El Día Internacional de la Solidaridad es mucho más que una fecha simbólica. Es una jornada para actuar. Cada persona puede ser parte de un fin solidario, tanto si dispone de un minuto como del tiempo suficiente para realizar tareas de voluntariado que exijan un mayor compromiso. La situación actual de crisis económica ha ampliado las opciones de apoyo en nuestro país, pero la convulsa actualidad reclama atención fuera de nuestras fronteras. Siria, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Haití sufren las consecuencias de conflictos y desastres que afectan a millones de personas. Por ello, al menos en este día, merecen un recuerdo.
Siria: un millón de niños desplazados
Siria ha alcanzado un hito calificado de «vergonzoso»: ya hay un millón de niños refugiados. Es el resultado de tres años de conflicto en los que, a menudo, se ha mirado hacia otro lado para no ser testigos de las miles de vidas destrozadas, perdidas, aniquiladas. Ahora el mundo asiste perplejo a esta realidad y se pregunta cómo y cuándo ocurrió. «Todos deberíamos compartir la vergüenza», son las duras palabras de Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF, cuando recuerda que «la comunidad internacional no ha cumplido con su responsabilidad hacia estos niños». «Deberíamos pararnos un momento y preguntarnos con honestidad si podemos continuar fallándoles», reflexiona.
Lo han perdido todo. Hasta lo que todavía no habían conseguido: su futuro. «Lo que está en juego no es ni más ni menos que la supervivencia y el bienestar de una generación de seres humanos inocentes», ha alertado António Guterres, alto comisionado de ACNUR. «Incluso después de haber cruzado una frontera en busca de seguridad, estos menores están traumatizados, deprimidos y necesitan con urgencia una razón para mantener la esperanza«. Sufren estrés emocional debido a la violencia, junto con falta de acceso a servicios básicos de salud, educación y protección.
Esta es la historia de la mitad de los refugiados sirios: un millón de niños, 740.000 de ellos menores de 11 años. Varios cientos han sido atendidos por Médicos Sin Fronteras con síntomas neurotóxicos, más de 3.500 han cruzado a otro país «solos o separados de sus familias» y otros 7.000 ya han muerto y han desaparecido de las estadísticas.
Quienes huyen llegan, en el mejor de los casos, a Jordania, Líbano, Irak e, incluso, Atenas. Amnistía Internacional ha asegurado que Jordania ha negado la entrada a refugiados sirios, «incluidos menores de edad». Al parecer, pese a contar con visados de entrada, el país ha impedido el acceso a varias familias en diversos pasos fronterizos hasta pasado un mes. Por su parte, ACNUR ha informado de miles de sirios llegados al norte de Irak a través de un puente sobre el río Tigris, «un paso fronterizo donde los desplazamientos de población son fuertemente controlados por ambos países».
- Cómo ayudar. ACNUR y UNICEF prestan apoyo a millones de personas «mediante la mayor operación de ayuda humanitaria de la historia», pero no son las únicas.
- ACNUR admite donaciones en el teléfono 902 218 218, desde la web eacnur.org/siria o mediante un SMS con la palabra ACNUR al 28014.
- Intermón Oxfam acepta donaciones on line, en el teléfono 902 330 331, en las tiendas, en las sedes y comités o bien por medio de transferencia bancaria (ver esta web).
- Médicos Sin Fronteras recibe donaciones on line, transferencias bancarias o en el teléfono 902 30 30 65.
- UNICEF admite donaciones on line, en el teléfono 902 31 41 31 o a través de un SMS al 28028 (usuarios de Movistar, Vodafone y Orange) con la palabra UNICEF.
República Centroafricana: saqueo de hospitales y ONG
Hace solo dos meses que Médicos Sin Fronteras apelaba a la comunidad internacional «a responder a las necesidades médicas y humanitarias de la población» de la República Centroafricana (RCA). Alertaba de que el país se encontraba «al borde de una emergencia humanitaria», mientras la comunidad internacional se mostraba «testigo indiferente». Un golpe de estado ha llevado la inestabilidad al país, pero es la población civil quien paga las consecuencias. «Las agencias de las Naciones Unidas y muchas ONG han retirado su personal a la capital, Bangui, lo que deja a la mayoría de la ciudadanía centroafricana sin ayuda», relata.
Se han saqueado hospitales y centros de salud, agencias de Naciones Unidas y ONG. Ha habido que evacuar a equipos médicos y personal humanitario internacional. La mayoría de la población carece de acceso a la atención médica mientras se enfrenta a tasas de mortalidad «muy por encima de los niveles de emergencia en diferentes regiones», enfermedades como la malaria (un 33% más casos que el año pasado) y desnutrición. Solo se ha recibido el 31% de los fondos demandados. El informe de MSF «República Centroafricana: ¿abandonada a su suerte?» profundiza en la situación del país y las consecuencias de la falta de respuesta ante este conflicto. La última: el hambre.
El Programa Mundial de Alimentos ha intensificado su presencia en el país. La mayoría de los refugiados han abandonado sus hogares y sus tierras, o lo que es lo mismo, su fuente de sustento y alimentación. «Muchas de estas personas llevan fuera de sus casas desde marzo» y «tienen miedo a volver», describe Manos Unidas. Cáritas ha reforzado su apoyo en la zona tras el empeoramiento de las condiciones, con «saqueos, incendios de casas, asesinatos, violaciones, destrucción de servicios sociales básicos y desplazamientos masivos de personas».
