Fernando Morán es coordinador del Área de Juventud de la ONG CESAL, dedicada a atender a jóvenes de la Comunidad de Madrid con dificultades. Uno de los últimos proyectos en los que está implicado está dirigido a jóvenes en riesgo de exclusión social, a quienes se da formación y se facilita apoyo para realizar prácticas en empresas. Durante este año, un total de 400 han tomado parte en esta iniciativa, en áreas como la la instalación de fibra óptica o la restauración. Precisamente, esta última ha dado lugar a la creación de la Escuela de Hostelería de CESAL. Su éxito está avalado por las cifras. El 75% de los jóvenes que han realizado cursos de cocina se han colocado en restaurantes, después de recibir instrucción por parte de cocineros destacados como Juan Pablo Felipe, Pepe Gorines y Chema de Isidro. La experiencia comenzó en el Distrito de Tetuán con personas y familias que no tenían sus necesidades cubiertas, pero la crisis ha hecho virar el trabajo hacia otros grupos que también requieren ayuda. Así lo explica Fernando Morán en esta entrevista.
La Escuela de Hostelería empezó a gestarse en el año 2010 con un primer curso de cocina en las instalaciones de Chema de Isidro, chef que ahora mismo se ha convertido en el formador de los jóvenes futuros cocineros.
CESAL ha impartido formación sociolaboral a unos 400 chicos y chicas. De ellos, 120 de entre 17 y 25 años y de 15 nacionalidades distintas han sido formados en la Escuela de Hostelería, tanto para trabajar en cocina como de camareros.
“Un 75% de los jóvenes que se han formado en la Escuela de Hostelería de CESAL han encontrado un empleo”
En el último curso, un 75% de los jóvenes que han terminado toda la formación en la Escuela de Hostelería han encontrado un empleo. Muchos de ellos se han incorporado a la plantilla de las mismas empresas o restaurantes donde se han formado en prácticas. Estos han sido restaurantes como Yakitoro, La Penela, Charlie Champagne, Diez y Medio, En copa de Balón…
En cuanto a los puestos, se han colocado como ayudantes de cocina, office, auxiliares de cocina y limpieza.
Los restaurantes con los que firmamos los convenios ya participan en este recorrido formativo con jóvenes. Es verdad que poder entrar en estos restaurantes haciendo prácticas permite que los responsables vean en acción a estos jóvenes y, por tanto, se les quite cualquier tipo de reticencia.
El contrato depende de la empresa. Se han firmado contratos en prácticas, a tiempo parcial e indefinidos.
“Hacer prácticas en restaurantes permite ver a los jóvenes en acción y superar reticencias”
Para la mayoría, este es de los primeros cursos que han terminado en su vida y, por supuesto, su primer trabajo. Hay que tener en cuenta el perfil de estos jóvenes. Muchos de ellos necesitan una formación cortoplacista, es decir, que les permita ver en poco tiempo los frutos.
El compromiso de inserción que CESAL hace con los jóvenes no acaba con el proceso de formación. Quienes no encuentran un trabajo después de las prácticas tienen un seguimiento para facilitar su inserción laboral. Del mismo modo, se hace un seguimiento a quienes han conseguido un empleo, ya que hemos detectado que el proceso de inserción laboral muchas veces no es lineal.
Han de ser jóvenes de entre 17 y 25 años, con permiso de trabajo y que estén en situación de potencial riesgo de exclusión social.
“Apoyamos a los jóvenes por los que nadie apuesta para el futuro”
Aparte de la difusión entre los recursos de empleo para jóvenes, lo que más funciona es el boca a boca. Un joven que ha encontrado empleo es la mejor publicidad que tenemos. Muchos vienen para hacer el curso que han hecho amigos suyos y que ya están trabajando. El perfil de los participantes es el de una persona de 20 años, origen inmigrante, con fracaso escolar y varios años de inactividad, es decir, los jóvenes por los que nadie apuesta para el futuro.
La crisis nos ha hecho ser más osados a la hora de desarrollar estos proyectos. Quizá disponemos de menos recursos económicos, pero eso nos ha permitido implicar a empresas y fundaciones para que sean una parte activa y, a su vez, la creación de una empresa social para dar cobertura y sostenibilidad al proyecto.
Queremos que los cursos tengan certificación profesional. Hemos apostado más por cursos sin esta cualificación, pero cuidando bien el periodo de prácticas. También pretendemos que aumente la actividad de cursos y restaurantes colaboradores.
La Escuela de Hostelería de CESAL para jóvenes en riesgo de exclusión social en Madrid nació como respuesta a las necesidades identificadas por la organización. Los cursos de formación impartidos desde 2007 permitieron la cercanía a estos jóvenes y, por consiguiente, el conocimiento de sus inquietudes e intereses. Había que ir un paso más allá. El recorrido formativo demostró tener éxito, explica CESAL, y jóvenes de distintas nacionalidades comenzaron a acceder al mercado laboral.
El 31 de marzo se inauguró de manera oficial la Escuela de Hostelería, habilitada para que un centenar de jóvenes se formen cada año de una manera integral, “con acompañamiento no solo para el trabajo, sino para la vida”, subraya Pablo Llano, director general de CESAL. El apoyo de instituciones y empresas es fundamental para mantener este proyecto, tanto como lo es que los jóvenes no se sientan solos en este camino.
Los datos demuestran que la Escuela de Hostelería cambia vidas. Los jóvenes aprenden a cocinar, a atender a los clientes, a superar momentos difíciles y a hacerles frente de la mejor de las maneras. No en vano, del primer curso de hostelería que se impartió en un local del Barrio de Vallecas se ha pasado a un centro con formación oficial, de la mano de renombrados cocineros.