José Moisés Martín (Madrid, 1973) representa a la Asociación para la Cooperación por el SUR (ACSUR-Las Segovias) desde hace más de dos años, aunque su labor en el ámbito de la solidaridad es muy extensa. Lleva veinte años vinculado a ONG y a diferentes asociaciones, aunque fue a partir de las movilizaciones del 0,7, celebradas en 1994 y 1995, cuando comenzó su trabajo como militante. Desde entonces, no ha cesado su labor en esta ONG, que acaba de recibir el premio Pere Casaldáliga a la Solidaridad de manos del escritor José Saramago, que defiende los derechos de la mujer, lucha contra los valores y estereotipos sexistas, por la condonación de la deuda externa y por el desarrollo de auténticas políticas solidarias. “La mayor muestra de solidaridad que hay en Europa es la Seguridad Social, un mecanismo que va más allá de la caridad”. Por ello, subraya que se necesitan políticas públicas que garanticen los mismos derechos de igualdad para todos los países.
El nombre de Las Segovias está muy relacionado con el origen de esta organización. ACSUR nace en 1986 en una visita de profesionales progresistas de Cataluña a Nicaragua en apoyo a la revolución sandinista, y a partir de la experiencia que tuvimos en este primer viaje se decide crear una organización para apoyar los procesos de cooperación y de solidaridad con los sandinistas en Nicaragua. Por tanto, nos llamamos Las Segovias porque este primer proyecto que desarrollamos fue en la región de Las Segovias, en el norte de Nicaragua. Ahora estamos trabajando en 19 países.
El espíritu fundacional sigue siendo el mismo, que es apoyar y acompañar a los procesos de los movimientos comunitarios, populares y ciudadanos en las transformaciones democráticas y sociales de nuestras sociedades. Así, aunque el panorama internacional ha cambiado mucho desde el año 1986 a esta parte, nuestra misión institucional sigue siendo la misma.
Nosotros entendemos que la pobreza que hay en el mundo no es una cuestión de casualidades de la vida, sino de un sistema fundamentalmente internacional que es el que genera esta desigualdad. El trabajo que nosotros hacemos no sólo tiene que ver con proyectos de cooperación a través de proyectos de desarrollo productivo, de reformas o mejoras en la habitabilidad de los barrios donde trabajamos, sino que también tenemos un componente muy importante de incidencia política en el norte. Tratamos de cambiar las políticas de comercio, de deuda y de ayuda oficial al desarrollo para conseguir un sistema internacional más justo.
“Tratamos de cambiar las políticas de comercio, de deuda y de ayuda oficial al desarrollo para conseguir un sistema internacional más justo”
Un proyecto integral se basa en que en un determinado territorio, por ejemplo en Managua, y de acuerdo con las diferentes instituciones del lugar, como los poderes públicos, municipalidades, planteamos un trabajo que tiene que ver con mejoras productivas, diversificación de la producción, formación comunitaria, intervención en temas de agua, etc. Tratamos de buscar cada uno de los elementos que forman parte del proceso económico y social que define el desarrollo, de acuerdo con el trabajo concertado por parte de los poderes públicos, como con los agentes sociales que intervienen en el territorio.
Un total de 53 personas profesionales y cerca de 120 más de forma voluntaria.
Nosotros somos una asociación, lo que significa que la forma más habitual de colaborar es a través de nuestras actividades, mesas redondas, talleres… que están abiertos a todo el mundo. Pocas veces enviamos a personas gente al terreno que no sean profesionales, aunque hay gente con muy buena voluntad y muy preparada que podría trabajar allí. Pero la situación exige un resultado profesional que hace que como contrapartida tengamos que ofrecer un marco profesional importante.
En el ámbito de la sensibilización estamos trabajando con varias líneas de comunicación alternativa que permitan dar voz a quienes no la tienen ahora mismo, por ejemplo a través del vídeo participativo. Esto se hace mediante canales asociativos como la economía social, el movimiento vecinal, etc. En este sentido, uno de los programas más importantes que estamos desarrollando es el ‘Noticiero Internacional de Barrios’, otro de ellos es ‘Comunicar para Participar’ y otra línea de trabajo muy fuerte es la que se centra en el derecho de los y las inmigrantes. Éste último se basa en el reconocimiento de sus derechos, de la organización ciudadana de los propios inmigrantes y de cómo pueden hacer valer unos derechos que ya tienen para acceder a su plena ciudadanía en el conjunto de España.
El ’empoderamiento’, que más que una palabra es un palabro, tiene difícil traducción en castellano, pero tiene que ver sobre todo con la idea de que no se puede construir un mundo más justo si no se tiene en cuenta a más de la mitad de la población.
“No se puede construir un mundo más justo si no se tiene en cuenta a más de la mitad de la población”Y aunque en occidente hemos avanzado mucho aún queda mucho camino: discriminaciones salariales, dobles jornadas, violencia doméstica? estos problemas se ven multiplicados en los países del sur en los que trabajamos, donde apenas existen marcos legales que permitan este acceso a la igualdad. En esta línea, lo que hacemos es trabajar con las organizaciones de mujeres de acuerdo a la siguiente metodología: son las propias organizaciones de mujeres las que son capaces de acceder a través de la reivindicación, del trabajo?a conseguir sus derechos. ‘Empoderar’ a las mujeres en este sentido significa facilitar las propias capacidades que ya tienen las mujeres para hacer frente a estas restricciones de los derechos. No se trata tanto de ser asistencial si esta asistencia no va acompañada de una reflexión que parte de las propias organizaciones de mujeres sobre sus derechos. Dicho esto, se puede traducir este término por ‘dotar de poder’ o hacer valer el poder que las mujeres ya tienen para cambiar las cosas.
