La educación, la mayor fuente de esperanza para los niños y niñas refugiados de Palestina

El 29 de noviembre es el Día de Solidaridad con el Pueblo Palestino, un pueblo que siempre ha conseguido mantener viva la esperanza en un futuro mejor
Por UNRWA Comité Español 29 de noviembre de 2024
escuelas en Gaza
La esperanza de un futuro mejor se alimenta en gran parte gracias a la educación, que es la base para el progreso de las personas y de las comunidades. Eso lo saben muy bien los niños y niñas refugiados de Palestina. Para ellos, levantarse, coger su mochila e ir a la escuela es sinónimo de vida y de conseguir un futuro más próspero, para sí mismos y sus familias. “La educación nos ayuda a entender la vida. Si no estudias, no sabes nada”, explica convencida Imaan, una niña refugiada de Palestina en Jordania. Las aulas aportan un rayo de luz ante los desafíos que atraviesan, a pesar de su corta edad. 

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Conocimientos para la vida

En los campamentos de personas refugiadas de Palestina, un gran número de estudiantes se enfrentan a diversos problemas en sus hogares, desde la pobreza hasta la responsabilidad de contribuir en los ingresos familiares o la separación de algunos seres queridos. Estas cargas durante la infancia afectan especialmente a su salud mental y pueden influir de manera negativa en su educación. 

Las niñas refugiadas de Palestina son especialmente vulnerables ante estos problemas y su futuro es más incierto que el de sus hermanos o sus compañeros. La asistencia a las clases y la continuidad en la educación y la formación resultan fundamentales para que adquieran conocimientos y estén preparadas para incorporarse al mundo laboral, así como para ser sujetos activos en sus comunidades.  

escuelas en Gaza y niñas
Imagen: MM20180906091 / Unrwa

“La personalidad de una niña se fortalece y no necesita que nadie la mantenga, se mantiene a sí misma”, comenta Imaan sobre cómo influye la educación en su vida y la de sus compañeras de la escuela. 

El colegio, un lugar seguro

En el complejo contexto de los campamentos de personas refugiadas de Palestina, las aulas y el patio de las escuelas se convierten en un lugar seguro para el alumnado, una especie de oasis de ilusión y motivación que les hacen ver las futuras etapas de sus vidas con esperanza. Sus profesoras y sus profesores son referentes y les apoyan emocional y psicológicamente. 

Durante más de siete décadas, UNRWA ha educado y formado a millones de niños y niñas refugiados de Palestina en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania. La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina gestiona uno de los sistemas escolares más importantes en Oriente Próximo y la educación es uno de los pilares fundamentales de sus operaciones. 

“No hay nada que me apoye más que una escuela de UNRWA. Hemos asistido a escuelas de la Agencia desde que éramos pequeños”, asegura Aseel, otra niña refugiada de Palestina en Jordania. “Las escuelas de UNRWA proporcionan todo a sus alumnos. Nos dan libros y cuadernos. Si necesitamos más cuadernos, nos dan más”, manifiesta ilusionada Imaan.

Fomentar la innovación y la creatividad

educación Palestina
Imagen: CR20181025638 / Unrwa

En las escuelas de UNRWA se trabaja para fomentar la innovación y el uso de nuevas herramientas para ampliar el aprendizaje. Además, los profesionales educativos están formados para impulsar la creatividad del alumnado y su confianza, para que sepan que pueden ser sujetos de avance para su sociedad y la comunidad global. 

Pero el sistema educativo de la Agencia no se queda solo en los primeros años de vida. A través de centros de formación profesional, los jóvenes refugiados de Palestina pueden desarrollar sus habilidades para afrontar la búsqueda de empleo y aumentar las posibilidades de incorporación al mundo laboral. 

En las escuelas de UNRWA, la educación en valores como la igualdad y el respeto por los derechos humanos es el punto de partida. Los equipos educativos de UNRWA enseñan materias como matemáticas o árabe, pero su papel va más allá. En un contexto de desplazamientos, de inestabilidad económica o de violencia, sostienen la ilusión de los niños y niñas y jóvenes, los ayudan a soñar, a crecer y a prosperar.  

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