Las habilidades de la juventud, fundamentales en los retos del presente y el futuro

Dani llevaba un tiempo en situación de desempleo y, además, no contaba con una formación específica. “Hace un año no tenía claro mi rumbo, pero, ahora, lo tengo clarísimo”, manifiesta.

Lo que ha provocado este cambio en los últimos meses ha sido, precisamente, la determinación de Dani de apostar por sí mismo y por su futuro. Se propuso participar en un programa de formación en electricidad y energía fotovoltaica que organizaba la Fundación Tomillo, junto a APIEM e Iberdrola, en el marco de Generation Unlimited España, una alianza impulsada por UNICEF España.

Hoy, el fruto de ese esfuerzo se ha traducido en un empleo, aunque si le preguntas a Dani cuál ha sido la principal mejora en su día a día, responde que “me permite desarrollarme y tener autonomía”.

Sin embargo, casos como el de Dani, desafortunadamente, no son lo más habitual a nivel global. Las últimas estimaciones advierten que solo alrededor de uno de cada cuatro jóvenes en todo el mundo está en vías de adquirir las habilidades que necesita para el empleo.

La posibilidad de acceder a una capacitación y a un trabajo de calidad son esenciales por numerosos motivos. Por un lado, para promover un crecimiento personal y una autonomía que permitan que cada persona pueda llevar a cabo un proyecto de vida propio. Pero, además de eso, la formación y el empleo son de vital importancia para impedir que millones de jóvenes caigan en contextos de precariedad que les avoquen a la pobreza.

Naciones Unidas calcula que en los próximos 15 años habría que crear 600 millones de puestos de trabajo en todo el mundo para satisfacer las necesidades de empleo de los y las jóvenes. Todo ello, teniendo en cuenta las profundas transformaciones que traerán las innovaciones tecnológicas, presenta un enorme desafío.

Las previsiones para la juventud de los países de bajos ingresos son, además, especialmente complejas. En los próximos diez años, por ejemplo, alrededor de 1.100 millones de jóvenes estarán preparados para ingresar en un mercado laboral que, según las proyecciones, generará sólo 325 millones de puestos.

Sin embargo, frente a un contexto que puede resultar abrumador, cada vez son más las chicas y chicos que se rebelan contra las estadísticas. Mediante la formación, son capaces de mejorar su empoderamiento y lograr desarrollar un talento con el que hacer frente a estos retos. Por todas las esquinas del planeta están surgiendo proyectos que invitan a imaginar un futuro muy diferente.

Uno de esos proyectos es el que lidera la joven Jahnnobbi desde Bangladesh. Tras observar los efectos de la pandemia en la salud mental de otras personas de su edad, Jahnnobi creó una aplicación que apoya a jóvenes que sufren estrés o depresión.

Tan solo unos años más tarde, el proyecto emplea a 15 personas y, a día de hoy, ha facilitado más de 3.500 consultas terapéuticas y organizado más de 100 sesiones con jóvenes sobre salud mental. Y todo ello lo ha logrado al mismo tiempo que ha desarrollado habilidades esenciales en el mundo empresarial, como la toma de decisiones o la comunicación.

A miles de kilómetros, en Zimbabue, Aluwaine se encuentra convirtiendo 2.000 botellas de plástico recicladas y 12.000 chips desechados en luces LED. Cuando Aluwaine era pequeño tenía que hacer los deberes a la luz de las velas, por eso, ahora tiene como objetivo cambiar las cosas para la próxima generación.

Se ha asociado con siete escuelas en su país natal, a las que proporciona linternas y sesiones de formación sobre electrónica, gestión de residuos y energías renovables. Gracias a su idea innovadora, Aluwaine está creando nuevas oportunidades para muchos estudiantes de su país.

Los casos de Dani, Jahnnobi y Aluwaine son solamente algunos de los ejemplos que representan a multitud de jóvenes que, a pesar de provenir de entornos vulnerables, se están poniendo manos a la obra para impulsar una prosperidad que mejore sus vidas y las vidas de todo su entorno. Pero para facilitarles ese desarrollo, los sistemas de educación y formación deben tener la capacidad de responder a estas necesidades. A su vez, el mercado laboral debe contar con la perspectiva de las personas jóvenes y ofrecerles unas condiciones dignas que les alejen de ciclos de vulnerabilidad.

Para poner de relieve la importancia estratégica de que las generaciones más jóvenes cuenten con las habilidades para construir un futuro más justo, inclusivo y sostenible para todos y todas, la Asamblea General de Naciones Unidas nombró el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud.