La Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) ha publicado una guía actualizada para ayudar a los responsables de formulación de políticas en los países desarrollados a hacer frente a las consecuencias negativas del alza de precios alimentarios o aprovechar las oportunidades que ello representa. En el documento se solicita a los países que examinen «con atención» las implicaciones del alza de los precios alimentarios y que no tomen iniciativas sobre políticas que puedan parecer útiles a corto plazo, pero que tengan efectos perniciosos a largo plazo, o incluso agravar la situación. Según señala la FAO, «las principales naciones productoras de alimentos contemplan la introducción de restricciones a la exportación de productos agrícolas para proteger sus mercados».
La agencia de Naciones Unidas desaconseja medidas como las restricciones a la exportación, dado que a menudo provocan una mayor incertidumbre y disrupción de los mercados mundiales y empujan a alzas mayores de los precios a nivel global, al tiempo que hacen disminuir los precios a nivel doméstico, lo que reduce los incentivos para producir más alimentos.
«La experiencia de la crisis alimentaria de 2007-2008 demuestra que en algunos casos, las decisiones tomadas de forma apresurada por los países para mitigar el impacto de la crisis, en realidad contribuyeron -o incluso exacerbaron- esta misma crisis y agravaron su impacto sobre la seguridad alimentaria», aseguró el Director de la División de Apoyo a la Elaboración de Políticas y Programas de la FAO, Richard China.
El Índice de precios de los alimentos de la FAO, que recoge los precios de los alimentos básicos a nivel internacional, muestra que en diciembre de 2010 los precios alcanzaron su nivel máximo. «Con este fuerte incremento, tan solo dos años después de la crisis de 2007-08, existe ahora una seria preocupación sobre las consecuencias para los mercados alimentarios en los países vulnerables», aseguró China.
El informe de la FAO muestra que los países de bajos ingresos y déficit de alimentos fueron golpeados con dureza por las subidas de los precios en los últimos años. Debido a este alza, muchas de estas naciones han tenido que pagar facturas más elevadas por la importación de alimentos. «Casi todos los países africanos son importadores netos de cereales», recuerda la organización.
Las personas más afectadas por el alza de precios son los compradores netos de alimentos, como los residentes urbanos y los pequeños campesinos, pescadores, pastores y trabajadores agrícolas que no producen alimentos suficientes para cubrir sus necesidades. Los más pobres de entre ellos destinan entre el 70% y 75% de sus ingresos en la compra de alimentos.