La Unión Europea ratificará el Protocolo de Kioto sobre reducción de emisiones que contribuyen al cambio climático antes del próximo primero de junio, en virtud de un acuerdo que ayer alcanzaron los ministros de Medio Ambiente en Bruselas. El acuerdo, que fue celebrado en varias capitales comunitarias, abre la vía a la aplicación del documento, tanto por parte de la UE en su conjunto como de los estados miembros individualmente, antes de la Cumbre de la Tierra a celebrar en Johannesburgo (Sudáfrica) en agosto.
La comisaria responsable de Medio Ambiente, Margot Wallström, destacaba ayer que, con el acuerdo ministerial, el número de naciones industrializadas que están dispuestas a ratificar el protocolo este año oscila entre 25 y 30. «Es una clara señal -dijo- de que el protocolo, con su calendario y sus objetivos legalmente exigibles, es el único marco internacional válido para combatir la amenaza de calentamiento global del planeta».
Para que el Protocolo de Kioto entre en vigor es necesario que sea ratificado por 55 naciones, entre las cuales deben encontrarse las responsables de, al menos, el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 1990. Hasta ahora, 47 países han ratificado el protocolo y, según fuentes de la Comisión, existen indicios suficientes para concluir que, antes de la cumbre de agosto, lo harán también todos los países candidatos a la adhesión a la UE y los miembros del Espacio Económico Europeo, además de Rusia, Japón y Nueva Zelanda, con lo que el objetivo del 55% de las emisiones de 1990 se habrá visto ampliamente rebasado.
Los Quince acordaron que el futuro reparto interno de los recortes de emisiones contaminantes más allá de 2012 -período de aplicación de los compromisos de Kioto- deberá hacerse por consenso, tal como fue el caso en 1998, cuando se dividió entre los Quince el compromiso de reducciones asumidos por la UE en Kioto.
Traducción a toneladas de CO2
Además, acordaron que en 2006 se hará, sobre la base de una propuesta de la Comisión Europea, una traducción a toneladas de dióxido de carbono de los porcentajes de recorte asignados a cada país, con la posibilidad de introducir nuevos elementos en el cálculo de cada cuota. Se trata de una consideración que, en el a veces complicado lenguaje de las decisiones comunitarias, podría abrir la puerta a una eventual modificación en la distribución de la carga común de recorte de emisiones contaminantes dentro de la Unión, «aunque también es posible que no», dijeron fuentes del Consejo. Esa fue la manera de abordar un problema técnico planteado por Dinamarca en cuanto a la valoración de sus emisiones contaminantes reales y el recorte que debe aplicar, después de insistir en que los cálculos que se hicieron sobre sus emisiones no fueron reales.
Con la ratificación de la UE tendrá que abrirse la vía paralela a la de cada uno de los estados miembros, que deberán haberlo hecho antes del próximo 14 de junio, con el fin de que el protocolo pueda entrar en vigor antes de la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible, que comenzará a finales de agosto en Sudáfrica.
El Protocolo de Kioto al Convenio de la ONU de Lucha contra el Cambio Climático fue aprobado en 1997 y obliga a los países industrializados a recortar sus emisiones más contaminantes en el horizonte 2008-2012 sobre la base de las que arrojaban en 1990. Ese acuerdo implica que los Quince recorten en conjunto sus emisiones de esos gases -el más nocivo de ellos es el dióxido de carbono- en un 8%, aunque con un reparto interno que permite en algún caso aumentarlas, dado que los puntos de partida son diversos dentro de la Unión. Los países que tendrían que aplicar recortes más drásticos dentro de la Unión son Luxemburgo, Dinamarca y Alemania.
En una primera reacción, la organización ecologista Greenpeace calificó de «histórica» la decisión del Consejo de Ministros. «Envía una señal clara y definitiva a todos los países del mundo sobre la seriedad de la UE acerca de Kioto», declaró un portavoz.