La estrategia plurianual que tenemos aprobada hace una reflexión sobre el mundo en el que vivimos y el papel que juega la sociedad civil, y en cómo podemos cambiar las cosas. Para ello hemos identificado cinco ámbitos en el que nosotros, como organización, podemos contribuir más: además del derecho de las mujeres, que es un tema central en nuestra organización y a nivel transversal, hay otro elemento importante: la democracia participativa, por la que se fomenta y favorece la organización comunitaria en los sitios en los que estamos trabajando. Un tercer elemento tiene que ver con las economías solidarias y el desarrollo productivo, que se basa en buscar nuevas fórmulas de producción que faciliten el acceso de la gente a los mercados más cercanos, a la diversificación productiva, a la mejora productiva sobre todo agrícola? pero también desde el punto de vista urbano, con un componente muy fuerte de economía social. El cuarto elemento es el que llamamos hábitat sostenible y saludable, relacionado con la reforma de los espacios comunitarios, acceso al agua, a un medio ambiente sano, a vivienda digna?.y el quinto ámbito es el de migraciones y derechos humanos. En este caso, intentamos articular procesos de organización social de los inmigrantes tanto en origen como en destino, fundamentalmente en Marruecos y Ecuador, no sólo con mujeres sino con poblaciones indígenas inmigradas aquí en España, que sufren graves problemas.
Se enfrentan con una triple invisibilidad. En primer lugar son invisibles aquí porque son mujeres, en segundo lugar porque son inmigrantes y en tercer lugar son invisibles en su país porque no tienen ningún tipo de derecho político. Ahora mismo en Marruecos se están dando procesos de debate en torno a su propia condición como sujetos, tal como la reforma del Código de Familia en Marruecos, que aquí no tiene ningún efecto, ya que las mujeres marroquíes que viven en España no están participando en ese debate.
La realidad es que podemos dar todo el dinero del mundo, pero como decía un libro: ‘La compasión no basta’. La idea que tenemos como organización es no perder nunca el norte de que hasta que no cambiemos políticamente las cosas, podemos dar todo el dinero del mundo, nos vamos a sentir muy bien de corazón y vamos a limpiar nuestras conciencias, pero no vamos a cambiar la realidad. Esto hace que trabajemos muchísimo no sólo sobre las consecuencias de la pobreza sino también sobre las causas, y aquí es donde se hallan todas las políticas de las multinacionales que tanto denunciamos.
En el caso concreto de Repsol es poco explicable para mis amigos de Bolivia que yo vaya allí a decirles que vamos a montar estos proyectos integrales porque me pueden decir: muy bien, pero la principal causa de riqueza que hay en este país es el petróleo y el gas y se lo está llevando por la cara una empresa de España y nadie está diciendo nada. Para tener esta coherencia en nuestro discurso y nuestras prácticas intentamos hacer estas políticas. Por eso lo que pretendemos es denunciar la posición absolutamente de ‘piratería’ que mantienen las multinacionales españolas, que no están jugando limpio en América Latina.
“Pretendemos denunciar la posición absolutamente de ‘piratería’ que mantienen las multinacionales españolas, que no están jugando limpio en América Latina”Y quizá la que de una manera más sangrante demuestra la expoliación de los recursos naturales que tienen estos pueblos en beneficio de unos pocos es Repsol.
El español es cada vez más solidario. En los sondeos se puede ver que hay cada vez más gente que apoya todo el tema de solidaridad, aunque de una manera muy emocional todavía, falta mucha educación ciudadana. Yo siempre digo que el mayor mecanismo de solidaridad que hay en Europa es la seguridad social, que es un mecanismo que va más allá de la caridad: tenemos unos impuestos que permiten que los más pobres estén protegidos por un seguro que es público. Ese sí es un mecanismo de solidaridad. Construir eso está costando mucho, porque la solidaridad ahora mismo es muy caritativa, lo que yo doy, lo que me satisface cuando apadrino un niño?cuando lo que planteamos son mecanismos de solidaridad en firme, se nota que falta mucho por construir.
Nosotros estamos trabajando mucho en el marco de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo con la Campaña ‘Pobreza cero’ y estamos muy implicados en todo lo que está planteando esta campaña. Pensamos que el 0,7 se conoce, aunque mucha gente cree que ya estamos en el 0,7 y en realidad estamos en la mitad. Por otro lado, el tema de la deuda externa es fundamental. Ahora mismo estamos a punto de aprobar una ley de deuda externa en España que va a regular prácticamente que los países pobres tengan que seguir pagando una deuda que ya pagaron siete veces y que van a seguir pagando por los intereses. El tema del comercio internacional es también determinante, porque podemos dar mucho dinero con una mano, con el 0,7, pero con la otra estamos recibiendo una cantidad ingente de ingresos debido a que tenemos unas normas de comercio que claramente benefician a los más ricos. Cuando uno mira así el panorama, lo más fácil es dar esta limosna, que es muy importante, pero no hay que dejar de lado la otra cara de la cuestión, que es la parte fundamental. Hay que convencer a la gente de que con sus opciones de consumo, de presión política, de estilo de vida, el agua que gastamos, los carburantes… forma parte de un sistema que nos permite vivir como lo hacemos mientras que otros están totalmente desposeídos y desprovistos de todo. Este es un debate que apenas se ha arañado, hay que reflexionar sobre qué opciones políticas deberíamos tomar para cambiar esta realidad. A mí me gustaría que la gente tuviera esto asumido como tiene asumido la seguridad social, el seguro de desempleo, la sanidad pública, la educación pública… Lo otro es un poco de beneficencia. Se necesitan políticas públicas que garanticen que los mismos derechos de igualdad que tenemos en España se puedan cumplir en otros países más necesitados, por ejemplo Marruecos.