El último informe sobre «El estado del mundo», elaborado por el centro de estudios norteamericano Worldwatch Institute, revela que una tercera parte de la población del mundo vive en países en los que es difícil o imposible satisfacer las necesidades de agua. Además, el estudio advierte de que esa proporción se puede duplicar hasta llegar a dos terceras partes en 2005, a medida que el aumento de la población y el crecimiento económico interactúen para reducir aún más la provisión establecida de este bien.
La contaminación del agua y otras enfermedades relacionadas con ella provoca la muerte de más de 14.000 personas, básicamente recién nacidos y niños, apunta el Worldwatch. La combinación de escasez de agua, pobreza y presión demográfica, tiene como resultado la contaminación de estos caudales, añade.
Durante la última década, los países han hecho frente al problema de la escasez, teniendo en cuenta que dos terceras partes del agua van a la agricultura, mediante dos estrategias. La primera, intensificando la extracción de las reservas de agua subterráneas. Y la segunda, incrementando las importaciones de alimentos de otros países.
Hacia 1999, casi el 10% de la producción de cereales del mundo pudo cosecharse por haber bombeado agua del subsuelo a un ritmo superior al de su capacidad de recuperación, sobre todo en India, China y EE.UU. El Worldwatch Institute advierte que si no se cambian estas pautas y se logran caudales alternativos, no se conseguirá esta producción agrícola.
Mientras en los países con pocos recursos hídricos disminuye la disponibilidad de agua, aumenta enormemente la importación de alimentos en la mayoría de ellos. Así, más de la cuarta parte de los cereales, por ejemplo, van a parar a países que sufren este problema, situados en el Oriente Medio, Asia y África.
No obstante, la importación de alimentos como solución para ahorrar agua a las naciones secas es una solución que no pueden aplicar países menos ricos porque comporta renunciar a otras importaciones o eleva su deuda externa.
La población pobre es la que más padece las consecuencias de la falta de agua, señala el estudio. En 1995, más de una tercera parte de la población considerada como de renta per cápita baja por el Banco Mundial vivía en países que debían hacer frente a una escasez de agua media o alta. El resultado es que unos 1.100 millones de personas no disponen de agua potable y que casi 3.000 millones no tienen acceso adecuado a los sistemas de alcantarillado y saneamiento de aguas negras.