Tras dos décadas de negociaciones, la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas ha sido finalmente aprobada por la Asamblea General de la ONU. Este texto dará protección a los más de 370 millones de personas integradas en 5.000 comunidades en todo el planeta.
Ratificado por 143 votos a favor, 4 en contra (Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y 11 abstenciones, este documento representa un hito histórico para el movimiento indígena, relegado hasta ahora en sus reclamaciones. La declaración, de 46 artículos, establece los estándares mínimos de respeto a los derechos de los pueblos indígenas, que incluyen la propiedad de sus tierras, los recursos naturales de sus territorios, la preservación de sus conocimientos tradicionales y la autodeterminación.
Ahora se tiene la oportunidad y la responsabilidad de «colmar un vacío» en la protección de los derechos humanos, según indicó el embajador adjunto de Perú ante la ONU, Luis Enrique Chávez, quien presentó el documento al pleno de la Asamblea General. Según atestiguan los diferentes mecanismos de protección de los derechos humanos, este grupo de seres humanos está «entre los más vulnerables» del mundo, apuntó.
Por su parte, Australia votó en contra porque se otorgan derechos a las poblaciones indígenas que entran en conflicto con los del resto de la población y con el marco constitucional de los países democráticos, según explicó el embajador de Australia ante la ONU, Robert Hill. Igualmente, Canadá señaló que el documento no se adecúa a su legislación en materias como la propiedad de tierras, su explotación o las fuerzas armadas.
La adopción de la declaración de derechos fue celebrada por parte del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que instó a que los estados miembros «se aseguren que su visión se ponga en práctica».