Entre el 30% y el 50% de las trabajadoras de América Latina ha sufrido alguna vez acoso sexual de diversa gravedad en su lugar de trabajo, según se recoge en un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que señala que este problema afecta al 2% de las mujeres en el mundo.
Brasil, Costa Rica y Ecuador están adoptando ya medidas para combatir el acoso sexual a las mujeres, mientras que Argentina y Uruguay están desarrollando una legislación específica para hacer frente a esta problemática.
En esa línea, el Senado argentino está estudiando un proyecto de ley que incorpore el delito de acoso sexual en el medio académico y laboral al Código Penal. Las penas previstas oscilan entre cuatro meses y cuatro años de prisión. Además, se tipifica el acoso en distintos niveles, que van desde leve -chistes, piropos, acercamiento excesivo- a grave -insinuaciones reiteradas- o muy grave -tocamientos, chantaje sexual-. También en Chile el Parlamento aprobó a mediados de 2005, tras once años de deliberación, la incorporación de un capítulo sobre acoso sexual al Código Laboral.
Sin embargo, la adopción de una ley nacional sobre este aspecto todavía no se contempla en Uruguay. La institución pública que más ha avanzado en la materia es la Alcaldía de Montevideo, que en 2003 incorporó la figura de acoso sexual a sus estatutos. También el Ministerio de Trabajo de este país está intentado desarrollar alguna medida en la misma dirección pero, según señaló el ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, estos posibles proyectos «son recibidos con molestias por integrantes de organizaciones femeninas y mujeres integrantes del Gobierno».
El acoso sexual es «más un problema de poder que de género», ya que también hay casos de mujeres «acosadoras» una vez que alcanzan cargos laborales de responsabilidad, afirmó Bonomi. La ministra de Desarrollo Social de Uruguay, Marina Arismendi, y la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Carmen Beramendi, apuntaron a este respecto que la realidad demuestra que «son las mujeres las que lo sufren en proporción infinitamente más grande que los hombres».