Por qué es importante invertir en educación
La educación es un pilar fundamental para mantener la estructura, la estabilidad y la esperanza para el futuro de los niños, niñas y adolescentes que viven este tipo de conflictos y crisis humanitarias. Además, la educación en situaciones de emergencia puede salvar directamente la vida de miles de niños y niñas, porque les ofrece protección contra la explotación y la violencia, apoya su bienestar psicosocial y protege su desarrollo cognitivo.
Esta semana, en la que se celebra el Día Mundial de la Educación, UNICEF pone el foco en la importancia de la educación en situaciones de emergencia, no solo para responder a las necesidades psicosociales humanitarias de niños y niñas afectados, sino porque es la mejor manera de contribuir al futuro desarrollo de los recursos económicos y humanos de los países en crisis.
UNICEF trabaja por la defensa del derecho a la educación de todos los niños y niñas, y reivindica su importancia, especialmente, en situaciones de emergencia y crisis humanitarias.
El impacto de las crisis en la educación
Los niños, niñas y adolescentes son los más vulnerables durante las crisis humanitarias y emergencias. Ven vulnerados sus derechos, entre ellos el derecho a la educación: en muchos casos, se trata de generaciones enteras a las que se les niega el conocimiento y las oportunidades que una educación puede proporcionar.
En la actualidad, hay 224 millones de niños y niñas en edad de escolarización que viven en contextos afectados por crisis humanitarias. Se estima, además, que de entre todos ellos, 78,2 millones se encuentran fuera del sistema escolar. Esta situación tiene un doble efecto negativo: por un lado, impide en gran medida el desarrollo cognitivo y personal de esos niños y niñas; y por otro, los pone en un mayor riesgo de sufrir violencia.
Las escuelas son particularmente vulnerables en las situaciones de emergencia. A menudo se utilizan como acuartelamiento de tropas, viviendas de refugiados o lugares dedicados a otros servicios de emergencia. Además, suelen ser objetivos militares en los conflictos armados.
A nivel mundial, los incidentes de uso militar de escuelas y universidades se duplicaron con creces en 2020 y 2021, en comparación con 2018 y 2019, con un total aproximado de 5.000 ataques con 9.000 estudiantes y educadores secuestrados, arrestados, heridos o asesinados en 85 países.
Mayor impacto en niñas y adolescentes
Las niñas y las mujeres son objetivo específico de ataques a la educación debido a su género. Ellas son también la población en mayor riesgo de sufrir violencia sexual tanto en el entorno escolar como en las rutas hacia la escuela.
Además, en las crisis humanitarias se suele asignar también a niñas, adolescentes y mujeres la responsabilidad del cuidado de personas dependientes en el entorno familiar, lo que representa otra de las mayores limitaciones que enfrentan para continuar con sus estudios.
Las niñas que viven en contextos afectados por conflictos y crisis tienen casi un 90 % más de probabilidades de no asistir a la escuela secundaria que sus homólogas de países no afectados por conflictos. Se estima que, en 2030, una de cada cinco niñas en contextos de crisis no será capaz de leer una simple frase.
El derecho a la educación debe ser prioritario
La falta de inversión en educación en contextos de crisis puede contribuir a perpetuar los conflictos y alejar las pretensiones de una paz mundial duradera. Las desigualdades en el ámbito de la educación pueden generar una sensación de injusticia y empeorar la situación de desventaja de los grupos vulnerables, lo que en última instancia aviva los conflictos.
La educación es un poderoso instrumento de transformación social, mejora de la equidad, prosperidad y desarrollo de la paz. Sin embargo, una gestión pobre, abusiva o manipuladora de la educación puede exacerbar los conflictos mediante la opresión, la desigualdad de oportunidades y resultados o el fomento del odio y de la violencia.
Considerando la complejidad de las crisis actuales y su duración media de nueve años, resulta vital que las necesidades educativas de aquellos niños, niñas y adolescentes afectados por crisis reciban una respuesta que apueste por su futuro. Transformar la educación transforma la vida de niños y niñas, los protege en situaciones de crisis y les aporta esperanza y oportunidades de futuro.