El trabajo de los voluntarios se asemeja cada vez más al de cualquier profesional. Las propias ONG con las que colaboran imparten cursos de formación y les instruyen para lograr un servicio de calidad. Quienes ayudan a personas con discapacidad deben conocer las características de cada necesidad y el mejor modo de ayudar a afrontarla.
Imagen: Michelle
Las organizaciones cuentan con áreas de voluntariado encargadas de los correspondientes programas de formación. Conviene que las personas interesadas se informen en sus oficinas de esta posibilidad. Es el caso de la Federación Granadina de Personas con Discapacidad Física y Orgánica, Fegradi, que impartirá en Granada durante este mes de marzo un curso básico de voluntariado de personas con discapacidad física y orgánica. En él tomarán parte voluntarios sensibilizados, con y sin discapacidad, quienes aprenderán el manejo de las sillas de ruedas y otras acciones como la transferencia o el trato específico que requieren las personas con quienes se colabora.
La entidad explica que el objetivo es potenciar un servicio de voluntariado que «se ajuste y atienda las necesidades y demandas de las personas con discapacidad física y orgánica», pero también se pretende que los voluntarios se sientan satisfechos con la ayuda que prestan. Se busca la satisfacción de la persona con discapacidad que solicita el servicio y del voluntario que lo presta, afirma Fegradi, porque son parte integrante de cada proyecto en el que participan.
Los voluntarios ayudan en turnos vacacionales y formativos, actividades deportivas y culturales, además de prestar compañía
Para una mejor formación, se cuenta con prácticas y simulaciones de casos reales -se realizan circuitos para practicar el manejo de una silla de ruedas y otras ayudas técnicas-, además del apoyo de personas voluntarias con experiencia y profesionales en fisioterapia. La idea es que «aporten sus conocimientos sobre la educación de la espalda y la ergonomía en la actividad voluntaria, con el apoyo de material de ayudas técnicas ortopédicas».
Una vez concluido el periodo de formación, los voluntarios serán muy útiles en los turnos vacacionales y formativos para jóvenes y personas mayores, actividades que se llevan a cabo en la naturaleza, así como otras deportivas y culturales y, sobre todo, en el acompañamiento cotidiano a personas con discapacidad.
Desde 2002, COCEMFE-Badajoz cuenta con el programa Escuela de Voluntariado centrada en la organización de jornadas y cursos de formación para monitores. La entidad combina teoría y práctica para que los voluntarios adquieran una buena formación, en varios cursos intensivos a lo largo del año. Su experiencia le ha permitido incluso editar una guía para todas las personas interesadas.
También ASPACE, en su Plan de Prioridades 2011, destaca los Programas de Formación del Voluntariado. Plantea cursos de formación teórico-práctica de los voluntarios en quienes se piensa para desarrollar programas concretos de las diferentes asociaciones. Cada curso que se imparta este año deberá tener un mínimo de 40 horas lectivas y estar dirigido, al menos, a 15 voluntarios.
Trabajo en grupo
El trabajo en grupo es la base de esta labor, uno de los aspectos fundamentales de este tipo de voluntariado, entendido como un modo de reflexionar entre todos «buscando dudas e interrogantes y planteándose propuestas específicas», señala Fegradi. Desde COCEMFE-Badajoz se considera que el trabajo en equipo mejora la eficacia, facilita la fluidez de la información, fomenta el sentido de participación y, entre otras cosas, es un factor motivador para todos en una tarea común.
Esta organización considera que las personas se desarrollan en grupo, nunca de manera individual. Eso sí, para que un grupo funcione ha de tener el número justo de miembros. Todos ellos han de poder relacionarse entre sí de manera directa y tener conciencia de grupo, «sentir que todos tienen los mismos objetivos y las mismas ganas por alcanzarlos».
La Asociación Voluntariado de la Universidad de Valladolid gestiona este servicio para quienes estén dispuestos a dedicar parte de su tiempo libre en labores sociales. Una de las tareas propuestas consiste en el acompañamiento y apoyo a estudiantes con discapacidad física. Es el Programa de integración entre universitarios y personas con discapacidad, gestionado por el Secretariado de Asuntos Sociales desde 1997. Su fin es “que estas personas tengan garantizada una calidad en sus estudios”.
El acompañamiento se plasma en los trayectos diarios entre facultades, diferentes puntos de la ciudad o aulas, que en ocasiones cuentan con ciertas barreras, mientras que al apoyo permite la colaboración en la toma de apuntes de determinadas asignaturas.