Desde 2006, América Latina cuenta con un documento estratégico para conseguir que en 2015 se erradiquen las peores formas de trabajo infantil y en 2020 no quede rastro de esta práctica. Para alcanzar estas metas, diversos países han comenzado a aprobar hojas de ruta que marcan los pasos necesarios para lograr los objetivos acordados. Guatemala fue, a finales de octubre, el primer país en hacer público su proyecto. República Dominicana le siguió unos días después y se espera que en los próximos meses se sumen a la lista nuevas iniciativas.
Imagen: Artis Rams
La Agenda Hemisférica sobre Trabajo Decente (AHTD) establece una serie de objetivos que se deberían alcanzar en 2015. Profundiza en dos conceptos: trabajo infantil y trabajo decente. Este último se considera «la mejor vía para superar la pobreza» porque resuelve los desequilibrios, por lo que el documento recoge las políticas generales y específicas necesarias para conseguirlo. Los objetivos son eliminar el trabajo infantil en su totalidad para el año 2020, «crecer más y mejor» e implantar políticas laborales que ayuden a reducir la pobreza y promover la equidad.
El 69% de los países han ratificado los convenios fundamentales de trabajo, pero «hay indicios de frecuentes violaciones»
Está previsto que las hojas de ruta marquen el camino para que Centroamérica, Panamá y República Dominicana alcancen las metas de la Agenda Hemisférica. La OIT calcula que el déficit de empleo en estas zonas se incrementará hasta los 158 millones en 2015 si no se toman medidas. «Es necesaria una tasa sostenida de crecimiento de, al menos, un 5,5% anual», recomienda.
Uno de los aspectos claves es el respeto y la aplicación de los principios y derechos fundamentales en el trabajo. El 69% de los países habían ratificado en 2006 los convenios fundamentales -referidos a edad mínima, peores formas de trabajo infantil, sindicación y negociación colectiva, libertad sindical, no discriminación, igualdad de remuneración, trabajo forzoso y abolición del trabajo forzoso-, sin embargo, «hay indicios de frecuentes violaciones», revela la Agenda, mientras que 5,7 millones de niños de entre 5 y 14 años trabajan, 1,3 millones de personas se encuentran en régimen de trabajo forzoso, las desigualdades en los ingresos son importantes y las mujeres no participan en el mercado laboral en condiciones de igualdad de oportunidades.
Desarrollo de las estrategias
Para elaborar las hojas de ruta se han analizado las políticas nacionales, los planes y los programas que influyen en la prevención y erradicación del trabajo infantil, a la vez que protegen a los adolescentes trabajadores. A partir de estos datos, se han definido las estrategias de cada país (hojas de ruta nacionales), que conformarán una estrategia común (Hoja de Ruta Subregional) para Centroamérica, Panamá y República Dominicana. Estos documentos cuentan con el apoyo del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT y con la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID).
Las estrategias de cada país conformarán una estrategia común para Centroamérica, Panamá y República Dominicana
Guatemala ha sido el primero en diseñar su hoja de ruta. En ella se refleja cómo un alto porcentaje de la población guatemalteca, «con independencia de su condición social», tolera el trabajo infantil. Si bien el 46,7% de los hogares era pobre en 2006, el apoyo a esta práctica tiene relación, al parecer, con las costumbres de una sociedad que ahora se plantea un cambio. Su hoja de ruta propone garantizar el derecho a la atención sanitaria integral de los niños y adolescentes que trabajen, así como la educación de todos. En particular, se quiere atender a quienes se ganan la vida con una de las denominadas peores formas de trabajo y a los menores que «están en situación de trabajo o en riesgo de involucrarse en actividades laborales que vulneran su derecho a la educación».
República Dominicana siguió a Guatemala e hizo público su apoyo a la misma hoja de ruta a mediados de noviembre. La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil del año 2000 precisó que 436.302 menores de entre 5 y 17 años trabajaban entonces. En la actualidad, prepara una nueva encuesta cuyos resultados se conocerán en 2010. De cara a los próximos cinco años se plantea que la cifra de trabajadores menores se reduzca a 75.000, para pasar a 0 en 2020, y que el 85% de los pequeños entre 6 y 13 años esté escolarizado, frente al 100% de 2020.
Otro de los países con peores tasas es Panamá. La última Encuesta de Trabajo Infantil destaca cómo, mientras en el año 2000 había 47.976 menores de entre 5 y 17 años trabajadores, la cifra ascendía a 89.767 el pasado año. Entre los niños de 5 a 9 años el porcentaje de trabajadores se ha triplicado, en los menores de 10 a 14 años se ha duplicado y entre los jóvenes de 15 a 17 años se ha pasado del 18,1% al 23,9%.
En Nicaragua, en 2005 había 238.827 niños y adolescentes trabajadores activos; en El Salvador, en 2007 la situación se repetía con 172.588 menores; en Costa Rica, en 2002 se contabilizaban 113.523 niños empleados; en Honduras, en 2008 trabajaban 348.250 menores de entre 5 y 17 años. En todos ellos la esperanza está en las hojas de ruta, pero ya se ha advertido de la necesidd de poner en marcha mecanismos de control que vigilen la implementación de estas estrategias.