El Barómetro de Confianza Edelman, llevado a cabo en 28 países, revela que la confianza en las instituciones está en crisis. La ciudadanía no cree en ninguno de los cuatro poderes básicos (empresas, gobiernos, ONG y medios de comunicación), algo que no había sucedido en los 17 años que lleva realizándose el estudio. En sus conclusiones aparece que el 53% de los encuestados piensa que el sistema general actual les ha fallado, es injusto y ofrece pocas esperanzas para el futuro. En este artículo se describe cómo ha sido la bajada de la confianza en las instituciones y las cinco causas principales, según la consultora Canvas Estrategias Sostenibles.
Bajada de la confianza en las principales instituciones
De las cuatro instituciones principales, esto es, empresas, gobiernos, ONG y medios de comunicación, según el Barómetro de Confianza Edelman, desde 2001 la confianza mayor de los ciudadanos se depositaba en las ONG. Después, en 2007, el informe demostraba que las compañías adquirían mayor credibilidad que los gobiernos y medios de comunicación. Y en los últimos años se ha visto cómo ha ido cayendo la credibilidad tanto de los líderes como de los gobiernos.
Las ONG son el organismo en el que más creen los ciudadanos
La población siente que el sistema es injusto y se basa en las élites, haciendo que se enriquezcan quienes no lo merecen. Existe, además, falta de confianza en los líderes y de esperanza con respecto a que las nuevas generaciones tendrán un mundo mejor.
La seguridad depositada en los medios de comunicación ha bajado un 5% y se sitúa en mínimos históricos (43%). El gobierno se ha convertido en la institución menos fiable en 14 de los países encuestados. Y la fiabilidad en los líderes empresariales también está en peligro: la credibilidad en los CEO cayó 12 puntos, un mínimo histórico que lo sitúa en el 37%.
Las ONG se mantienen como el organismo en el que más creen, aunque también su credibilidad ha disminuido en 21 países de los encuestados y hay desconfianza en ocho de ellos.
¿Cuáles son las causas de la desconfianza en las instituciones?
Según Canvas Estrategias Sostenible, consultora estratégica especializada en responsabilidad social corporativa, hay cinco motivos principales que llevan a la falta de credibilidad en las instituciones de nuestro país.
1. La crisis económica. La gran recesión de 2008 provocó el derrumbe de muchos países y la falta de seguridad en diferentes esferas sociales. Pese a que el Gobierno asegura que ya se ha producido una mejoría, todavía hay muchas dificultades socioeconómicas que se han traducido en la falta de gobierno hasta hace unos meses.
2. Corrupción. Los escándalos de corrupción y malversación de fondos públicos ayudan a aumentar la desconfianza en el sistema.
3. Globalización. Aunque muchos se esfuerzan por demostrar los beneficios del mundo globalizado, la mayoría de la población mundial está preocupada y tiene miedo a perder su empleo, además, teniendo en cuenta cómo afecta al medio ambiente el aumento de la producción estimulada por el libre comercio y la mejora de la eficiencia.
4. Crisis de valores. Algunas compañías fueron el ejemplo de la falta de compromiso real con sus principios declarados, como el caso del gigante de la automoción Volkswagen, que hizo trampa en las mediciones de emisiones contaminantes de algunos de sus motores.
5. Aumento de la desigualdad. En la actualidad, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% de las personas del planeta. El informe presentado por Oxfam Intermón, ‘Una economía al servicio del 1%’, analiza cómo se ha llegado a esta situación de desigualdad en ascenso.
Para construir la confianza y restaurar la fe en el sistema, las instituciones deben dar pasos hacia un modelo que integre más a las personas, recoja sus miedos y las ponga en el centro de todo.
La acción de las empresas con respecto a los gobiernos es importante en tiempos de crisis, puesto que, cuando el sistema falla, son las compañías las que han de hacer más. Entre otras cosas no deberían:
- Pagar sobornos a los funcionarios para ganar contratos.
- Abonar cien veces más a los altos cargos que a los trabajadores.
- No movilizar los beneficios a otros países para evitar impuestos.
- No sobrecargar ni incrementar los precios de los productos de primera necesidad.
- Reducir los costes bajando la calidad del producto.