El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU podría tener que racionar la ayuda alimentaria que suministra a los países pobres debido a la subida de los precios de los alimentos. Si los donantes no aportan más dinero, examinará la posibilidad de «limitar las raciones alimentarias o incluso el número de recipientes», dijo Josette Sheeran, directora ejecutiva del PMA.
La agencia de la ONU confía en no tener que adoptar esta drástica medida, pero advierte de que la fuerte subida del precio de los alimentos ha elevado en varios millones de dólares a la semana su presupuesto. Incluso las clases medias urbanas de los países en vías de desarrollo comienzan a pasar hambre por culpa de la carestía de productos agrícolas básicos como el trigo, el maíz, el arroz o la soja. «El hambre tiene de pronto un rostro nuevo», afirmó Sheeran.
A la vista de la situación, el PMA se está planteando un nuevo reto: ayudar a los países donde el problema no es la escasez de alimentos sino la carestía de los mismos.
Una comida al día
Muchas familias de las naciones en desarrollo han dejado de comer tres veces al día y lo hacen sólo una vez por culpa del encarecimiento de los alimentos. Egipto, por ejemplo, por primera vez en 20 años ha ampliado su sistema de racionamiento de alimentos. Pakistán, por su parte, ha reintroducido un sistema de cartillas de racionamiento que había abandonado a mediados de los años 80.
Y la cosa no tiene visos de mejorar. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países pobres tendrán que pagar este año un 35% más por sus importaciones de cereales, lo que elevará la factura total del año a la cifra récord de 33.100 millones de dólares y ello pese a que importarán un 2% menos.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos calcula que este año los precios de los productos agrícolas crecerán entre un 3% y un 4% tras haberlo hecho otro 4% el año pasado, la mayor subida desde 1990, cuando se encarecieron cerca de un 6%.