Una sequía prolongada ha puesto en riesgo a más de tres millones de personas en Kenia. Los más afectados son los pastores nómadas y los granjeros, que han visto como sus animales y cosechas morían por la falta de agua. La gravedad de la situación ha llevado al Programa Mundial de Alimentos (PMA) a pedir a los donantes internacionales 230 millones de dólares para brindar asistencia de emergencia a 3,8 millones de kenianos. Otro de los problemas que afecta a la población es la carestía de los alimentos. El organismo de la ONU ha explicado que la sequía ha obligado a muchas familias a tomar medidas extremas, como la reducción de las raciones de alimentos o la ingesta de productos más baratos y menos nutritivos. Según el director del PMA en Kenia, Burkard Oberle, «la gente ha empezado ya a sufrir hambre, la desnutrición se extiende cada vez más entre los niños y el ganado está muriendo». Actualmente, el PMA distribuye víveres a 2,6 millones de kenianos, mientras que el Gobierno del país asiste a 1,2 millones más, una ayuda que sólo mantendrá hasta finales de octubre. Los fondos que reclama el PMA a la comunidad internacional servirían para aliviar a la población durante seis meses.