La difusión del corto “Una historia justa” (“A fair story“) extiende por todo el mundo los fines del comercio justo. Es un proyecto internacional que plasma la esencia de este modo de intercambio. La idea es que los usarios lo compartan a través de las redes sociales y creen nuevas versiones con fotos propias o de amigos. Además, quienes quieran ampliar la información, pueden clicar en las ventanas emergentes a las cuales se accede durante la emisión del corto.
El filme se ha producido en español, inglés, francés, alemán y flamenco, con la idea de llegar a todos los rincones de Europa. En España, la iniciativa está respaldada por la Asociación del Sello Fairtrade-Comercio Justo y los usuarios pueden acceder a la película desde Facebook, Youtube o la página propia del proyecto. Para transmitir la esencia del comercio justo, la película recurre a un libro en manos de un niño al comienzo del filme, que pasa después de productores a consumidores para transmitir que «a través de Fairtrade todos están relacionados». El director de Fairtrade España, Pablo Cabrera, anima a participar en el proyecto, ya que el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales permite que las personas sean parte de «una historia verdaderamente global».
Cómo se comparte el conocimiento sobre el comercio justo
Los usuarios de Facebook podrán ver sus fotos de perfil en la película y compartirla con sus amigos
El spot se actualiza de forma dinámica. Al menos, éste es el objetivo. Los usuarios de Facebook que lo vean y lo compartan, explica Fairtrade España, podrán insertar su foto de perfil en la primera secuencia de la película y en una de las páginas del citado libro. Esto es posible gracias a las herramientas creadas por los impulsores de la iniciativa.
La difusión se consigue cuando se acepta que la película figure en el muro propio y de los amigos que lo consientan. Se calcula que pueden participar en esta labor más de 100.000 personas, tantas como el número de usuarios (amigos) que apoyan en Facebook las iniciativas Fairtrade-Comercio Justo.
Normas Fairstory
Con el fin de asegurar la transparencia en el proceso de creación, para editar un vídeo personalizado es imprescindible contar con el permiso de quienes aparecen en él, ya sea su nombre o su imagen. La edad mínima de los creadores se ha fijado en 13 años, aunque si en el vídeo se cita a menores de 16 años, los autores deben tener el permiso de sus padres o tutores.
Imagen: Fairtrade España
Estas medidas se toman porque todos los vídeos son públicos, es decir, aunque se alojan en la página de Fairstory con su propia URL o dirección web y código de acceso, pueden verlos varias personas: el autor y otros usuarios con quienes lo comparta.
Del mismo, para garantizar la seguridad del proceso, quienes creen nuevos trabajos deberán conectarse a Facebook -la propia página Fairstory enlaza con esta red social- para editar cada vídeo personalizado. «Al hacerlo -añade Fairtrade España- tienen que cumplir las condiciones de uso de Facebook».
La información sobre el comercio justo se reparte en numerosos libros, folletos, vídeos o documentales para llegar al mayor número de personas y por diferentes vías. La organización Alternativa 3 ha elaborado un mapa de productores que permite conocer cuáles son las asociaciones con las que trabaja en cada país. Para los más pequeños, ha desarrollado el cuento de Petunia, una vaca que sirve para explicarles, de manera sencilla, en qué consiste el comercio justo.
Las organizaciones y tiendas de comercio justo son una fuente de información sobre esta alternativa
En los últimos meses, Intermón Oxfam ha colaborado con esta difusión mediante la reinauguración de algunas de sus tiendas. Éstas se han convertido en “un lugar de encuentro para que la ciudadanía conozca mejor el trabajo de Intermón Oxfam y comprenda la relación entre pobreza e injusticia”, explica la entidad. Los comercios han cambiado la disposición de los productos, divididos por gamas -alimentación, vestuario, artesanía, bisutería y cosmética natural- y se ha apostado por destacar las historias que hay detrás de los productos, con fotografías y testimonios de grupos productores. Así se quiere que quienes entran en las tiendas “conozcan el trabajo del campesino o artesano y sepan cómo pueden ser parte de la solución en su lucha contra la pobreza”.
La tienda de Setem en Madrid quiere ser también “escaparate y punto de concienciación” a favor de un comercio alternativo, por lo que el personal informa a los clientes sobre el origen de los productos y el proceso de elaboración de los mismos. Su objetivo es ampliar el tamaño, capacidad y oferta para apoyar a un número mayor de productores y artesanos y favorecer un consumo responsable.