República Democrática del Congo: incremento de la violencia sexual
En República Democrática del Congo (RDC), los enfrentamientos entre los rebeldes y el ejército han provocado que más de 66.000 personas crucen la frontera hacia Uganda, según datos de Plan. Esta organización estima que, como en Siria, la mitad de los refugiados son niños y varios cientos están solos, sin el acompañamiento de un adulto. Las mujeres, por su parte, se enfrentan a un incremento de la violencia sexual. Pero también las niñas y los hombres. En Kivu Norte se han registrado 705 casos de violencia sexual (619 violaciones) en los siete primeros meses del año, frente a los 108 casos del mismo periodo de 2012. Incluso las mujeres que viven en los campos son víctimas de estos sucesos.
En su huida, muchos refugiados prefieren quedarse cerca de la frontera para regresar a sus casas cuando la situación se estabilice, pero esto provoca el acecho del ejército y de los grupos rebeldes. Estos mismos campos son precisamente escenarios de hacinamiento y escasez de recursos. A mediados de julio, el Gobierno de Uganda comenzó a realojar a los refugiados en prisiones «para evitar las condiciones de hacinamiento, escasez de alimentos, de medicinas y de refugio«, señala Plan.
Entre quienes permanecen en los campos, Farmamundi presta asistencia sanitaria contra la malnutrición aguda. Esta intervención de emergencia concluirá a finales de año, en apoyo al Programa Mundial de Alimentos, que atiende de manera específica a menores de cinco años.
Sudán del Sur: miles de personas escondidas en zonas inseguras
Sudán del Sur vive una emergencia. Huir de los bombardeos exige caminar durante semanas hasta llegar a un lugar seguro donde recibir asistencia, comida o agua. La imagen más dramática no siempre la recogen las cámaras. Entre otras razones, porque a menudo no están ahí para captarla. Es la imagen de los niños más débiles, que «mueren por el camino ante las miradas impotentes de sus madres». «La vida se ha convertido en un infierno para las personas desplazadas de Sudán», denuncia ACNUR.
El estado de Jonglei sufrió a mediados de julio «una escalada de enfrentamientos intercomunales», relata MSF, que intenta llegar «a las decenas de miles de personas que se esconden en zonas pantanosas inseguras e infestadas de malaria y que se encuentran sin acceso a agua potable segura, comida o atención médica«. Unas 90.000 personas están desaparecidas en la región de Pibor, perteneciente a Jonglei. Les puede el miedo a acercarse a las ciudades, por lo que los equipos de emergencia han de ir a buscarles. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) trabaja también en la zona para prestar asistencia sanitaria imparcial a todos los bandos. El informe «La crisis oculta de Sudán del Sur», de MSF, saca a la luz esta situación.
Esta organización ha manifestado su preocupación por el acceso de los niños refugiados a las vacunas. En el campo de refugiados de Yida, MSF ha comenzado a vacunar contra la neumonía, no sin antes «enfrentarse a múltiples barreras a la hora de comprar estas vacunas a un precio asequible», así como a «innumerables políticas burocráticas». El verano pasado se detectaron en esta zona elevadas tasas de mortalidad entre los niños más pequeños aquejados de infecciones respiratorias, «siendo la neumonía una de las principales causas de muerte». Desde septiembre del año pasado se ha intentado vacunar a los pequeños de Yida, pero no ha sido posible hasta comienzos de agosto. «Necesitamos que las compañías farmacéuticas y la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización faciliten a las organizaciones humanitarias acceder al precio más bajo para las vacunas más nuevas y eficaces», ha señalado Greg Elder, director adjunto de operaciones de MSF en París.
Haití: tres años después del terremoto, continúa la emergencia
Un terrible terremoto asoló Haití en 2010. Hizo desaparecer numerosas vidas, igual que ahora esta tragedia ha desaparecido de los medios. ¿Pero qué sucede en Haití? CESAL trabaja allí desde 2007, tres años antes de la catástrofe, y «a raíz del terremoto -recuerda- cambiamos toda nuestra intervención y estrategia de trabajo». Con una tarea centrada en el barrio Cité Militaire de Puerto Príncipe, «donde habitan 40.000 personas», esta ONG ayuda al retorno de sus habitantes, presta apoyo psicosocial y favorece la educación de los pequeños, así como el microemprendimiento de los mayores. Además, ha reparado cinco escuelas, ha reconstruido tres y reconstruye dos más en la actualidad.
Tres años después del terrible terremoto que azotó Haití en 2010, la vuelta a la normalidad todavía parece lejana
Tras el terremoto, Haití atrajo la atención y solidaridad mundial como nunca antes un acontecimiento así la había atraído. El mundo entero se conmocionó ante el desastre y prestó ayuda. Incluso, el apoyo surgido en las redes impulsó la creación de una nueva microONG, Solidaridad 2.0, que todavía hoy mantiene vivo el proyecto Somos Haití, de sensibilización y cooperación a favor del desarrollo del país. MSF permanece también en Haití, donde gestiona cuatro hospitales y lucha contra el cólera. El objetivo es que la atención prestada a los ciudadanos de manera gratuita por la organización quede en manos de las autoridades haitianas, pero esta posibilidad todavía «parece lejana».