La convivencia, la tolerancia y el rechazo a la violencia son valores asociados a las formas más desarrolladas de democracia. Su asentamiento en la sociedad depende de diversos factores y, pese a la relevancia que ostentan, en la mayoría de ocasiones su empleo se queda tan sólo en grandes palabras. Con el fin de poner los medios necesarios para que estos términos no se queden en el campo de la retórica y se conviertan en una referencia real, el Gobierno ha promovido la Ley de Fomento de la Educación y la Cultura de la Paz, en vigor desde el mes de diciembre. Esta norma -amparándose en el punto a.2 del Programa de Acción sobre una Cultura de la Paz, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999- establece una serie de medidas destinadas al ámbito educativo y de la investigación,
Esta norma establece una serie de medidas destinadas al ámbito educativo y de la investigacióncon el objeto de establecer la cultura de paz y no-violencia en la sociedad española.
El texto se compone de cuatro artículos. En el primero se señala que España resolverá sus controversias internacionales de conformidad con la Carta de Naciones Unidas y los demás instrumentos internacionales-de los que es parte, colaborando en el fortalecimiento de la Paz y la Seguridad Internacional, la Cooperación y los Derechos Humanos. Se recalca que el Gobierno promoverá la paz a través de iniciativas de solidaridad, culturales y de investigación, de educación, de cooperación y de información. Para esos fines, el Gobierno establecerá mecanismos de colaboración con las comunidades autónomas, las entidades locales, así como con otros entes y organismos del propio Estado. Asimismo, y con el mismo objetivo, establecerá convenios de colaboración con los organismos internacionales, entidades y ONGs más significativas en el ámbito de la paz.
En el artículo 2 se indican las medidas que debe realizar el Gobierno para materializar la cultura de paz. A este respecto, se incide en la educación como el principal instrumento para lograrlo. Así, la norma indica que se promoverá que en todos los niveles del sistema educativo, tanto en Primaria, Secundaria como en enseñanzas universitarias, las asignaturas se impartan de acuerdo con los valores propios de una cultura de paz. Del mismo modo, se potenciará la creación de asignaturas especializadas en cuestiones relativas a la educación para la paz y los valores democráticos.
También se impulsará, desde la óptica de la paz, la incorporación de los valores de no violencia, tolerancia, democracia, solidaridad y justicia en los contenidos de los libros de texto, materiales didácticos y educativos y los programas audiovisuales destinados al alumnado. Además se reclama la inclusión como contenido curricular de los programas de educación iniciativas de educación para la paz a escala local y nacional.
Las medidas no se reducen a los jóvenes. La ley aboga por combinar la enseñanza dentro del sistema educativo con la promoción de la educación para la paz para todos y durante toda la vida mediante la formación de adultos en los valores mencionados.
En el ámbito universitario apuesta por colaborar con la Organización de Naciones Unidas en la promoción de Institutos Universitarios Especializados
En el ámbito universitario apuesta por colaborar con la Organización de Naciones Unidas en la promoción de Institutos Universitarios Especializadosy de la formación especializada de hombres y mujeres en técnicas de resolución de conflictos, negociación y mediación.
La ley indica que el Gobierno creará los mecanismos de consulta periódica con la sociedad civil y la vinculada y asociada con los movimientos de la Paz para el adecuado cumplimiento de las disposiciones contenidas en ella.
En el artículo 3 se indica que el Gobierno otorgará ayudas para la realización de estudios e investigaciones en materia de paz, y promoverá el reconocimiento de las iniciativas sociales y de los medios de comunicación a favor de la paz. El último artículo, el cuarto, establece la promoción de acciones y actuaciones necesarias para desarrollar los contenidos de las Convenciones internacionales sobre la eliminación de toda forma de discriminación racial, discriminación contra la mujer y discriminación derivada de la orientación sexual, además de iniciativas para contribuir a la desmovilización y reintegración en la sociedad de menores implicados en conflictos.
La norma dispone además que, en el marco de la proclamación por la Asamblea General de la Naciones Unidas de la década 2001-2010 «Decenio Internacional de la promoción de una cultura de no violencia y de paz en beneficio de los niños del mundo», el Gobierno buscará el desarrollo de iniciativas concretas en materia de cultura de paz en plena coordinación con las organizaciones de Naciones Unidas para la para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y para la infancia (UNICEF). Del mismo modo, recoge que España formalizará -en el plazo más breve posible- la adhesión a la Agenda de La Haya para la Paz y la Justicia en el Siglo XXI.
Este problema de inmigración es uno de los que más ha evolucionado.
La Ley de Fomento de la Educación y Cultura de paz no nace de manera arbitrariaTal y como se recoge en la exposición de motivos, el texto se engloba en el marco de la Década Internacional para la Cultura de Paz (2001-2010) proclamada por las Naciones Unidas. La ley, asumido el papel absolutamente decisivo que juega la educación como motor de evolución de una sociedad, pretende ser un punto de partida para sustituir la cultura de la violencia que ha definido el siglo XX por una cultura de paz que tiene que caracterizar al nuevo siglo.
La cultura de paz, según se defiende en el texto de la norma, la forman todos los valores, comportamientos, actitudes, prácticas, sentimientos, creencias, que acaban conformando la paz. Esta cultura de paz se tiene que implantar a través de potenciar la educación para la paz, la no-violencia y los derechos humanos, por medio de la promoción de la investigación para la paz, la eliminación de la intolerancia, a través de la promoción del diálogo y de la no-violencia como práctica a generalizar en la gestión y transformación de los conflictos.