Las situaciones de emergencia humanitaria, así como la respuesta y ayuda internacional han vuelto a saltar a primera línea de la actualidad a lo largo de este mes de febrero:
- Los terribles terremotos que han sacudido Turquía y Siria han puesto en peligro a más de ocho millones de niños y niñas que necesitan desesperadamente de ayuda, apoyo y protección para superar la tragedia que ha impactado en sus vidas.
- Y se cumple un año del comienzo de la guerra en Ucrania, conflicto armado que, al este del territorio, lleva más de ocho años latente, y que ha tenido un fuerte impacto en toda la población del país, ocasionando millones de desplazamientos dentro y fuera de sus fronteras.
Una amenaza existencial para la infancia
Las catástrofes naturales y los conflictos armados son dos situaciones de emergencia diferentes, pero con consecuencias muy similares sobre la población y la infancia: desprotección y riesgo extremo.
De hecho, cuando la violencia, los desastres o los brotes de enfermedades tocan a las sociedades, sus miembros más jóvenes lo viven como una amenaza existencial, ya que las situaciones de estrés, peligro e incertidumbre que se generan dificultan prestar los cuidados necesarios, proveer una alimentación nutritiva y crear entornos seguros. Y si estas amenazas se producen durante los primeros años de vida, aumentan las probabilidades de sufrir dificultades cognitivas, conductuales y emocionales, y de experimentar retrasos en su desarrollo.
La supervivencia y desarrollo saludable de los niños y las niñas en contextos humanitarios y frágiles tiene muchas facetas. La principal es asegurarse de que reciben la alimentación y atención sanitaria y de higiene adecuadas, pero también, ofrecerles la oportunidad de jugar y de aprender, así como de disfrutar de la protección, el acompañamiento y la seguridad necesarias para amortiguar los efectos de las situaciones adversas.
Colocar todas estas piezas en su sitio significa incluir a la infancia como parte integral de las intervenciones humanitarias en todos los sectores: nutrición y salud; agua, saneamiento e higiene; educación, protección de la infancia y política social.
Terremotos de Turquía y Siria
Dos semanas después de los devastadores terremotos que golpearon el sureste de Turquía y Siria, los niños y familias de las zonas afectadas sufrieron otros dos terremotos que causaron el colapso de más edificios y más víctimas. Los dos seísmos iniciales del 6 de febrero, a los que siguieron más de 6.000 réplicas, han causado una gran destrucción, se han llevado las vidas de miles de personas y han dejado a millones de niños con necesidad de ayuda humanitaria urgente.
Además, la situación en el norte de Siria es especialmente desgarradora, ya que este desastre castiga a niñas y niños tras 12 años de guerra, desplazamiento, violencia y crisis alimentaria.
La respuesta de UNICEF en ambos países es facilitar el acceso al agua potable y saneamiento y a los servicios de protección y nutrición. Además, se está trabajando para proteger a las niñas y los niños no acompañados y reunir a los que han quedado separados de sus familias debido a los seísmos. Asimismo, ofrecer ayuda psicosocial para los niños y las niñas afectadas es esencial para tratar de amortiguar el daño psicológico que este desastre pueda ocasionarles.
Un año de guerra en Ucrania
La población ucraniana vive una situación de crisis grave desde que estalló la guerra hace 365 días. Se calcula que, entre los miles de fallecidos por el conflicto, más de 1400 niños y niñas han muerto o resultados heridos.
La situación que vive la infancia en el país es devastadora, y más aún durante el invierno, con interrupciones constantes en el suministro eléctrico, los sistemas de calefacción y el suministro de agua, con temperaturas de hasta 20º C bajo cero, lluvia, nieve y hielo. La situación es especialmente vulnerable para los más de 5,3 millones de desplazados internos en el país.
En cuanto a la infancia, UNICEF calcula que la educación de más de cinco millones de niños y niñas ucranianas ha podido quedar afectada. El uso de armas explosivas, además, convierte a las escuelas que aún siguen en pie en lugares no del todo seguros, mientras que los continuos cortes de electricidad dificultan también la educación online.
Asimismo, este intenso conflicto también está dejando cifras escalofriantes en cuanto a datos de salud mental se refiere, ya que se calcula que 1,5 millones de niños y niñas están en riesgo de sufrir depresión, ansiedad y estrés postraumático.
En UNICEF hemos estado a su lado durante todo este tiempo estregándoles alimentos, medicinas y agua potable, pero también equipando las escuelas para fomentar la educación online y aportando apoyo y ayuda psicosocial. Asimismo, desde hace meses se está distribuyendo ropa de abrigo y mantas.
Los más vulnerables ante situaciones de emergencia
Ante cualquier situación de crisis, las personas más vulnerables son siempre los niños y las niñas. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de los planes de respuesta humanitaria incorporan intervenciones relativas a su desarrollo. La financiación es escasa y, a menudo, se proyecta a corto plazo, lo que no permite mantener la programación el tiempo suficiente para que tenga un impacto duradero.
Es esencial poner el foco en la infancia al tratar situaciones de emergencia, ya que es un elemento clave para ayudar a las comunidades y países a recuperarse de la crisis, y romper con los ciclos de pobreza y violencia para establecer sociedades pacíficas y resilientes. UNICEF trabaja para fortalecer los vínculos entre la acción humanitaria y la labor de desarrollo, ya que está presente en muchos países antes, durante y después de las emergencias sirviendo para prestar un apoyo continuo.