulnerables a los abusos. Los niños huérfanos o con padres enfermos por el VIH/sida se ven obligados a trabajar «proveer el sustento para sí mismos y para sus hermanos».

  • El trabajo doméstico se relaciona con las niñas «como parte del aprendizaje para la edad adulta y el matrimonio», afirma la OIT. Otras veces, las pequeñas huyen de matrimonios forzosos.

  • Los desplazamientos y la migración desde las zonas rurales a las urbanas favorecen que los niños acaben empleados en este tipo de tareas.

  • La incertidumbre económica, la creencia generalizada de que este paso les ofrecerá la posibilidad de mejores condiciones de vida

Peligros del trabajo doméstico infantil

En algunos países, el trabajo doméstico infantil no está estigmatizado ni se considera trabajo o explotación infantil, sino que está aceptado. En otros, por el contrario, constituye una de las peores formas de trabajo infantil. Pero en ambos casos no es ajeno, según la OIT, a los siguientes riesgos y peligros para los pequeños:

  • Jornadas laborales largas y agotadoras.
  • Uso de químicos tóxicos.
  • Transporte de cargas pesadas.
  • Manipulación de objetos peligrosos, como cuchillos, hachas u ollas calientes.
  • Alimentación y alojamiento insuficientes o inadecuados.
  • Trato humillante o degradante, incluidos violencia física o verbal y abuso sexual.

La OIT advierte de que estos riesgos aumentan cuando el niño vive en el domicilio del empleador. A ellos se une, además, la privación de derechos fundamentales a la que se enfrentan y que puede tener «un impacto físico, psicológico y moral irreversible en el desarrollo, salud y bienestar del niño». Esta privación afecta al:

  • Acceso a la educación y a la atención médica.
  • Derecho a descansar, a tener tiempo libre, a jugar y a realizar otras actividades recreativas.
  • Derecho a recibir cuidados y a tener contacto regular con sus padres y amigos.

El trabajo doméstico infantil infringe o puede infringir muchos derechos recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (CDN), como el derecho al cuidado por sus padres, a preservar su identidad, a la protección contra toda forma de maltrato físico o mental, trato negligente o explotación, a la educación o a la protección contra todas las formas de explotación sexual y abuso sexual, entre otros.

Proyectos y campañas que pueden apoyar los ciudadanos

Los ciudadanos sensibilizados con esta problemática pueden apoyar la labor que las organizaciones desarrollan en este área. “Más de 215 millones de niños trabajan en el mundo, unos 115 millones lo hacen en trabajos peligrosos para su salud o su integridad física o psicológica, más de nueve millones tratan de sobrevivir en situación de esclavitud y más de un millón son víctimas del tráfico infantil”, subraya Misiones Salesianas. A continuación se destacan varios proyectos y campañas que pueden apoyar los consumidores.

  • Niños “criados” en Paraguay.

En Paraguay, Save the Children desarrolla junto con Global Infancia la campaña “Terminá con el criadazgo“, que defiende a los niños que trabajan en este ámbito, unos 45.000 conocidos como “criaditas y criaditos”. Su objetivo es sensibilizar sobre este problema y prevenir los riesgos a los que se exponen. La pobreza es una de las principales causas de trabajo doméstico infantil en el país, que lleva a las familias a entregar a sus hijos, sobre todo a las niñas.

  • Pequeños vendidos en Benín.

“Mi abuela me vendió a una familia para que trabajara en el servicio doméstico. La dueña de la casa me pegaba, me quemaba con agua hirviendo, me hacía cortes con cuchillos”. Misiones Salesianas aprovecha el relato de Kawi, un adolescente de 15 años de Benín que fue víctima del tráfico infantil, para ilustrar las consecuencias del trabajo doméstico infantil. Gracias a la labor de esta ONG, el joven vive en el centro Don Bosco en Porto Novo, donde aprende a leer, a escribir y un oficio.

  • Esclavos domésticos en Haití.

Los “restaveks”, niños que se convierten en esclavos domésticos, son el grupo social más vulnerable de Haití, el país más pobre de América. “Debido a la falta de recursos de sus familias, que viven en entornos rurales muy pobres, remotos y sin oportunidades, son confiados a otras familias, también pobres de entornos urbanos, con la esperanza de que, a cambio de los trabajos del niño en las tareas del hogar, puedan acceder a más oportunidades”, detalla Manos Unidas. La realidad es que el milagro no llega y más de 300.000 niños quedan atrapados en su condición de trabajadores domésticos, sin infancia ni derechos, con frecuencia maltratados y humillados y sin relación con sus familias, explica la organización. Manos Unidas ha apoyado un centro de acogida, formación primaria y profesional para estos niños.

  • Explotación en el sudeste asiático.

“Sokchan tenía solo 6 años cuando sus padres se separaron y su padre se marchó de casa. Para ayudar a la familia, comenzó a trabajar en una fábrica de ladrillos de su país, Camboya”. Así narra World Vision una historia que se repite entre cientos de niños. El trabajo en las fábricas de ladrillos se enmarca entre los considerados peores trabajos infantiles o actividades “3D”: dirty, dangerous, degrading, es decir, sucios, peligrosos y degradantes. Sokchan modelaba los ladrillos y los cargaba en grandes bloques hasta calderas enormes. Él no era el único. El resto de su familia también trabajaba en esta fábrica y recibían menos de 25 dólares mensuales entre todos. Niños de entornos pobres del sudeste asiático se enfrentan a la explotación en trabajos peligrosos. World Vision desarrolla proyectos especiales que combinan la ayuda directa en forma de ingresos para las familias y becas de estudios para los niños. Además, colabora con los gobiernos locales y otras organizaciones para que se denuncie y se persigan todas las formas de explotación infantil.

  • Frenar el trabajo infantil en todo el mundo.

UNICEF ha puesto en marcha la campaña “¡Cambiemos la letra contra el trabajo infantil!“. Con el envío de un SMS al 28028 donde se pueda leer un día de la semana (LUNES, MARTES…) seguido de las palabras BAILAR, CANTAR, ESTUDIAR, LEER o SOÑAR, los ciudadanos eligen para estos niños “una nueva realidad”. El coste de este mensaje solidario es tan solo 1,20 euros y se destina íntegro a la campaña.

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