La mayoría de las pateras que llegan a las costas españolas lo hacen a Andalucía y Canarias. Sin embargo, este fenómeno ha comenzado a detectarse en lugares inusuales hasta ahora como Murcia y Alicante. Sólo el pasado fin de semana llegaron a estos dos puntos un total de diez pateras, cinco en cada territorio. Un hecho insólito, ya que hasta ahora no se había localizado la presencia de estos botes en la costa alicantina y, de ahí probablemente, que cuatro de estas embarcaciones fueran encontradas vacías en otras tantas playas y calas. El hecho de que hasta ahora no se hubieran descubierto cayucos en la zona, habría propiciado cierta relajación en la vigilancia, aprovechada por los ocupantes de las pateras para alcanzar la costa y huir.
Lo ocurrido este fin de semana hace pensar que las mafias dedicadas al tráfico de inmigrantes han variado las rutas de entrada a la península. Se investiga la posibilidad de que las embarcaciones sean transportadas hasta nuestro país en una especie de «buque nodriza», que estaría fondeado en alta mar y las trasladaría directamente hasta la costa levantina. No es la primera vez que se plantea esta posibilidad. En 2004 ya se localizaron varios barcos como éstos en Canarias, por lo que Alicante contará en breve con cuatro radares fijos, que servirán para controlar la inmigración ilegal.
Se investiga la llegada de pateras en «buques nodriza», que las trasladarían directamente frente a la costa levantina
Este sistema de vigilancia se unirá a la unidad móvil que opera actualmente en la costa y se plantea la posibilidad de que también empiece a funcionar en Murcia. Precisamente, esta región ya exigió en agosto «de manera urgente» un servicio de vigilancia, después de que, en tan sólo una semana, llegasen 15 pateras y 64 inmigrantes indocumentados a su litoral. A estos botes se suman los cinco detectados este pasado fin de semana. Al parecer, estas pateras llegan procedentes de Argelia, a tan sólo 200 kilómetros de Murcia, frente a los 1.400 kilómetros que hay que recorrer para llegar desde Senegal a Canarias. Esta misma razón es la que habría llevado a las mafias a fijarse en el archipiélago balear, donde apenas hace un año que comenzó a registrarse la llegada de pateras y que desde este verano dispone de dos unidades gestionadas por el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) de la Guardia Civil.
Según datos del Ministerio del Interior, hasta este mes de agosto la llegada de inmigrantes irregulares a las costas de Canarias se ha reducido en un 66,45% con respecto a los ocho primeros meses de 2006. Esta cifra supone casi el doble que el descenso registrado en el Estrecho de Gibraltar y las provincias del Mediterráneo, 37,81%, y confirmaría la preferencia de las mafias por desembarcar en lugares que nunca antes habían sido incluidos en sus rutas. En total, en 2006 llegaron a las costas españolas 39.246 inmigrantes. De ellos, 31.787 lo hicieron a Canarias y 7.456, a las costas del Estrecho.
El primer centro de Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) entró en funcionamiento en agosto de 2002 en Almería. Desde entonces, se ha implantado en prácticamente toda la costa andaluza, Canarias, Baleares, Murcia y Alicante, aunque en estos dos últimos puntos se dedica sobre todo a la lucha contra el narcotráfico. Tras la supresión de las fronteras internas en los países de la Unión Europea, el SIVE se plantea como el principal sistema de control para impedir la entrada de droga e inmigrantes irregulares al continente.
El sistema de vigilancia de la costa cuenta con radares capaces de detectar embarcaciones a 10 kilómetros de distancia
Este sistema está gestionado por la Guardia Civil y recurre a las nuevas tecnologías para desarrollar las labores de vigilancia que tiene encomendadas. El funcionamiento es sencillo. Primero, el sistema detecta cualquier elemento que se aproxime al litoral e identifica tanto el tipo de embarcación como a sus tripulantes. Ante cualquier sospecha de actuación ilegal, alerta al centro de control para que intercepte el barco y, si es necesario, solicita los servicios de auxilio correspondientes. “El SIVE permite no sólo disuadir a las mafias de este tipo de tráfico (de inmigrantes), sino también salvar muchas vidas humanas” aseguran desde el SIVE.
Los radares con los que cuenta son capaces de detectar las embarcaciones que se encuentran a 10 kilómetros de distancia. Para ello, dispone de cámaras de vídeo de gran alcance diurno y cámaras de infrarrojos que permiten la visión nocturna. Este complejo soporte técnico permite conocer exactamente el punto en el que se encuentra cualquier embarcación, así como su perfecta identificación en un radio de cinco kilómetros y la comunicación en tiempo real entre los diferentes centros de mando y control.