No hay datos disponibles sobre el número de niños soldados en el mundo, pero gobiernos o grupos armados de al menos 15 países aún reclutan menores para participar en conflictos armados. Estos niños «se ven sometidos a situaciones extremas, son utilizados como instrumentos para cometer atrocidades, sufren malos tratos, violaciones o se convierten en testigos de asesinatos», denuncian Alboan, Amnistía Internacional, Entreculturas, Fundación El Compromiso y Save the Children. Con motivo del «Día Internacional contra la utilización de menores soldados», que se celebra este domingo 12 de febrero, estas ONG reclaman programas internacionales de rehabilitación, que faciliten la reintegración y el acceso a oportunidades de educación y empleo adecuados a los niños soldado.
En 2010, más de 11.000 niños soldados fueron liberados y rehabilitados en países como Sudán, República Democrática de Congo o Myanmar. Además, se firmaron importantes planes de acción para poner fin al reclutamiento de menores soldados y para asegurar su liberación en Afganistán, Chad o Costa de Marfil. De igual modo, 142 países han ratificado ya el Protocolo facultativo relativo a la participación de niños en conflictos armados de Naciones Unidas, «la herramienta jurídica de protección más importante para los menores en conflicto», señalan las ONG.
Además de la prevención y de la desmovilización, «la rehabilitación y la reinserción de los menores soldados es una dimensión fundamental para luchar contra esta realidad», reivindican las organizaciones humanitarias. Las secuelas tanto psíquicas como físicas derivadas de la participación en un conflicto afectan a los niños, y tienen un impacto tanto en su futuro personal como en el de las comunidades en las que viven y en sus posibilidades de desarrollo. Una vez se desmoviliza a los menores soldados, «se ha de trabajar tanto en su rehabilitación física y psicológica como en su reinserción en el ámbito de la familia y en el de la comunidad», explican.
«El trabajo para luchar contra el uso de niños en conflictos armados es a largo plazo y depende de la existencia de recursos para los proyectos de rehabilitación y reintegración. Estos programas han de ponerse en marcha sin esperar la finalización del conflicto, y han de promover el apoyo familiar y comunitario a los menores soldados para que vuelvan a formar parte de la sociedad de la que fueron desarraigados a través de su reclutamiento», señaló María Calderón, exresponsable de un centro de rehabilitación de menores soldados en República Democrática del Congo de Entreculturas. Las ONG defienden que la educación constituye una herramienta fundamental de la reintegración, sea como formación básica o bien como formación profesional, al permitir incrementar sus conocimientos y sus oportunidades de empleo, y contribuir a su desarrollo personal y comunitario.