Promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres y las niñas es fundamental para hacer realidad los derechos de toda la infancia. Los derechos y el bienestar de los niños a menudo dependen de los derechos y el bienestar de la mujer. Las privaciones a las que se enfrentan las mujeres y las niñas aumentan de forma considerable cuando se encuentran en situación de desventaja debido a la pobreza, el origen étnico, la ubicación geográfica, la discapacidad o las condiciones de fragilidad o de crisis. Por tanto, la inversión en la esfera de la igualdad de género contribuye a lograr resultados positivos a lo largo de la vida para las niñas, los niños y sus comunidades.
Más de 300.000 mujeres y niñas siguen muriendo cada año a causa de complicaciones en el embarazo y el parto. Quince millones de niñas contraen matrimonio cada año, y 61 millones no están escolarizadas en la enseñanza primaria y en el primer ciclo de enseñanza secundaria debido a la pobreza, las normas de género y la falta de servicios y alternativas viables. En todo el mundo, las mujeres y las niñas siguen asumiendo la mayor parte de la responsabilidad del trabajo asistencial no remunerado.
En todas las sociedades, y en particular en las emergencias humanitarias, están expuestas al riesgo de la violencia de género. Por otro lado, la asociación de la violencia con la masculinidad pone a un gran número de niños en riesgo de sufrir daños, mientras que millones de ellos crecen interiorizando y perpetuando la cultura de la violencia en la familia y en la vida social y política.
La desigualdad de género afecta a todas las personas
La igualdad de género implica que las mujeres y los hombres, las niñas y los niños tengan los mismos derechos, los mismos recursos, las mismas oportunidades y la misma protección. Sin embargo, las estructuras de poder en las sociedades de casi todo el mundo tratan de manera privilegiada a los niños y los hombres. Por ello, para promover dicha igualdad casi siempre es preciso abordar las desventajas a las que se enfrentan las niñas y las mujeres.
Al mismo tiempo, la desigualdad de género impregna las relaciones personales, familiares y sociales y las instituciones; afecta no solo a las mujeres y las niñas, sino también a los hombres y los niños, y exige la participación de ambos sexos para avanzar hacia la justicia y la igualdad. Para lograr cambios en materia de igualdad de género es necesario no solo aumentar la sensibilización y fomentar un cambio de conducta, sino también transformar la dinámica fundamental del poder que define las normas y las relaciones de género.
Igualdad de género, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Reconociendo estos problemas y la importancia de abordar la persistencia de la desigualdad de género para lograr avances globales a escala mundial, la igualdad de género ocupa un lugar destacado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como un objetivo independiente (Objetivo 5) y en las metas de los otros 16 objetivos.
Un número cada vez mayor de gobiernos, entidades del sector privado y agentes de la sociedad civil reconocen que no es posible progresar si la mitad de la humanidad se queda atrás. Muchos ya no preguntan por qué es importante la igualdad de género, sino qué pueden hacer para contribuir a hacerla realidad. Entre las funciones y las prácticas discriminatorias en función del género caben destacar normas, conductas, actitudes y expectativas que establecen diferencias entre niños y niñas y limitan sus derechos, truncan su bienestar y les niegan oportunidades.
Para abordar las políticas discriminatorias, así como los procesos de socialización que definen de forma negativa las prácticas y las funciones atribuidas a cada género, UNICEF apoya a las comunidades para transformar los discursos sociales y promover el cambio de conducta a través de programas de atención parental, atención en la primera infancia y empoderamiento de las y los adolescentes. También fomenta servicios de guardería asequibles y equitativos en materia de género que reduzcan la carga de los cuidados familiares que soportan las mujeres, involucren a los hombres y a los padres en el cuidado de los niños y niñas, y mejoren los conocimientos y la promoción profesional de las personas trabajadoras en este sector, que en su mayoría son mujeres.
Asimismo, UNICEF impulsa cambios en las políticas y en su aplicación a través de actividades de promoción, generación, uso de datos y sistemas de seguimiento, todo ello para lograr unas políticas relativas a la primera infancia, las actividades extraescolares, los estudios, los deportes, la formación profesional y la tutoría para las niñas y los niños que no sean discriminatorias por razón de género. Porque la igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible.